Empresariales / 20 de noviembre de 2021

Salomón Janna, el empresario que con sus pasteles le pone “sazón” a la gente

Desde su casa, Salomón Janna maneja el negocio y es quien le da el visto bueno a los pasteles, «que estén en su punto» en cuanto al sabor.

Zoraida Noriega

Asegura que sus productos marcan la diferencia porque su suculento sabor costeño tiene un toque árabe.

Salomón Janna es un empresario que ha hecho de todo un poco en su vida, por eso, en ese mundo de los negocios su nombre ocupa un lugar especial desde hace muchos años. Manejó arroceras, trabajó en la ganadería, en el sector automotriz y fue distribuidor de licores en el Caribe colombiano, pero hace tres años lo ‘jaló’ algo distinto: la cocina.  Con el próspero negocio de pasteles costeños hoy este barranquillero de ascendencia árabe ha vuelto a saborear las mieles del éxito.

El pastel costeño no es concebido si no lleva col como base y envuelto en hoja de bijao.

Reconoce que el arte culinario siempre le ha gustado, porque según él “al árabe por vocación y aptitud le encanta la comida y cocinar. Pienso que todo lo que uno aprende en la vida, algún día uno lo aplica en cualquier otra actividad, en mi caso es la cocina”.

En su casa, donde adaptó un espacio equipado para la preparación de comidas o alimentos, comenzó ofreciendo almuerzos para residencias y empresas. Pese a que el negocio fue creciendo tanto, el 1º de noviembre de 2018 decidió “meterle el diente” a una nueva propuesta, los  pasteles. “Lo hice por gusto y necesidad”, dice entre risas.

Parte de la producción diaria. Apenas salen de la olla «vuelan» entre la clientela.

En vista del boom que tuvo esa delicia costeña envuelta en hoja de bijao, desde entonces no ha parado. Bajo la dirección de Salomón, quien no cocina, pero como catador es quien le da el visto bueno cuando el producto tiene el sabor deseado, siete empleados se encargan de elaborar entre 100 y 200 pasteles semanales. La jornada comienza a las 6 de la mañana todos los días, excepto los domingos.

En esta olla evaporizada basculante giratoria, se cocinan los pasteles y las hayacas.

Y como un pastel criollo no es concebido sin estar envuelto en hoja de bijao, que le aporta un sabor único, el empresario cuenta con varios proveedores le llevan cantidades desde una zona apartada de Barranquilla.      

 “Ahora en diciembre se incrementa el trabajo. Hacemos pasteles permanentemente, no hay escape. Meses atrás los hacíamos para los fines de semana. Es que uno metido diariamente en este negocio no conoce días, sino meses. Y vamos en aumento, porque casi llega el Carnaval, época en que a la gente casi no le gusta cocinar. Contrario de lo que dice la canción de Dolcey Gutiérrez …’Navidad y Carnaval yo me la paso tomando’, yo me la paso cocinando”.

“¿Qué hace que el sabor de nuestros pasteles sea diferente? Pues los ingredientes. Las salsas y las especias que llevan, los detalles de cómo se cortan. Hay mucha gente especializada en hacer pasteles y que cada cual tiene su sabor, su secreto. Uno de los nuestros es el adobo especial con jugo de naranja agria”.

“La diferencia de mi producto, en relación con los demás, es porque su exquisitez es única por la combinación del arroz con las verduras, uvas pasas, alcaparra, aceitunas y hasta garbanzo. Son pasteles costeños tipo árabes”.

La mejor forma de servir un pastel es sobre la hoja de bijao para que no pierda su esencia.

Para Janna un producto de su negocio es “como una paella vestida de bijao. ¡Ah! la hoja de col, no debe faltar. Cada pastel trae porciones de proteínas, cerdo carnudo y muslo de pollo, para que el cliente tenga dos opciones apenas los abra”.

“Nuestra premisa principal es la satisfacción y el servicio al cliente. Con eso trabajamos, llamamos y les preguntamos si les gustó, o no para ver ir mejorando. Por ejemplo, yo disfruto comiéndolos. Tengo una particular forma, le echo suero costeño y no me falta el picante. Así, es una delicia.”

Para satisfacer a buena parte de la clientela también en su negocio hace parte del menú las hayacas de pollo, esas que son hechas a base de una masa especial, de harina de maíz. “Tienen un toque venezolano, porque además de verduras tienen algo dulzón”, explica Salomón, quien comenta que entre sus otras opciones, está el manejo del casino de una de las empresas, donde hace almuerzos a los empleados “porque la finalidad es seguir poniéndole sabor y sazón a la gente”.

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