En 60 años de historia, el icono de los dos puntos negros y la línea curva se convirtió en el principal activo de una empresa que factura unos de US$500 millones al año.
Las caritas felices nos llegan en las cajas de hamburguesas, en los cuadernos del prescolar por una tarea bien hecha, en los aretes y dijes de moda, en las vallas publicitarias, en las pelotas de goma antiestrés y en el mundo de emojis, stickers y memes que recibimos a diario en el celular o que vemos en las redes sociales.
Pocos símbolos tan populares en el mundo como los dos puntos negros y la línea curva que representan una cara humana sonriente. Pero, ¿sabía usted que esa alegoría de lo que es una cara feliz es hoy el principal activo de una empresa que factura unos de US$500 millones al año?
¿Pero quién fue la mente detrás de este ícono del diseño? ¿Cómo una idea tan simple se convirtió en un próspero negocio? ¿Y cómo terminó en manos de alguien que no fue su creador original?
El primero en diseñar el famoso ideograma de la carita feliz fue el artista y diseñador estadounidense Harvey Ball, en 1963, por encargo de Jack Adam, vicepresidente de una compañía de seguros de Worcester, Massachusetts.
Adam le pidió a Ball crear una imagen para mejorar la moral de sus empleados en un momento difícil e incierto para la empresa. Tiempo después Ball –fallecido en 2001— habría de confesar que le tomó solo 10 minutos crearla y que le pagaron US$45, por aquella propuesta que se ha mantenido hasta nuestros días con una serie de variaciones según el estado de ánimo que se desee representar: un círculo perfecto sobre un fondo amarillo brillante y una ligera asimetría en los ojos y la boca.
“Tuve que tomar una decisión… ¿Uso un compás para dibujar la sonrisa y los dos puntos perfectos para los ojos? …Nah, hazlo libremente. Dale algo de personalidad”, explicó Ball aquella vez.
Aquel diseño empezó a ser usado en las chapas de la compañía de seguros State Mutual, cuyos empleados y clientes reaccionaron de forma entusiasta frente al primer lote de 100 chapas que empezaron a ser producidas en lotes de 10.000.
Y llegó la fama
En solo dos años, las chapas de la carita feliz habían trascendido la empresa de seguros y las llevaban desde azafatas hasta monjas. Luego fue la imagen de una campaña del banco University Federal Savings & Loan en la que se imprimieron cerca de medio millón de chapas con la carita feliz, lo que la popularizó definitivamente.
Pero no fue sino hasta que llegó a Filadelfia, a las manos de los hermanos Bernard y Murray Spain, que la carita se convierte en un valioso activo. Ellos la rediseñaron en una caja de pizza y la pusieron en todo tipo de objetos: tarjetas, pósteres, camisetas, pocillos, lámparas y un largo etcétera. Ya no les interesaba usar la carita feliz para vender seguros o préstamos, sino que vendían la carita misma, y además tramitaron los derechos de autor de la imagen registraron la carita junto a la frase Have a happy day (“Ten un día feliz”).
Por cuenta de ellos, llegó a las páginas de la revista The New Yorker en 1970 y a la portada de la revista Mad Magazine en abril de 1972.Ganaron US$2 millones en apenas un par de años cuando despegó el negocio a comienzos de los 70. A Harvey Ball, el creador original, no le interesó reclamar los derechos de autor.
En 1971 se sumó a la compleja historia de este símbolo popular Franklin Loufrani, un periodista francés del periódico France Soir, quien usó una carita bastante parecida a la de Harvey Ball para señalar las noticias positivas.
Loufrani, quien aseguró que fue él quien la inventó, era consciente del potencial económico de la carita. Fue el primero en registrarla como una marca comercial. Con la marca a su nombre, Loufrani renunció al periodismo y fundó The Smiley Company. Su estrategia para popularizar la carita en Francia consistió en entregar 10 millones de pegatinas a estudiantes universitarios.
En poco tiempo, estaban en los postes de luz y los carros de todo el país. Fueron un éxito cultural inmediato. A mediados de los 70, Loufrani y The Smiley Company empezaron a cerrar millonarios acuerdos con marcas que querían poner la carita en sus productos como Levi’s y Bonitos, los precursores europeos de los M&M’s.
Los años 80 son dorados para la empresa de Loufrani. Y para los 90, ya había registrado la carita feliz en más de 70 países (hoy The Smiley Company tiene el logo registrado en cerca de 100).
En 1996, le cedió el control de la empresa a su hijo, Nicolas, quien un año después dio el paso que volvería a la carita en parte integral de la comunicación digital: diseñó cientos de emoticones con diferentes expresiones de la carita. Sus emojis fueron las primeras representaciones gráficas de lo que antes se hacía con caracteres como los dos puntos y los paréntesis.
Hoy la empresa no gana nada con el uso de emoticones en teléfonos e internet. «Se nos escapó a nivel comercial, pero estamos contentos de haber logrado estar en el origen de un nuevo idioma», le dijo Loufrani hijo a Europe 1 en 2016.
Según la revista Smithsonian, Nicolas Loufrani ha dicho que el diseño de la carita es tan simple que ninguna persona puede afirmar haberla creado. La página web de The Smiley Company sigue diciendo que fue Franklin Loufrani quien la creó.
La carita hoy
Actualmente, los ingresos de The Smiley Company rondan los US$500 millones al año. En su página web, se venden cientos de productos, desde ropa y accesorios en colaboración con marcas de alta costura, hasta objetos para el hogar y comida y bebidas.
Con todo y eso, Harvey Ball nunca intentó registrar ni explotar comercialmente la carita. Pero en 1999 creó un Día Mundial de la Sonrisa, que se celebra desde entonces el primer viernes de octubre. “Haz un acto de bondad. Ayuda a una persona a sonreír”, le puso como lema.
Después de su muerte, en 2001, el hijo de Ball creó la Harvey Ball World Smile Foundation. En 2012, la fundación consiguió por primera vez registrar la carita feliz en Estados Unidos a su nombre (actualmente, también tienen licencia en India, Canadá y México).
The Smiley Company sigue siendo dueña de la marca sin el círculo alrededor: es decir, los dos puntos y la línea curva.