En los últimos años, la Puerta de Oro de Colombia ha emergido como uno de los destinos más atractivos para la inversión en el país con una combinación de crecimiento económico e iniciativas turísticas.
A propósito de los 210 años de historia de la capital del Atlántico, el empresario y líder cívico Nicolás Renowitzky habla de las obras que se han gestado en las últimas administraciones.
Barranquilla es una ciudad cosmopolita porque el mismo origen de ella así lo muestra, en especial cuando comenzaron a llegar las familias extranjeras que le dieron ese aire de ciudad europea o estadounidense por las características de los diseños de sus casas y barrios.
De ahí nace un civismo muy interesante que, sin lugar a dudas, tuvo la ciudad durante mucho tiempo y que era referente nacional e internacional. No en vano se fundan organismos como la Sociedad de Mejoras Públicas, que hizo mucho en esta ciudad, como la idea de construir el Teatro Municipal Amira de la Rosa.
A ellos le siguieron una cantidad de movimientos cívicos que impulsaban causas altruistas que fueron muy importantes hasta los años 60 y 70.
Pero la ciudad de Barranquilla fue abriéndose como una ciudad moderna con muchas oportunidades para el desarrollo de empresas, educación e intercambio comercial.
Ese mismo auge y atractivo que tuvo Barranquilla atrajo a muchas personas de otros departamentos, especialmente de la región Caribe, cuyo desarrollo social era inferior al nuestro, y del interior del país que si bien tenían un marcado desarrollo, eran territorios violentos.
Esa especie de ‘nueva colonización’ fue haciendo que se perdiera el sentido de pertenencia, y así las personas y organizaciones cívicas fueron decayendo y desapareciendo. Sin embargo, en la ciudad hay personas, grupos de personas, empresarios y organizaciones que luchan por mantener en alto la bandera en pro de Barranquilla.
Pero no puede decirse que existan, como en el pasado, esos prohombres que amaron a la ciudad, que la defendían y le dieron el empuje que necesitó para llegar a ser una verdadera ciudad procera como lo canta su himno.
Aunque Barranquilla es una ciudad que ha sobresalido durante las dos últimas décadas en materia de infraestructura, desarrollo económico y organización, por el trabajo de sus administraciones, también es cierto que ya no cuenta con esas fuerzas vivas y liderazgo que le dieron ese valor y que daban la pelea por ella.
A propósito de la efemérides de Barranquilla este 7 de abril, cuando conmemoramos 210 años de haberse erigido en villa, conversamos con el empresario barranquillero Nicolás Renowitzky, quien se cataloga como un hombre de corazón cívico y trabajo en beneficio de la ciudad que lo vio nacer y desarrollarse como persona y como hombre de negocios.
Renowitzky y un grupo de amigos fundaron hace 20 años la Asociación Cívica ´Por Amor a Barranquilla’, la cual sigue vigente y le ha dado la oportunidad de hacer visible muchos de los hechos que dieron paso al cambio que ha tenido la ciudad. “Me considero cívico porque defiendo la ciudad a capa y espada”, afirma.
Su asociación nace durante la época en que Humberto Caiaffa era alcalde de Barranquilla y tras un análisis en que conceptuaron que la ciudad pasaba por una enorme decadencia.
“Pensábamos que eso no podía seguir y por eso se crea esa entidad, conformada por personas totalmente apolíticas”, recuerda.
Durante los primeros años fue presidente de la asociación que se reunía semanalmente para analizar qué necesitaba la ciudad y qué se podía aportar por parte de ellos.
Cuando Guillermo Hoenigsberg gana la alcaldía lo llamó para que le asesorara. Paralelo a ello, el alcalde había llamado a Armando Zabaraín para que fuera el gerente de Edubar (Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla), entonces ambos, tras una reunión entre ellos, le dijeron al recién posesionado mandatario que aceptaban la invitación pero si permitía que se adelantaran obras por valorización por beneficio general.
Su papel como asesor fue ad honorem (condición que también había puesto para aceptar), y con base en la propuesta que el alcalde aceptó se hicieron planes para grandes obras que le dieron el impulso a lo que es hoy la ciudad de Barranquilla.
“Es decir, fue en esa administración que inició el cambio que comenzó a dar la ciudad”, subraya Renowitzky.
Por ese plan de Valorización se amplió la Circunvalar desde Murillo hasta la Cordialidad, se hizo el puente de Siete de Abril, se remodeló totalmente el Paseo Bolívar, se construyó la Plaza de la Concordia, se hizo la prolongación de la Avenida Olaya Herrera hasta la glorieta del Corredor Portuario, el mega colegio Siete de Abril, que fue el primero de la ciudad, y la glorieta de la bandera de Barranquilla en la salida a Santa Marta.
Indica el empresario que esa cantidad de obras para una ciudad que solo hacía obras pequeñas, le dieron un cambio de concepto de ciudad pero que la gente no lo ha tenido en cuenta cuando habla del punto de partida a la Barranquilla de los 210 años.
Considera Renowitzky que lo que hubo fue un cambio en la política con la que se maneja la ciudad que, además, tiene la virtud de haber logrado que el Gobierno Central comenzara a trasladarle los recursos que realmente merece Barranquilla.
Así se equilibran las partidas que le llegaban a la ciudad con las de otras regiones, y que antes no llegaban por desconfianza del Gobierno Nacional, que mantenían a Barranquilla como una ciudad con poca capacidad de manejar los recursos para obras locales de gran importancia.
“Cuando se hacen obras como la Avenida al Río, el Corredor Portuario, el Gran Malecón del Río, el Eco Parque Ciénaga de Mallorquín y se habilitan las playas de Puerto Mocho, que son las únicas de la ciudad, y se implementa una alternativa de transporte férreo, similar al que existió en el pasado, se demuestra que la ciudad se ha sabido vender”.
Pero no pueden dejarse de lado proyectos como ‘Barrios a la obra’, Caminos y Pasos, y parques de recreación, que aportaron a ese cambio en sectores como Suroccidente y Suroriente y les dieron la posibilidad de tener obras con la misma calidad de las de sectores exclusivos del norte de la ciudad.
Sostiene que en el tema de parques para la recreación y el deporte, la ciudad de Barranquilla contaba realmente con el Tomás Suri Salcedo, Sagrado Corazón y Almendra Tropical porque en otros sectores existían pequeños espacios que no eran dignos para una ciudad que comenzaba a cambiar su imagen.
“Hoy tenemos 300 parque habilitados, bellísimos y bien mantenidos. Eso es un cambio enorme que ha tenido la ciudad. Y no podemos dejar de lado el programa ‘Barranquilla Siembra’, que es criticado porque la gente está acostumbrada a ponerle valor a una obra de concreto, mas desconocen la importancia que tiene la siembra de árboles para una ciudad”.
“Cuando el sector privado ve que lo público se está moviendo y que está haciendo grandes inversiones que le están cambiando la cara a la ciudad, se entusiasma y entonces invierte en la construcción de centros comerciales, de edificios, de restaurantes, etc. y eso es lo que le ha dado ese empuje a la ciudad”.
Considera que todo eso es de suma importancia para la ciudad, pero que le hace falta la pertinencia de grupos de hombres que se entreguen al trabajo de defender a la ciudad que de otra manera no hubiera perdido oportunidades que se le han ido de la mano. “Prohombres con amor por la ciudad como los de sus inicios que defendían la ciudad con su propia vida”.