La oscarizada actriz Zoe Saldaña, como muchas de las celebridades, desfiló con esta pieza de Thom Browne, una obra estructurada en base blanca.
Los looks que lucieron las celebridades en este tradicional evento de moda de carácter benéfico celebrado en Nueva York, volvieron a causar revuelo por la forma cómo los diseñadores interpretaron prendas en el arte de la sastrería y el dandismo negro, de acuerdo a la temática de este año.
Como todos los años, la gala del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York volvió acaparar la atención mundial. No solo por la presencia de tantas celebridades sino por los ostentosos atuendos que lucieron en ese gran encuentro benéfico siguiendo las temáticas de moda que en esta ocasión se llamó ‘Superfino: el arte de la sastrería en el dandismo negro’. Más que todo, fue una exploración de ese dandismo y su impacto en la moda masculina.
Aunque no todas las estrellas siguieron al pie de la letra el código de vestuario, los diseñadores dejaron volar su imaginación interpretando prendas a su gusto, algunos sin tener en cuenta que el rey de la noche era el color negro, las siluetas tipo sastre y grandes sombreros.
El diseñador nepalí Prabal Gurung, por ejemplo, optó por el color rosa que llevó Shakira, quien lució deslumbrante con un vestido ceñido a su escultural silueta y una larga e impresionante capa abullonada, que tuvo que ser asistida por varias personas para subir a las tradicionales escalinatas del museo. En todo caso, la creación no tenía nada que ver con el dress code de este año. Más bien todo lo contrario.
Maluma y J Balvin, los otros dos colombianos invitados, desfilaron muy orondos. El primero llevó un conjunto con chaqueta tipo gabán de Willy Chavarría y un sombrero adornado con flores, y el segundo, con una creación de Marc Jacobs, también complementó con coqueto sombrero de ala ancha.
El cantante puertorriqueño, Bad Bunny se visitó de Prada con piezas inspiradas en su cultura boricua, como el sombrero de vestería y un gran bolso en la mano.
Los accesorios, maquillajes y peinados, al estilo vintage y algunos estrambóticos, se fusionaron en los looks de cada quien para lograr un efecto impactante y llamativo.
La Met Gala es sin duda la mejor plataforma para que las celebridades vuelvan a estar en boca de los medios de comunicación mundial, y también para que las casas de moda obtengan mayor relevancia. La entrada individual por la alfombra tuvo un valor este año de $75.000 dólares.
Tras más de dos décadas de no asistir a la celebración, la cantante Diana Ross volvió a estar en el ojo mediático. A sus 81 años, causó revuelo con un espectacular diseño color blanco del nigeriano Ugo Mozie, compuesto por una capa de casi 6 metros repleta de plumas y cristales en la que fueron marcados con bordados los nombres de sus 5 hijos. Fue sin duda, un los looks más elogiados de la noche.
Muchos de los artistas recibieron la invitación de la mismísima directora Anna Wintour, la influyente editora de la revista Vogue que, como directora del evento, se encarga de elegir cuidadosamente la lista.
La mayoría de las casas de moda rentan una mesa por $350 mil dólares para que sus escogidos puedan sentarse y departir en el after-party que incluye coctel y cena formal. Eso sí, por comodidad, muchas de las estrellas se despojaron de sus incómodas capas y largas colas de sus vestidos, aunque hubo algunas que se cambiaron.
Con el dinero que se recauda en la lujosa celebración es utilizado para el Instituto de la Moda del Museo Metropolitano de Arte, que es responsable de la preservación, colección, restauración y el estudio de la vestimenta a través de la historia, y donde se mantendrá abierta una exposición del evento de este año hasta septiembre.