La palabra tiene un origen onomatopéyico, ya que el sonido de la letra ‘eme’ es uno de los primeros que balbuceo un niño aquí… ¡y en la Conchinchina!
Mamá se escribe con ‘m’ de mujer maravilla, con ‘m’ de amor. Es tan universal el sentido de esas cuatro letras, y el sentimiento que alberga, que ‘mamá’ se escribe con ‘m’ en muchos idiomas y en muchos lugares del mundo.
La Real Academia Española establece que, según su origen etimológico, la palabra “madre” viene del latín “mater” (materia, matriz) y la palabra “mamá” viene del latín “mamma” (teta) y también de “amma” (amor).
Probablemente el uso y el sentido de esta expresión coloquial se extendió debido al balbuceo infantil relacionado con términos para la madre y la lactancia, que es similar en gran cantidad de idiomas. Prueba de ellos es que en el griego antiguo “mámme” (“μάμμη”) se asemene al “mama” del quechua que hablan comunidades indígenas de Suramérica.
Lo que sí tienen claro los estudiosos de la etimología española es que la acepción “madre” es tan antigua como el idioma mismo. Se le relaciona con la acepción latina “alma mater”, que era usada en la Roma antigua para referirse, primero a la diosa madre, y después a la Virgen María.
Por ello, si usted llama en voz alta a “mamá” en Beijing, China, miles de mujeres chinas voltearán con los brazos abiertos a abrazar al hijo que clama desesperado por su madre. En ese país se dice “mama”, sin tilde, pero con igual cariño.
En los países árabes esa sagrada palabra parece una murmuración a nuestros oídos: “umm” .
En el alemán, la palabra tiene un sonido más elaborado: “mutti” es mamá y “mutter”, madre. En checo y en polaco se dice “matka”.
Y hasta en danés se dice “mamma” a la tierna mamá y “mor” a la madre.
Tan importante es esta en todos los idiomas, que ‘lengua materna’ ben alemán se le llama “mutter sprache”, y en inglés se le dice “mother tongue”.
En francés mamá es “maman” y madre es “men”; en hebreo es “ima”; en holandés, “moeder” y “mama”; y en inglés, la progenitora recibe el muy cariñoso apelativo de “mom” cuando se trata de la mamá.
“Mamma mía”, dicen los italianos, pero su cariño expresivo es igual a fin de cuentas al de los portugueses que dicen un sonoro “mai”, los rusos con su “mat”, los suecos que le dicen “mor” a la madre y “mamma” a su mamá.
Y así seguimos revisando la escritura de esa dulce palabra en otros idiomas: “mama” en kisuajeli, “umame” en zulú, “imeh” en hebreo, moder en sueco y danés, “amn” en hindi y urdu, “mitir” en griego, “mor” en noruego, “me” en vietnamés y “mu” en chino…
¿Excepciones? ¡Claro que las hay! En finlandés, a la mamá se le dice “äiti”; en húngaro “anya”, en japonés “okaasan”, en nahuatl (dialecto centroamericano) se dice “nantli” y en turco, “anne”, palabra que, sin embargo, por su sonido nasal guarda parecido con la “mamá” del español por el sonido nasal similar entre la ‘ene’ y la ‘eme’.