Nuestra Gente Personaje / 29 de agosto de 2020

Los García-Caballero y su poder en las redes

Augusto García y Mireya Caballero de García con su hija, la ex reina del Carnaval, Marcela, durante un eventos social en Barranquilla.

Patricia Escobar

Hay quienes dicen que Augusto, Mireya, Marcela y Camilo  son los Kardashian criollos. Ellos cuatro tienen más seguidores que muchos medios de comunicación y empresas del Caribe colombiano.

Cuatro de los miembros directos de una familia barranquillera tienen más de 700 mil seguidores en Instagram y 151 mil en Twitter.

Los García-Caballero: Augusto, Mireya, Marcela y Camilo, son considerados por algunos barranquilleros como el clan Kardashian criollo. Gran parte de su vida la comparten con sus seguidores, casi siempre en forma jocosa, y en compensación reciben miles y miles de likes y algunos pesos porque pertenecen al grupo de los influencers. Algo parecido como hace la familia norteamericana Kardashian, que a través de las redes, cuenta la vida cotidiana de su entorno.

Camilo, el influencer conocido como ‘El camus’.
Aquí, en la puerta de la residencia de la familia Escorcia a la cual ayudó en el barrio Ciudadela de Barranquilla.

Pero hay una diferencia entre la presencia de Marcela y la de Camilo en redes. La primera, exreina, es mucho más fashion, más urbana, más chistosa y hasta más familiar. En cambio @elcamus o Camilo, es mucho más filantrópico, más de mostrar la vida sencilla de los demás que la de él mismo.

Los patriarcas Augusto y Mireya se van por lo familiar. Su presencia está marcada por lo que sucede en el seno de su hogar, casi siempre de la mano de Marcela, quien fue la que los metió en el cuento de las redes sociales.

Hace cuatro años, cuando presidió el Carnaval de Barranquilla, Marcela tenía un manejo muy privado de las redes. Pero como al principio le dieron “palo” a través de ellas, la hija de Augusto y Mireya, entendió que, a través de ellas y con contenidos reales, podía defenderse. Marcela terminó el reinado como una de las mejores reinas de los últimos años, querida y conocida por muchos más a través de sus cuentas en la web. Y a partir de ese momento, encontró en las redes, la mejor forma de ejercer su profesión de Comunicadora Social.

Para ella las redes son la plataforma que le han permitido ser lo que realmente es; tener una voz, aceptarse y amarse como es y mostrar la cara amable de la vida. Comenzó a ser youtuber una vez terminó su Carnaval y se dio cuenta que tenía unos 75 mil seguidores que no quería dejar abandonados. Y se propuso usarlas para llevar alegría a muchas personas.

Sin querer queriendo, Marcela fue metiendo poco a poco a toda su familia en ese carrusel. Dice Mireya que “fue sin darnos cuenta, sin planearlo, ni prepararlo, como cuando te piden que pruebes algo y quedas enganchada de por vida”. Hoy Mireya, que sólo maneja Instagram, dice que no le dedica más de una hora diaria a la red, y que lo que busca es ver lo que sus hijos muestran a través de ella.

Augusto García y Mireya se conocieron en Bogotá en el año 77 cuando ambos estudiaban Derecho en la Universidad Javeriana. Era la época de largas conversaciones presenciales o de interminables llamadas por teléfono fijo. Ni “por ahí pensar en otra forma de comunicarnos. De pronto las cartas, pero muy pocas entre nosotros dos. Fue el teléfono fijo nuestro medio de comunicarnos cuando no estábamos juntos”, dice.

Hace 36 año contrajeron matrimonio y hoy son los padres de Laura, casada con David Luna Sánchez, abogado y político bogotano; Marcela, novia del empresario Sergio Chams, y Camilo, el niño rebelde de la familia que se ha convertido en un influenciador con gran sentido social y de ayuda a los más necesitados.

Los esposos García-Caballero son personas públicas que han desempeñado importantes cargos a nivel local y nacional. Comenzaron usando las redes como cualquier ejecutivo mayor, básicamente para asuntos de negocios, pero después de que Marcela se hizo más conocida, comenzaron tímidamente a usarlas a nivel social y poco a poco se volvieron protagonistas de la mano de ella, hasta convertirse en lo que son hoy: dos influencers adultos, las cabezas de una familia muy activa en redes.

Para Mireya lo mejor de Instagram es que es “una red amable con sus contenidos y una herramienta eficaz para ayudar a quienes lo necesitan”. Lo malo, según sus propias palabras, “es que uno puede volverse adicto o súper dependiente de ella”.

En el punto medio del uso de redes está Augusto, que sí le dedica más tiempo que Mireya a ver contenidos. Marcela y Cami, en cambio, “viven pegados” a estos medios de comunicación, pues convirtieron las redes en su ejercicio profesional, tal como lo asegura Mireya.

Para Camilo, @elcamus las redes se han convertido, en estos últimos cinco meses, en la mejor herramienta para ayudar a los más necesitados que le ha permitido conocer y vivir nuevas experiencias, acercarse más a Dios y sentir la felicidad de dar a quién realmente lo necesita.

Su iniciativa “cambiando vidas” ha hecho efecto en la suya. Y se ha extendido desde la ayuda puntual a una familia en el barrio Ciudadela 20 de Julio, hasta el apoyo a todo un corregimiento, Pital de Megua, donde logró mover más de 100 millones de pesos con el impulso a sus famosos pasteles, además de acondicionar un parque infantil y una cancha deportiva.

Los esposos García-Caballero y su hija Marcela con su empleado doméstico Lucho López, quien también maneja las redes al dedillo gracias a sus patrones.

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