La cantante y actriz Leonor González Mina, falleció el miércoles de muerte natural a los 90 años en un centro geriátrico.
Son la inmortal composición de Mario Gareña, “Yo me llamo cumbia”, y ‘Campesino de ciudad’, de Eduardo Cabas y Alfonso De la Espriella.
‘Yo me llamo cumbia’, una de las obras más importantes de la música colombiana, fue escrita y grabada por el barranquillero Mario Gareña, y la canción ‘Campesino de ciudad’ es de la autoría de otros dos barranquilleros: Eduardo Cabas y Alfonso De la Espriella.
Esas dos piezas musicales, por coincidencia, contribuyeron al éxito de Leonor González Mina en el mundo artístico. ‘Yo me llamo cumbia’, que surgió en la década del 60, con su suave timbre de voz la popularizó hasta tal punto, que más adelante fue objeto de numerosas versiones, entre ellas la de Totó La Momposina, Carolina La O y Sonora Dinamita.
Es la composición más emblemática de Gareña‘ que se convirtió en un himno emocionante para varias generaciones en un homenaje al género más representativo de Colombia: la cumbia.
La capacidad vocal de González Mina la llevó a interpretar diversos géneros como boleros, pasillos, bambucos, ritmos del Caribe y el currulao del Pacífico.
En cuanto a ‘Campesino de ciudad’, fue el tema con el que participó Colombia en el Festival de la OTI en 1975 celebrado en San Juan, Puerto Rico, con el que Leonor ganó el primer puesto en la categoría intérprete.
La pieza posteriormente la grabó la soprano Marta Senn y otras importantes voces colombianas, y algunas extranjeras como la española Nati Mistral.
Su letra dice: “No le canto al campesino/ quedan pocos campesinos/ No le canto a su parcela/ ni al río ni a su morena/ yo le canto simplemente porque dejó la montaña/ porque cambió su vereda por una calle asfaltada/ Y su cielo de abril, por un techo de lata/ Y su burro y su buey/ por un bus de nostalgias…
‘Mi Buenaventura’, ‘El alegre pescador’, ‘A la mina’, ‘Velo qué bonito’, “Navidad negra”, ‘Niño de color’, ‘La canoa ranchá’, ‘Chocoanita’, ‘Mi cafetal’ y ‘Tío Guachupecito’ fueron algunos de los pasillos, currulaos y porros que conformaron el extenso repertorio de ‘La negra grande de Colombia’, como acertadamente la bautizó el periodista antioqueño Hernán Restrepo Duque, considerado el máximo investigador de la música popular en Colombia, con amplio reconocimiento internacional.
Este gurú de la música, fallecido en 1991, promocionó artistas como Jaime R. Echavarría, Víctor Hugo Ayala, Jaime Llano González, Garzón y Collazos, Jorge Villamil y los dúos de Obdulio y Julián y Espinosa y Bedoya.
No solo la música corría por las venas de González Mina, también este orgullo afrocolombiano desde muy joven tuvo una fuerte inclinación por las artes dramáticas, especialmente por el teatro, llegando a participar en pequeñas obras y más adelante en varias producciones televisivas como ‘Azúcar’, ‘La viuda de blanco’ y La potra Zaina’.
Una parte de la carrera de González Mina la desarrolló en el Teatro Experimental de Cali, al lado de grandes figuras como Enrique Buenaventura y Fanny Mikey de quien era muy amiga. Precisamente, fue en el Teatro Nacional, bajo la dirección de Fanny, en el que Leonor formó parte del estelar elenco ‘Sor-prendidas’, una comedia musical que batió récords durante dos años.
Como integrante de una compañía de danzas estuvo en China, Alemania, Francia, la Unión Soviética, entre otras naciones y en calidad de cantante recorrió los escenarios más importantes con su grupo musical al cual perteneció como tamborero su hijo Candelario, quien falleció a los 35 años víctima de un aneurisma. Esa prematura muerte hizo que ella se silenciara durante 3 años.
La partida de esta artista que nació hace 90 años en Jamundí, Valle del Cauca, que saboreó las mieles del éxito recorriendo el mundo, recibiendo aplausos y reconocimientos por doquier, terminó viviendo en un centro geriátrico de Medellín, donde falleció el miércoles.