Vida Cultural / 18 de mayo de 2024

Para salvar el patrimonio religioso, proponen templos como escenario para la cultura

Interior de la imponente iglesia de San Roque que, según Moisés Pineda, podría servir de escenario para actos culturales.

Miguel Utria

La idea es del gestor cultural Moisés Pineda, quien asegura que en Barranquilla y el Departamento hay más de 40 escenarios para presentación de eventos permanentes, pero que se necesita una política pública que, entre otras cosas, forme y auspicie ciudadanos amantes de las artes.

Varios templos tradicionales de la ciudad, cuyas infraestructuras se encuentran avanzado estado de deterioro, podrían salvarse si se hiciera una reestructuración de sus entornos que permitiera hacerlas más funcionales y asignarles recursos para su recuperación y embellecimiento.

Así se desprende de la conversación que tuviéramos con el profesor Moisés Pineda, quien ha dedicado  gran parte de su vida a la gestión cultural, la publicación de columnas, viaja e investigar sobre estos temas.

El gestor cultural Moisés Pineda.

En palabras del  profesor Pineda sería como “reciclar” esos templos que se han quedado sin feligresía, y ese es, en parte el motivo de su abandono y destrucción que ha llamado la atención de muchas personas, pero sin solución alguna.

Asegura que en otras partes del mundo, inclusive en otras ciudades colombianas, esos templos y conventos abandonados hoy sirven como salas de música, bibliotecas, restaurantes talleres de arte, galería o centros de eventos y exposiciones.

Enumera Moisés en su propuesta templos como el de San José, que podría integrarse a la actual sede de la Institución Educativa Distrital de Comercio, la biblioteca departamental y el parque del centenario, ubicados en pleno corazón de Barranquilla.

Así mismo el templo de Nuestra Señora del Rosario, que podría unirse en una sola unidad arquitectónica con el antiguo Colegio San Miguel del Rosario, y que actualmente funciona como una de las sedes de la Institución Universitaria de Barranquilla.

El templo Nuestra Señora del Rosario ubicada en el centro de Barranquilla.

Otro templo católico es el de la antigua parroquia de San Nicolás de Tolentino que podría hacer parte integrar de la Casa del Libro, recientemente remodelado y puesto al servicio de la ciudadanía.

PARROQUIA DE SAN ROQUE

Una intervención especial incluye esta propuesta del historiador Pineda y es la integración que se haría del templo de San Roque con la institución educativa del mismo nombre y que hacen parte del patrimonio de la comunidad salesiana en la ciudad de Barranquilla.

En este último el profesor Pineda asegura que tanto la falta de feligreses como de alumnos del colegio darán con el tiempo con el completo deterioro de ambas edificaciones.

La iglesia de San Roque, edificación de estilo Neogótico y patrimonio cultural.

Por eso cree que el Distrito podría aprovechar las instalaciones del colegio para atender allí a más estudiantes del Distrito, y en una mayor intervención civil ya bien hacer un viaducto subterráneo o un desvía de la actual autopista de la calle 30 que permita una unidad complementaria de ambas edificaciones.

Explica que con el tiempo las dinámicas de progreso y desarrollo hace que los vecindarios cambian, y las edificaciones van siendo abandonadas o reemplazadas por otras más funcionales. Es lo que sucedió con el centro de Barranquilla que pasó a ser netamente comercial e industrial por lo que los templos se quedaron sin fieles.

Y al no haber feligreses los mismos se quedaron sin recursos para su mantenimiento generando deterioro de sus estructuras que, de paso sea dicho, es costoso en materia de mantenimiento, y más cuando los mismos hacen parte del patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad.

“La idea es que el colegio funcione y que el templo haga parte del mismo, que se use como sala de eventos, de presentación culturales, de salón de exposiciones de talleres, y que ello le permita al distrito o el departamento invertirle recursos para su reparación y mejoramiento”.

Recordó que en varias ciudades del mundo, incluida Bogotá hicieron lo propio con este tipo de infraestructura y que, inclusive, en Cartagena uno de esos sitios, el antiguo claustro  de Santa Teresa que hoy funciona como hotel.

ESCENARIOS PROPICIOS

En concepto del profesor Moisés la ciudad y el departamento tienen más de 45 escenarios para eventos culturales que bien podrían hacer de Barranquilla un referente de la cultura, si se les diera el uso adecuado, se promoviera lo que allí se presenta y si la autoridad cultural promoviera, creara y administrara una verdadera política en este sentido.

Se refiere el profesor a escenarios tales como conchas acústicas, teatros, teatrinos, salones, en los que se pueden presentar eventos permanentemente, y los mismos están en colegios, las universidades, parques, entre otros sitios. Y recalca que uno de ellos como es el teatro de la Universidad del Atlántico, sede norte, no tiene nada que envidiarle a escenarios nacionales e internacionales en cuanto a su capacidad de público, su acústica y escenario como tal, pero no se promocionan eventos allí.

Y recalca que en uno de esos escenarios, más exactamente al teatro de la Sociedad de Mejoras públicas, están las sillas originales del antiguo Teatro Municipal que funcionara en el sector de la carrera 44 con calle 32, centro de Barraquilla, esquina que se identifica como el punto donde comenzó la ciudad de Barranquilla.

“Hace falta la voluntad de hacer estos espacios visibles, de organizarlos y de formar al público para que asista a las funciones. Porque los eventos son escasos y además no se promueven. Eso se logra con una política pública que además financie la asistencia a dichas presentaciones porque no es fácil pagar una boleta de 50 mil o 60 mil pesos que es lo que podría costar, y disponer de eso es complicado, en especial para nuestros jóvenes”.

Agrega que anta imposibilidad de que un muchacho con su grupo de amigos dispongan de un promedio de 90 mil o 100 pesos cada uno para este tipo de acontecimientos, los públicos para eventos artísticos y culturales cada vez serán más escasos.

El investigador cultural asegura que los espacios culturales de la ciudad y el departamento está en manos de unos pocos y no se ha la posibilidad para que la empresa privada entre a financiar a los jóvenes que se sienten atrapados, atraídos o sumergidos en el amor por la música, el teatro, la pintura, la danza y otras expresiones culturales, pero esa misma escasez de recursos para acceder a esa oferta de espectáculos los mantiene marginados y los empuja a otras cosas. “Tienen bajo su manejo del Museo de Arte Moderno, el Museo del Caribe, la Fundación Carnaval, el Museo del Carnaval y todo lo que funciona en la antigua aduana. ¿Por qué no subsidiar el ingreso a espectáculos para la clase popular? Y eso es parte de lo que debe tenerse en cuenta en una Política Pública de Cultura”

+ Noticias


Cerdo a la portuguesa
Con antipastos y encurtidos, Maília le pone sabor a la Navidad
El plisado que inmortalizó al japonés Issey Miyake
El arte se mueve en la pandemia