La imponente ediificación de la Casa Blanca.
El reelecto presidente de los Estados Unidos, en su segundo mandato, regresa a disfrutar el lujo de la residencia oficial junto con su esposa. Como es tradición, los nuevos inquilinos harán reformas que marcarán su legado durante 4 años.
Cuando el actual presidente electo Donald Trump asumió el cargo por primera vez en 2017, su esposa Melania no se fue a vivir inmediatamente con él, sino que se quedó en Nueva York hasta que su hijo Barron, que entonces tenía 11 años, terminó el curso escolar.
Pero en este segundo mandato en el programa Fox &Friend, fue clara en afirmar: “viviré en la Casa Blanca”.
Como casi todos los mandatarios que han sido huéspedes del histórico edificio, han optado por hacer ciertos cambios en el mobiliario en alguna que otra moderna remodelación, de acuerdo a sus particulares gustos, aún no ha sido dado a conocer qué harán al respecto los Trump, especialmente Melania.
Por lo anterior, desde que fue construida en 1800, las comodidades de la Casa Blanca han ido evolucionando con el tiempo, debido a la moda cambiante y al desarrollo de la tecnología.
Siendo presidente Bill Clinton, por ejemplo, instaló un spa al aire libre, que ahora funciona con energía solar, gracias a las actualizaciones ecológicas hechas para el presidente George W. Bush.
En 2009, Barack Obama hizo colocar líneas de cancha de baloncesto pintadas en la cancha de tenis y cestas desmontables instaladas para que pudiera jugar en una cancha completa.
La primera cancha de bolos fue instalada en el sótano del ala oeste en 1947, y más tarde se trasladó al viejo edificio de la oficina ejecutiva..
Durante más de dos siglos la residencia oficial de los presidente de los Estados Unidos llegó tener 132 habitaciones, 32 baños, 28 chimeneas, tres ascensores una red de túneles subterráneos, que conecta las diferentes alas del edificio y proporciona acceso a refugios antiaéreo. Pero la lista detallada de comodidades de lujo adoptadas a lo largo de los años abarca desde los primeros aires acondicionados, donde era literalmente soplado sobre bloques de hielo hasta paneles solares instalados en la cabaña de la piscina para el presidente George W. Bush.
La Oficina Oval es la principal área de trabajo de los presidentes. Apenas llegó a ocuparla, lo primero que hizo Joe Biden fue colocar fotografías y bustos de destacados dirigentes, así como retratos familiares, como el de su hijo Beau, que murió en 2015.
Donald Trump, en su primer mandato cambió las cortinas rojas de la era Obama, por unas doradas.
La primera dama Jacqueline Kennedy, esposa del entonces presidente John Kennedy, se encargó de dirigir la decoración más extensa e histórica de la mansión. Los muebles y objetos artísticos se restauraron. Fueron seleccionados diversos períodos históricos como tema para cada sitio: el estilo ‘Federal’ para el Cuarto Verde; ‘Imperio francés’ para el Cuarto Azul; ‘Imperio Americano’ para el Cuarto Rojo; estilo ‘Luis XVI’ para el Cuarto Oval Amarillo; y estilo ‘Victoriano’ para el estudio del presidente, renombrado como Cuarto de Tratados. Se adquirieron muebles antiguos, y se encargaron telas decorativas basadas en documentos de cada periodo.
A principios del siglo XX, nuevos edificios fueron construidos en los dos lados de la mansión. El ala oriental, por ejemplo, alberga las oficinas de la primera dama, y su secretario social, también reciben la correspondencia personal, y otros miembros del personal de la Casa Blanca tienen oficinas allí. El ala oriental también incluye el teatro y sala de cine de la Casa Blanca, el centro de visitante en su entrada.
El flujo constante de dignatarios extranjeros y visitantes de alto perfil han hecho que el entretenimiento sea una parte esencial de la vida en la Casa Blanca. Desde Thomas Jefferson los presidentes se preocuparon por los servicios de comida y bebida. Jefferson instaló la primera bodega de vinos del edificio a principios de 1800 justo al oeste del edificio, según la asociación histórica. El presidente Franklin D. Roosevelt, 30 administraciones más tarde, convirtió una pequeña cocina en una despensa de vanguardia con hornos de calentamiento y múltiples refrigeradores.
Y como es tradición, hoy con los nuevos inquilinos, seguramente habrá cambios en la decoración que marcarán su legado durante los próximos 4 años, una vez se posesione Donald Trump.