Nuestra Gente / 24 de octubre de 2020

La cantadora que se inspira en la cotidianidad

Miredvista.co

Pabla Flórez, que dirige el grupo folclórico ‘Pal Lereo Pabla’, acaba de ganar el Festival Nacional de Bullerengue en Necoclí (Antioquia).

Pabla Flórez en un encuentro con Adriana Lucía.

Pabla Flórez González, la mejor cantadora de bullerengue de Colombia, premio que acaba de recibir en el Festival Nacional de Necoclí (Antioquia), recuerda que creció escuchando los cantos de su mamá, Eulalia González, ‘la Yaya’, y de su abuela, Zenobia Pérez Hernández.

Las dos matronas cultivaron en su natal María La Baja el amor por este tradicional baile cantado, una de las más bellas expresiones folclóricas de la Costa Caribe colombiana.

En plena presentación para el evento virtual, la nueva cantadora nacional de bullerengue, que hace parte de la agrupación ‘Pal Lereo Pabla’,  recordó cuando su mamá y su abuela cultivaban la tierra mientras entonaban el tradicional bullerengue.

Pero Pabla, de 65 años, está triplemente feliz, plena, como ella misma lo asegura, porque además de su premio individual, recibió el de ‘Mejor agrupación’ a su colectivo musical ‘Pal Lereo Pabla’, mientras que Nady Palomino, igualmente integrante del grupo, ganó el reconocimiento de ‘Mejor bailarina’.

Nady Palomino logró el premio a la mejor bailarina de bullerengue.

El subdirector de la agrupación, Elquin Retamozo, destaca que este es el tercer galardón que reciben después del festival de Puerto Escondido y María La Baja.

Pabla también agradece el respaldo de la Corporación Buen Vivir, de Gustavo Cabarcas, y de la Alcaldía de María La Baja.

Asegura que este nuevo galardón es el reconocimiento a lo que ella y el resto de integrantes han hecho para rescatar y preservar la tradición.

Por eso crearon para cultivar el semillero del bullerengue la escuela Eulalia González, que por ahora funciona en la Casa de la Cultura del municipio.

Pabla, que también es compositora, confiesa que se inspira en el diario acontecer para escribir sus canciones: Gracias le doy a Dios, el arroyo se creció y Muchacha, son algunas de ellas.

Pero también le ha cantado al llanto de sus nietas o al árbol de cañandonga, que le recuerda su infancia en María La Baja. “Cuando estoy en el baño es cuando más me inspiro”, dice con una sonrisa enorme.

Del arte que lleva por las venas y que dice seguirá cultivando para preservarlo entre las nuevas generaciones, asegura que solo le ha representado satisfacción.

«Me inspiro en la malanga, en el llanto de una nieta, en el arroyo que se creció, en fin, en todo lo que me rodea»

Pabla Flórez, cantadora de bullerengue
De la agrupación hacen parte 18 personas, que además de la música tienen otras profesiones.

“He conocido muchas personas que me reconocen ese legado de nuestros ancestros, porque lo que estamos haciendo es para que la tradición del bullerengue no se muera”, dice desde su casa en el barrio El Silencio de su pueblo natal.

Cuando no está cantando prefiere leer la Biblia, escuchar noticias o sembrar en sus tierras junto a su compañero Ángel Paternina.

“Cultivo maíz, yuca, patilla, melón. Soy muy inquieta en mi casa”, asegura con enorme orgullo.

Curiosamente sus hijos, Elías, cultivador de palma; y Alexis, vigilante de una empresa privada, no cantan bullerengue, pero sí lo bailan.

“Todo el que quiera aprender de bullerengue que venga y comparto mi experiencia”, dice Pabla Flórez González mientras abre sus brazos.

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