Personaje / 27 de febrero de 2021

“Quiero personajes que me incomoden”: Julián Román

Miredvista.co

El reconocido actor bogotano habló con MiREDVista no solo de su trayectoria, sino de su intensa actividad en redes sociales en las que, dice, busca darle voz y rostro a las víctimas. “Hago política, más no politiquería”, asegura.

Román en el rol de Alberto Aguilera, nombre de pila del cantante mexicano Juan Gabriel (izq)

Conversar con el actor Julián Román puede resultar tan divertido como hacerlo con Leo, su personaje en Los Reyes; tan serio como charlar con Alberto Aguilera (Juan Gabriel), su papel en Hasta que te conocí, o tan inquietante como hablar con el Carlos Castaño que personificó en Los tres Caínes, o con El Liso, el personaje de miedo que hizo en El General Naranjo.

A sus 43 años, Román es considerado un grandes ligas de la actuación por su rica trayectoria en el teatro, la televisión y el cine, pues a juicio de los entendidos sus actuaciones son magistrales, nunca se repite, y tiene la virtud de ser como un camaleón que se le mide a todos los retos que el personaje le impone. Por si hay dudas, basta con echarle una miradita a las 29 series y telenovelas de su trayectoria, sus 11 montajes teatrales, o las 10 películas que ha hecho en más de tres décadas de andar bregando en la actuación.

“Como decía Fanny Mikey, lo que pido a los ángeles invisibles de la luz es que siempre haya para mí un personaje o un proyecto que me incomode, que me genere tensión y que me represente un disfrute; no quiero conformarme con cualquier cosa. Como actor quiero pasarla bien, pero que me cueste”, confesó a MiREDVista en entrevista exclusiva.

Y cita a Fanny Mikey, la inolvidable directora del Teatro Nacional, pues dice que con esa compañía y con ella vivió una de sus más importantes experiencias, la obra teatral Crónica de una muerte anunciada. “Amé esa obra de teatro. Yo venía de la escuela y de hacer siempre cosas con amigos, pero con ese montaje sentí que por primera vez trabajaba con juicio. Con Fanny viajamos por todo el mundo, fuimos a Moscú, Alemania, en fin, fue maravilloso”.

Otros momentos importantes en su carrera fueron las representaciones que hizo del formidable cantautor mexicano Juan Gabriel (Hasta que te conocí) y del jefe paramilitar Carlos Castaño. “La complejidad de estos personajes me retaba a no caer en caricaturas, y por eso debí adentrarme en ellos. Lo interesante fue conocer a Alberto Aguilera, el ser humano detrás del artista, y eso hizo que me pusiera a aprender no solo el acento, sino a estudiar la historia de México en los años 50, 60 y 70 y a entender lo difícil que fue para él asumir su identidad sexual en un país tan machista”.

En el polémico rol del jefe paramilitar, Carlos Castaño.

“Con Castaño –prosigue– lo que más me dolía era no poder juzgarlo, pues siempre evité darle un editorial, una línea, un enfoque que no fuera cercano al real. Me daba angustia, miedo, rabia y no podía entender cómo alguien tan querido, que se moría por sus hijos y que el fin de semana paraba todo para irse a montar caballo con ellos, pudiera haber ordenado masacres, desapariciones, desplazamientos y ser el artífice de tanto dolor para este país”.

Dice que además con este personaje le ocurrió algo que le causó mucho dolor, y fue que un colectivo de familiares de desaparecidos con el que él había estado trabajando para que ellos reivindicaran a sus víctimas, hicieron pública una carta en la que lo cuestionaron por representar al jefe paramilitar y lo acusaron de haberlos utilizado. El actor, a su vez, les respondió también públicamente. Una cosa es Julián Román, el ser humano, y otra el actor, les dijo. Posteriormente llegó, incluso, a recibir amenazas. “Yo no reivindiqué a nadie, solo hice mi trabajo. Este triste episodio me demostró que todos los extremos son malos”, apuntó.

“POLÍTICO SÍ, POLITIQUERO NO”

En el papel de El Liso, en El General Naranjo.

Julián hace parte de esa camada de artistas que son muy comprometidos y activos en redes, y que muchas veces son tendencias por sus posturas, críticas y por su activismo en torno a causas que, en su caso, dice que tienen que ver con darle voz y rostro a las verdaderas víctimas y con darle a la vida “el valor que se ha perdido”.

A Twitter entró en 2010. “No era tan activo, pero me pegaba unas peleadas que a veces duraba hasta las 4 de la madrugada. Empecé a sentir un desgaste, porque al fin y al cabo uno no sabe con quién pelea, y bajé la intensidad. Pero en los últimos 5 años, con todo esto de los bots se llegó a unos niveles de maldad bestiales”.

El actor dice que si bien es políticamente activo, no es un politiquero. “No he estado en campañas y no acepto ninguna propuesta para llegar al Congreso o cosas así. Claro que me han invitado a hacerlo –así como si eso se regalara– y entonces entiende uno por qué es que Manguito llegó al Senado. No acepto la invitación de nadie; mi pasión es la actuación”, enfatiza.

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Admite que en medio de la polarización que vive el país, los de derecha lo llaman guerrillero y petrista, y a su vez los petristas lo tildan de “payaso”. “La gente no está contenta ni de un lado, ni del otro. Aquí se cree que mis muertos son los buenos, y que los de los otros son los malos. Démosle la importancia y valor a la vida; creo que es la herramienta para tener una sociedad más tolerante”.

¿Qué si estas posturas me han pasado factura?, se pregunta. “Imagino que esto debe estar molestando a más de uno, pero cuando se tiene una carrera sólida se pasa por encima de eso. Al estudio voy a actuar, no mezclo lo uno con lo otro. Tengo claro que mi pasión es la actuación, y que seguiré aportándole al país con obras de teatro, haciendo novelas y aprovechando mis redes personales para darle rostro a las víctimas y visibilizar a los líderes”.

A CANTAR COMO JOSÉ ALFREDO

Con su papá, Edgardo Román, en una foto de Caracol TV.

Hablando de sus inicios, Julián Román dice que era un bebé de seis meses, cuando su papá, el respetado actor Edgardo Román –célebre por su magistral interpretación de Jorge Eliécer Gaitán, entre otras– lo ‘prestó’ para la telenovela Recordarás mi nombre (1977).

Posteriormente, a los 5 años, volvió a aparecer, primero en el proyecto de unos alumnos de su papá, y después en una escena del dramatizado Dialogando. En la adolescencia, mientras cursaba 9º. 10º. y 11º., participó en su primer papel formal en El hijo de Nadia.

Julián Román y su novia, la actriz venezolana Juliette Pardau.

Recuerda que su padre de niño lo matriculó en la escuela de actuación distrital, luego lo vinculó al TPB y al final lo hizo su alumno en su academia de actuación ‘Actuemos’. Hoy Julián es maestro de arte dramático de la Universidad de Antioquia.

“Mi papá es un animal para la actuación; esa es una vaina natural en él. Cuando se para en el escenario es como si tuviera un imán para atrapar a todos. ¿Cómo lo hace? No sé, es impresionante. Él siempre me ha dicho que vea esto como una profesión, no como un hobby, y que se puede vivir de esto. Yo lo comparto plenamente, y de alguna forma eso me llevó a trabajar fuerte en el Sindicato de la ACA (Asociación de Actores)”, dice.

Agrega que el último año fue difícil para el gran maestro de actuación, pues estuvo muy enfermo con un cáncer agresivo, y durante la pandemia estuvo en el proceso de las quimioterapia. “Está ansioso por abrir su academia”, añade.

Algo que tiene muy emocionado a este actor –que desde hace 4 años comparte su vida con la actriz venezolana Juliette Pardau (protagonista de Pa quererte)– es que la próxima semana se reanuda el montaje de un musical que quedó frenado por la pandemia, titulado Chavela por siempre Vargas.

Cuenta que será en el Movistar Arenas con un aforo limitado y bajo estrictas medidas de bioseguridad y que en el mismo a él le tocará cantar en vivo con mariachis, pues dará vida al legendario José Alfredo Jiménez. “Y esto me genera tensión. ¡Es que esas son las incomodidades que tanto me gustan!”, reitera al final.

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