Lo último / 14 de agosto de 2021

Convertir Mompox en destino de bodas, el proyecto de Hernán Zajar

Para el diseñador Hernán Zajar (foto al centro) el crochet hace parte de su ADN, lo mismo que su explosivo manejo del color en sus colecciones.

Zoraida Noriega

El reconocido diseñador momposino, uno de los pioneros en sofisticar la artesanía colombiana en las pasarelas mundiales, se propone también capacitar a gente joven de la población para que aprendan la técnica del crochet.

Hernán Zajar lleva 30 años trabajando en la industria de la moda; reinventándose cada vez no solo en el diseño, sino ideando proyectos dirigidos a impulsar los nuevos talentos de su natal Santa Cruz de Mompox,  para llegar a convertir esta población, situada a 248 kilómetros de Cartagena, en el nuevo destino de novias.

Antes de que apareciera la pandemia venía trabajando en el cambio de la imagen corporativa de una empresa bancaria, que logró materializar hace apenas un mes, lo mismo le ocurrió con los nuevos uniformes de la Policía Nacional, en el que tuvo participación.     

En el obligado encerramiento aprovechó también para hacer un curso de ilustración y de bordados de manera virtual con un grupo de mujeres de Mampuján, comunidad de Los Montes de María (Bolívar). “Para lograrlo tuve que conseguirles un computador  y así empecé a bordar horas y horas. Era pintar figuras y rebordarlas”.

Así siempre ha sido Hernán, creativo, inquieto y nunca se deja amilanar. Su trayectoria, llena de reconocimientos, lo dice todo. Aquel pequeño que cuando le dijo a su papá que quería ser diseñador de modas y no le creyó, ha vestido reinas, celebridades de la música, modelaje y el cine; ha diseñado vestuario para las producciones televisivas más importantes de la época en Colombia, sus colecciones se han paseado por pasarelas nacionales y mundiales, ha realizado líneas de zapatos, y en la industria del diseño corporativo ha hecho elementos exclusivos para la decoración del hogar.

CAPACITAR A JÓVENES

La moda fue para Zajar su obsesión desde que estaba en el colegio. “Me fui a Barcelona a estudiar, no había forma que me dedicara a otra cosa”, dice, para luego afirmar: “nunca he dejado de pensar en Mompox, ha sido siempre mi fuente de inspiración. Sobre todo en su naturaleza, arquitectura, costumbres, en sus mujeres y en los tejidos ancestrales”.

La técnica del crochet siempre estará presente en las colecciones.

“Mi adolescencia fue en Cartagena, pero mi infancia fue allí y los recuerdos, la unión y conexión con mi pueblo es muy grande. Siempre quise verlo con proyección turística internacional y cultural, como lo es hoy. Han sido como facetas; por ejemplo,  cuando empezó el Festival de Jazz, que convoca a gente de todas partes del país y el mundo, yo aproveché y lancé mi colección ahí, para cambiarle un poco la mentalidad de la gente y así vender más a Mompox”.

“Por eso, sobre el tapete tengo el proyecto para que sea también un destino para la celebración de bodas. Estoy trabajándole a eso con la alcaldía distrital. Para que el municipio no solo sea reconocido como destino cultural en calidad de Patrimonio de la Humanidad y religioso, por el fervor con que se vive allí la Semana Santa. Para ello, he propuesto capacitar a gente joven del pueblo, donde tenemos un semillero de talentos impresionante porque hay unos que dibujan y bordan de manera empírica. También debemos capacitar a los habitantes que tiene amplias casas para ofrecerlas como hospedaje como lo hacen en Cartagena”.

La paleta cromática que maneja Hernán Zajar en sus trabajos no tiene límites. Como este diseño de la colección inspirada en las palenqueras.

ANTE LOS OJOS DEL MUNDO

Hernán Zajar fue quien impuso el tejido y técnicas momposinas y del Caribe en las pasarelas internacionales, como la filigrana, que adornó con plumas y cristales e hizo aplicaciones creativas con la caña de flecha y palma de iraca, entre otros materiales elaborados por artesanos. Tal como fue la colección que presentó en el desfile Identidad Colombia en Milán (Italia), en el que participaron otros diseñadores.

Durante su trayectoria ha sofisticado el tema de las artesanías, trabajado con la cultura wayúu, con la arhuaca, con los embera y katíos, entre otras comunidades. 

Gracias a ello, las artesanías han cobrado relevancia en la moda de hoy “porque se han dado cuenta lo importante y valioso que es el trabajo manual. Es un valor agregado al diseño, pero esa manualidad hay que saberla sofisticar”.

Inspiradas en su Mompox del alma, hizo varias colecciones que reflejan vivencias. Como cuando siendo apenas un niño iba a la casa de su tía Ana y veía desde la ventana caer las flores del gran árbol de cañaguate sembrado en la puerta que tapizaban la calle. “Pensaba que estaba lloviendo flores amarillas, pero la tía me decía: ¡niño! No ves  que está soplando brisa. Eso me quedó grabado. Así nació la colección Las Cañaguateras”.

“Desde la ventana, también me recreaba viendo la gente pasar, a los vendedores ambulantes, etc. Todas esas pintorescas imágenes me quedaron grabadas toda mi vida. Pero fíjate, son inspiraciones que a uno nunca se le acaban; mira por ejemplo a Dolce & Gabbana, ellos nunca salen de Sicilia pesando en sus colecciones. Uno sigue escarbando y encontrando detalles que se vuelven como parte de uno”

EL MAESTRO DEL CROCHET Y EL COLOR

Si hay algo que ha identificado el trabajo de Zajar es el rescate del crochet, una centenaria técnica de las abuelas que estaba a punto de desaparecer. Hace parte de su ADN, como lo afirma.

Pero ninguno como él ha sabido fusionar con tanta elegancia y sutileza las más modernas tendencias de la moda actual con lo étnico, el crochet o con la famosa filigrana momposina.

A raíz de la preparación de una colección de trajes de novia en crochet que van para el mercado asiático, surgió la idea poner en marcha  la enseñanza de ese arte a las nuevas generaciones de su terruño.

En cuanto al manejo del color es todo un maestro. El color, para él, transmite, tiene un lenguaje, es alegría y energía. “Yo cierro los ojos y combino arbitrariamente. Me acuerdo que en las primeras ferias de Colomibamoda a mí me criticaban algunas de las prendas por su colorido. Cuando llegué a Bogotá todo era oscuro, azul o negro. Entonces yo dije: a mí no me importa, pero aquí la gente se tiene que poner color. No fue fácil romper con ese estereotipo en la fría capital, sin embargo, hoy en día, la moda es colorida no solamente en el trópico”.

A la pregunta cómo ve actualmente la moda en Colombia, comentó: “hemos evolucionado, la industria ha crecido mucho. Ya hay una moda que identifica a nuestro país. Los nuevos diseñadores tienen que tener sensibilidad, prepararse y estudiarla. Es un proceso largo, porque la moda es un arte, es una profesión como cualquier otra”.

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