Nuestra Gente / 16 de abril de 2022

Estas son las religiosas de Barranquilla que preparan “el cuerpo de Cristo”

Las hermanas Teresa del Santísimo y Marta Cecilia Soto sostienen varias hostias recién cortadas listas para empacar.

Alix López

Desde el Monasterio Hermanas Reparadoras de Cristo se fabrican de manera artesanal 7.000 hostias por día para parroquias del Atlántico y otros departamentos de la Costa. «Hay que recibirlas con reverencia y respeto», dicen.

Así sale la lámina circular de pan seco de la máqiina. Luego se pone a reposar 24 horas para recortar del tamaño para fieles y sacerdotes.

En ese espacio cálido en el que solo se respira paz y tranquilidad, la religiosa de mayor edad del Monasterio Hermanas Reparadoras de Cristo es la encargada de seleccionar las hostias para consagrar antes de ser empacadas para las parroquias.

“Soy feliz cuando me dicen que vamos a hacer hostias. Acá en el monasterio estoy desde hace 45 años, desde el comienzo. Recuerdo que las hacíamos junto a otras dos hermanas”, recuerda Teresa del Santísimo, con una lucidez envidiable a sus 94 años, 75 de los cuales los ha dedicado a la vida religiosa.

Cuenta que solo interrumpe esta tarea cuando van a orar, pero que luego reanuda la actividad que hace “con mucho amor por nuestro Señor Jesucristo”, añade.

La abadesa Damaris Arroyo Barrios, oriunda del corregimiento de Rosario del Chengue (Magdalena) y la ecónoma Marta Cecilia Soto Toro, nacida en Argelia (Antioquia), coinciden en que a la hermana Teresa del Santísimo se le iluminan los ojos cuando le encomiendan esta tarea diaria.

Proceso de empacado.
La abadesa Damaris Arroyo enseña una hostia que luego será recortada
La hermana María Teresa Solano con tres bolsas de hostias.

La religiosa de más edad en este monasterio en la que permanecen otras 4 monjas y una novicia, recuerda que hace unos años parte de las hostias las traían desde Medellín, «pero no era lo mismo porque acá son de más calidad», añade.

Y mientras ella narra que nació en Entre Ríos (Antioquia), que se crió en Santa Rosa de Osos y que desde los 7 años ingresó a un colegio de monjas, la hermana Marta Cecilia empieza a mezclar harina de trigo de alta calidad y agua. Por varios minutos la bate hasta que no queden grumos, enciende la máquina a 140 grados y se alista para hacer la primera parte de las 7.000 hostias que a diario elaboran para diferentes parroquias no solo del Atlántico sino del Magdalena.

«La medida de los ingredientes tiene que ser exacta. Este trabajo es de mucha paciencia y tiempo», asegura, sin dejar de menear con un cucharón.

La tarea es observada por la abadesa y por otras hermanas como María Teresa Solano Manosalva, que nació en Ocaña (Norte de Santander).

«Hay que dejarlas reposar durante todo un día porque si no se parten, se dañan», explica la madre Marta Cecilia enseña una lámina circular de pan seco crujiente de 30 centímetros de donde luego se recorta «el cuerpo de Cristo».

Y aunque las religiosas viven orgullosas porque este es un trabajo artesanal ciento por ciento, gestionan la adquisición de una máquina semiautomática.

La mezcla de harina de trigo con agua se aplica sobre la máquina a una temperatura de 140 grados.

La abadesa destaca que en este monasterio, que el próximo 8 de mayo cumplirá 54 años de fundado, además de la oración permanente, otra de las formas de colaborar en el apostolado es a través de la elaboración de las hostias.

“Es para nosotras muy emocionante que durante la eucaristía los fieles van a recibir el cuerpo de nuestro Señor Jesús que acá elaboramos con todo el amor”. dice.

“Elaboramos con amor estas hostias para que el pueblo de Dios las puede tener. Entonces, cuando el feligrés recibe la hostia debe hacerlo con reverencia y respeto, hacerse la señal de la cruz con ella y no comulgar enseguida. Es el respeto que merece porque a través de ella el Señor nos va convirtiendo en esos hijos consagrados para la salvación de la humanidad”, explica.

Para la abadesa, hay muchos fieles que comulgan, pero no les llega al corazón. “Hay que abrirle el corazón al Señor porque a veces hay odios, rencores, soberbia y egoísmo”.

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