Decoración / 26 de octubre de 2024

Cascanueces, osos polares y renos… esos ‘invitados’ que llegan a casa en Navidad

Miredvista.co

No son solo el pesebre, el árbol, la corona, las luces o las guirnaldas… los complementos también juegan un rol importante en la decoración de esta temporada.

En materia de decoración navideña más es más. Como en ninguna otra época del año, en esta los excesos en el arreglo de la casa están permitidos. Más luces, más color, más glamur, más fantasía, todo suma a la magia de una temporada festiva en la que la familia se reúne para celebrar la tradición tal vez más entrañable en el mundo occidental. A la par con los elementos que tradicionalmente usamos para impregnar nuestro hogar del espíritu navideño, están otros complementos decorativos que varían cada año según las tendencias. Por ejemplo, los cascanueces –que nunca pasan de moda—, los animales nórdicos y los renos, todos ellos adornos que simbolizan tradiciones de otras latitudes pero que en 2024 se toman nuestros hogares.

Si alguna vez te has preguntado por qué los cascanueces forman parte de la Navidad, debes saber que esto se debe a Ernst Theodor Amadeus Hoffmann quien escribió en 1816 un precioso cuento que se centra en la celebración familiar de Nochebuena: El cascanueces y el rey de los ratones. Luego, Tchaikovsky le puso música al cuento y se estrenó la semana antes de Navidad en 1892. Desde entonces, el Ballet del Cascanueces se ha convertido en una tradición navideña icónica a nivel mundial. El cuento se sitúa en Nochebuena, donde una familia alemana está ansiosa por abrir sus regalos de Navidad; allí, el mago de la celebración sorprende a la niña con un cascanueces de madera y a su hermano con el rey de los ratones. Más allá del cuento infantil, los alemanes consideran que esta figura del cascanueces atrae protección y fortaleza a las personas. En el libro de los Hermanos Grimm se menciona a este personaje como un protector de los malos espíritus. Este adorno cumple la función de partir las nueces con su mandíbula –por eso siempre es móvil—; sin embargo, muchas personas los colocan detrás de sus puertas, en los centros de mesa y en su árbol de navidad con la esperanza de que atraiga buena suerte a sus hogares. La tendencia decorativa en esta temporada prioriza los cascanueces grandes dorados y plateados, que dan un toque lujoso a la decoración. Pero al final lo que prima es el gusto personal y el estilo de la decoración.

Osos danzantes blancos, muy blancos, invaden este año los estantes de las secciones de decoración navideña de almacenes y tiendas especializadas en nuestra región. Los hay de gamuza, cerámicas, peluche, fibra de vidrio y tele, con lazos, bolitas navideñas y cascabeles en el cuello, en distintos tamaños, con posibilidades de ponerlos en el árbol, escaleras, ventanas, repisas y en mesitas de centro y auxiliares. Como muchas otras, la de los osos polares es una tradición de la Navidad que viene de Europa, más concretamente de Rumania, donde el oso es un animal casi que sagrado. De hecho, desde tiempos precristianos existe allí la creencia de que si se lograba hacer bailar a un oso en las celebraciones del solsticio de invierno, este ahuyentaría a los malos espíritus. Con el paso de los siglos, y tras amalgamarse las fiestas paganas con las religiosas, la figura del oso danzante se hizo popular en esa parte de Europa. De hecho, ese era el número favorito de quienes asistían a los circos ambulantes que tradicionalmente se armaban en el invierno y que en la Nochebuena eran muy populares. La costumbre evolucionó, de manera que hoy la gente, sobre todo los más jóvenes, se disfraza de oso danzante y recorre las calles y las casas para que les den aguinaldos. De allí, esa tierna figura ha llegado a otras latitudes, incluso a ciudades tropicales como las nuestras, en la modalidad de figuras decorativas para el árbol y demás, ideal para decorar las navidades de inspiración nórdica, esa en la que el arbolito es blanco o verde nevado, y predominan los tonos dorados, plateados y ocres.

Los renos navideños, también conocidos como renos de Papá Noel, son los emblemáticos renos domésticos que tiran de su icónico trineo mágico a través del cielo nocturno durante la noche de Navidad. Los originales ocho renos proceden del poema de 1807 A Visit From St Nicholas. Posteriormente fue añadido el noveno, tras la publicación de Robert L. May Christmas story, en 1939. Son ellos: Donner (Trueno), Blitzen (Relámpago o Rayo), Vixen (Bromista, Juguetón, Travieso), Cupid (Cupido), Comet (Cometa, Veloz), Dasher (Alegre, Brioso, Enérgico, Jactancioso, Presuntuoso o Vondín), Dancer (Bailarín), y Prancer (Acróbata, Saltarín o Pompón); y liderados por un reno llamado Rudolph (Rodolfo), siendo este el último reno en agregarse a la historia. La pieza literaria de May cuenta cómo los demás renos se burlaban de este último, dado que tenía una nariz roja y brillante. No obstante, la suerte de Rodolfo cambió cuando tuvo la tarea de iluminar el camino de Santa Claus y sus compañeros luego de que una tormenta de nieve les impidiera tener una visión óptima. Así, el nuevo miembro pasó del rechazo a la admiración de los demás, pues gracias a él, lograron cumplir su misión. La tendencia en esta temporada es lucirlos dorados, preferiblemente en parejas o tríos, de manera que aporten elegancia y glamour a la decoración navideña. No solo se usan en mesas de centro o consolas, de pie o acostados, sino que en dimensiones mayores son ideales para adornar jardines, balcones, terrazas, parques e incluso en centros comerciales.

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