1. Barranquero Ferina (Momotus subrufescens) 2. Garcita Rayada (Butorides striata) 3. Eufonia de Trinidad (Euphonia trinitatis). Fotos: Jossie Lázaro
Las 390 especies de aves registradas en el departamento son otro atractivo para entender la importancia de su conservación en zonas como Mallorquín, Gran Malecón y Usiacurí, entre otras.
La gran apuesta del alcalde Jaime Pumarejo para convertir a Barranquilla en una biodiverciudad está caminando a pasos agigantados, como lo hace una actividad en crecimiento que va de la mano: el aviturismo o avistamiento de aves.
Si va de paseo a la Ciénaga de Mallorquín observe con mucha atención la garza rojiza, y en la zona de manglares, la conirostro manglero, dos especies de aves en riesgo. La primera aparece en el Libro Rojo de Aves de Colombia, mientras que la segunda, en la categoría de “Casi amenazado”.
En otro de los símbolos de la primera biodiverciudad del país, el Gran Malecón, encontrará garzas, gaviotas y aves cantoras como papayeros, que son el deleite para quienes visitan una de las más importantes obras construidas en Barranquilla en los últimos 12 años, en donde están asentadas 55 especies, en su mayoría acuáticas.
Estos son tres ejemplos de lo que pueden encontrar en la capital del Atlántico y en otras áreas del departamento los aficionados al avistamiento de aves, actividad que está tomando vuelo en el Caribe colombiano y en el que varias empresas y colectivos trabajan para observar y conservar parte de las 390 especies asentadas en esta zona del país.
Uno de los líderes del aviturismo es Ramón Montes Quiroz, del colectivo Atlántico Birding, que comenzó su proyecto en 2016, pero como él mismo lo aclara muy orgulloso, su conexión con la naturaleza empezó desde su niñez en el barrio Ciudadela 20 de Julio.
Por eso fue guía ambiental en el Zoológico de Barranquilla, luego se vinculó al proyecto Tití Cabeciblanco, de allí al Parque Biotemático Megua y el Museo del Caribe. Montes es técnico en Gestión Ambiental en el Sena y tiene un pregrado en Ciencias Sociales. Es catedrático de Historia en la Universidad del Atlántico y un lector de tiempo completo. «Me encanta aprender y transmitir lo que aprendo», repite.
Con Atlántico Birding (@atlanticobirding) ofrece recorridos para estudiar la historia ambiental de la avifauna y su relación con el ser humano a lo largo del tiempo en Colombia, a través de una experiencia interpretativa acerca del reconocimiento de aves, explica.
Montes recomienda paseos por el bosque seco tropical en Luriza (municipio de Usiacurí), catalogado como área protegida en el 2011, basándose en la urgencia de conservar uno de los ecosistemas más frágiles e importantes de Colombia, el Bosque Seco Tropical, hábitat de un gran número de especies de fauna y flora. Pero también, se pueden deleitar con cámara fotográfica y binoculares otras poblaciones con más de 200 especies de aves en Luruaco, Piojó, Repelón, Tubará y Juan De Acosta.
En Mallorquín, la ciénaga costera más importante del Atlántico, el visitante aprende de los manglares y 140 aves playeras, acuáticas y migratorias.
Por la Vía Parque Isla Salamanca recorren senderos interpretativos sobre el agua rodeados de diferentes especies de mangle, mientras que por las ciénagas de agua dulce, se adentran en canoa por las ciénagas del Totumo y Luruaco, el Embalse del Guájaro y cuerpos de agua de la banda oriental para avistar las 150 especies de aves acuáticas que habitan el área.
“Me gusta mucho de ciencia ciudadana mediante el diálogo para que cambien la actitud con las aves, actividad que he enlazado con acciones ambientales como remoción de desechos plásticos, siembra de árboles, campañas educativas y el estado de población de aves”, cuenta.
A mediano plazo prepara una guía ilustrada de las aves del Atlántico en la que explica las características de cada especie y su nivel de riesgo.
De su trabajo como guía de aviturismo, asegura que cada día crece el número de personas, no solo del Atlántico, el Caribe y el interior que vienen a Barranquilla a observar las especies nativas y migratorias, sino del extranjero que llegan a apreciarlas.
En su trabajo lo acompaña el fotógrafo Jossie Lázaro quien se ha especializado en aves, y destaca el apoyo que en su proceso ha tenido de la CRA, Barranquilla Verde, Universidad del Norte, Alcaldía Distrital, Gran Malecón, Gobernación del Atlántico y empresas de turismo. entre muchas otras.
Se refiere a especies amenazadas como la garza rojiza y el conirostro manglero, ambas en Mallorquín, pero celebra que el proyecto del alcalde Jaime Pumarejo para rescatar la ciénaga garantizará la preservación de estas dos especies de aves.
“En Mallorquin es necesario habilitar un área de conservación teniendo en cuenta además que allí llegan aves migratorias de Estados Unidos como ocurre en este último trimestre del año con el águila pecadora y las aves playeras que durante seis meses permanecen en Mallorquín huyendo del invierno en Norteamérica. Y cuando van a reproducirse, regresan a su territorio”, explica Montes.
También aplaude el programa de siembra masiva de árboles del programa Siembra Barranquilla de la Alcaldía Distrital porque está convencido de que “sembrar árboles es cosechar aves”.
A corto plazo proyecta un vivero en Luruaco con 1.000 árboles de especies nativas como caracolí, carreto, guáimaro, higo y papaya que plantará en varios rincones del departamento.
También trabaja en cartillas pedagógica de aves enjauladas que es otra de sus preocupaciones. “Es cuestión de educar”, insiste.