En la Nota / 30 de abril de 2022

“Yo no solo canto, yo ofrezco una experiencia bacana”: Gussho

Miredvista.co

Gustavo -Tavo- Choperena es la voz principal en tres agrupaciones, Freddy Roca Tropical Orchest, con la que canta son cubano; la orquesta salsera La Bandola Music, y en su propia banda, con la que hace música tropical. Su sueño es internacionalizarse y ganar un Grammy.

Tiene talento, pasión por lo que hace y buena pinta, y él lo sabe. Por eso cuando sube al escenario deja de ser Gustavo Adolfo Choperena Ramírez, un muchacho cariñoso, familiar y tranquilo, para convertirse en Gussho, un auténtico show-man, una bomba musical que canta, baila, seduce y pone a todos a gozar.

“Cuanto estoy en el escenario yo no voy a cantar y ya: yo te ofrezco una experiencia bacana, como si estuvieras en un concierto. A mí me gusta interpretar, actuar, ofrecer un show. En tarima me desdoblo, y cuido mucho la puesta en escena, la vestimenta, todo”, explica.

Este versátil intérprete barranquillero anima hoy las más importantes fiestas y eventos locales a través de tres exitosos proyectos musicales: la Freddy Roca Tropical Orchest, con la que ofrece un show de son cubano; Gussho La Banda, su grupo, en el que interpreta tropical, salsa, merengue y uno que otro tema pop en su estilo, y La Bandola, orquesta salsera a la que ha estado vinculado en los últimos años.

Gussho es una presentación en un acto de Carnaval.

Amante de la balada ochentera, la misma que escuchaba su papá cada vez que puede (Leonardo Favio, Leo Dann, Luis Miguel…), Gussho, o Tavo, como lo llaman su familia y amigos, es hijo del reportero gráfico Tino Choperena y de Vivian Ramírez.

Es egresado de la Universidad del Norte, donde estudió dos carreras: administración de empresas (“por complacer a mi familia”, dice) y comunicación social y periodismo, “que amé desde el primer momento”, asegura. En octubre de 2016 contrajo matrimonio con Krystell Bonett, también comunicadora uninorteña, con quien tiene un hijo, Thiago, a punto de cumplir 3 años, que es la adoración de todos.

El primer contacto de Tavo con la música se dio gracias a un vecino suyo en el barrio Betania de apellido Chamorro, a quien él escuchaba tocar la guitarra en la acera de enfrente. “Un día me crucé y le dije que yo me sabía la canción que estaban tocando, El Carpintero, de Andrés Cepeda, y empezamos –él tocaba y yo cantaba- y la cosa tomó fuerza. Después empezamos a poner serenatas a los vecinos, y a la gente le gustaba mucho. La cosa mermó, pero yo quedé con la inquietud de la música. Tenía como 13 o 14 años”, recuerda.

Tavo con su papá, Tino Choperena, y con su hijo Thiago.
Con Moisés Angulo, a quien apoya en sus presentaciones en la Costa.
Con su esposa Krystell, su hijo y su mascota.

Vino la etapa en la que Tavo empezó a imitar a los grandes, y entonces comenzó a conocer más su voz y sus capacidades. En un quinceañero le presentaron a John Jairo Suárez, conocido en el medio como “Yo me llamo Tito Nieves”, quien le animó para que cantara ritmos tropicales, en restaurantes y en eventos como el Día de la Secretaria.

Ya estando en la universidad, y tras haber ganado en una competencia de karaoke en la desaparecida discoteca Cantagallo, que daba de premio un gallo, unos amigos de Uninorte que tocaban diversos instrumentos le proponen armar una agrupación, la Orquesta Kallient.

Posteriormente entró a formar parte del grupo Killao, con el que adquirió mayor soltura como intérprete. Viaja a Argentina, donde vive su mamá, y por insistencia de ella acepta participar en un reality de canto llamado “Soñando por cantar”, de gran audiencia en ese país y en el que en seis meses vivió una experiencia que él califica de inolvidable, pues le permitió ser reconocido en las calles y que lo trataran como todo un artista.

“Fue increíble, me pedían autógrafos, no me querían cobrar en los lugares a los que iba. Además, me sorprendieron llevando a mi papá con todo pago Fue una locura”, recuerda  Tavo, quien al final ocupó el segundo puesto.

Al regresar al país conoce a Jorge Luis Doria, quien se convirtió en su mentor y manager y lo llevó a grabar el CD Mi historia, de salsa-pop, con tres temas inéditos y tres covers, bajo la producción de García. Sin embargo, el disco no tuvo el eco esperado en las emisoras, por lo que el decide regresarse a Argentina, nuevamente a probar suerte.

Gussho fue uno de los artistas que amenizó la reciente boda de la influencer Andrea Valdiri, con quien aparece.

Estando allá recibió la llamada de Jorge Padilla, quien lo invita a formar parte de La Bandola, y es cuando su carrera musical da un giro y vienen los éxitos: recorre el país con la agrupación y ganan dos Congos de Oro (2015 y 2019). “Oraba mucho y le pedía a Dios que si yo era para la música que me la pusiera en el camino, y la verdad es que fueron cuatro años hermosos”, recuerda.

En 2019, Gussho grabó como solista un tema de corte urbano, My crazy love, que quedó en suspenso por la llegada de la pandemia. Sin embargo, este joven artista recarga baterías ahora en tres proyectos musicales que lo tienen feliz, como vocalista en las agrupaciones Freddy Roca Tropical Orchest, La Bandola y con Gussho La Banda, y además apoya al músico y actor barranquillero Moisés Angulo, a quien apoya en las presentaciones de La Gente del Camino, su banda, en la Costa .

De momento sueña con internacionalizarse, y seguir los pasos de sus tres grandes referentes en la música: Marc Anthony, para él el más grande en este momento; Jerry Rivera y Rey Ruiz. “Ganar un Grammy algún día es el anhelo de mi corazón, llegar a ese nivel”, dice al final. Las ganas se le notan…

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