Con motivo del Día Nacional del Bombero, el capitán Jaime Pérez recuerda cómo fueron sus 35 años trabajando como extinguidor de incendios.
Durante 35 años, el capitán Jaime Pérez prestó sus servicios en la institución en Barranquilla extinguiendo incendios, ascendió al grado más alto y como delegado fue fundador de las estaciones de Sabanalarga y Campo de la Cruz.
“Cuando grande quiero ser bombero”, es la respuesta que dan muchos niños a la pregunta sobre sus sueños de infancia. Esos que muchos tienen la oportunidad de hacer realidad como en el caso del capitán Jaime Pérez, quien acaba de dejar el Cuerpo de Bomberos de Barranquilla, institución a la que sirvió por 35 años.
Durante su paso por dicha institución, Pérez no solo tuvo la oportunidad de hacer realidad sus fantasías infantiles, de hacer amigos, cultivar respeto y liderazgo entre sus compañero, ascender al máximo grado dentro de la entidad y viajar a otros países, sino haber sido fundador de dos cuerpos de bomberos en el departamento e inspirar la creación de más de dichos organismos en el Atlántico.
“En mi caso sí fue un sueño de niño que gracias a Dios pude realizar, pese a que yo trabajaba en el sector privado y me iba muy bien. Pero se presentó la oportunidad de una convocatoria a la que apliqué, aprobé y entregué los mejores años de mi vida”, dijo el único capitán de bomberos que existe en el departamento, rango que no pierde por el hecho de gozar ahora del uso de buen retiro.
Jaime Pérez es oriundo del corregimiento de Martillo, jurisdicción del municipio de Ponedera, en el centro del Atlántico. Sin embargo su crianza y el desarrollo de sus estudios se realizaron en Barranquilla.
Recuerda el capitán que con escasos 9 años, se presentó una emergencia en el sector del barrio El Campito de Barranquilla, donde vivía, por unos cables eléctricos que presentaron corto y se produjo un estallido de los mismos generando llamas que alarmaron a la comunidad.
‘SUPER HÉROES’
“La gente corría y se escondía para ponerse a salvo, había mucha confusión y llamaron a los bomberos. Yo sentía mucha admiración por ellos y cuando llegó el carro, eso fue una emoción grande la que sentí. Porque para mí ellos eran como unos súper héroes de carne y hueso. En ese momento, ellos generaron en mí paz, tranquilidad y seguridad. Y dije que sería un bombero para ayudar a salvar vidas”, afirma el capitán. Corría el año 1969.
Fue en 1989, mientras trabajaba en la empresa privada, que se abrió convocatoria para vincular personal al Cuerpo de Bomberos de Barranquilla. El ingreso a la institución se dio en febrero como bombero raso, pero comenzó un proceso de capacitaciones que pronto le dieron el grado de teniente y siguió escalando hasta llegar a capitán.
“En ese entonces había unas máquinas que fueron adquiridas en el año 1966, las cuales estuvieron en servicio hasta 2011 cuando llegaron las nuevas, con alta tecnología, que aún existen en la institución”, apunta Jaime Pérez.
Recuerda el capitán que en dicha época las condiciones de trabajo no eran las mejores para una ciudad como Barranquilla, no había dotación para los efectivos, combustible para los carros, y en ocasiones ni para comer porque los pagos se retraban hasta por cinco o más meses.
“Los bomberos trabajábamos con las uñas, los uniformes eran donados por la Segunda Brigada, de los que iban dejando los soldados que terminaban de prestar su servicio militar, lo mismo que las botas, y en ocasiones llenaban los tanques de gasolina en estaciones sin tener para cancelar el combustible”.
Asegura el capitán Pérez que entre los amigos que ganó en la institución están los periodistas de la ciudad con quienes siempre tuvo buena relación. Y recuerda de manera especial al desparecido Gabriel Forero San Miguel, quien como bombero voluntario en una ocasión les llevó almuerzo a los hombres que estaban en turno y que por falta de pago no tenían dinero para alimentarse.
“El señor Forero era un periodista que todos los días nos llamaba para saber cómo íbamos, y cómo estaba la ciudad en materia de reporte de emergencias. En una ocasión nos tocó atender un incendio en el centro, en plena madrugada, y hasta allá llegó él a grabar con su voz lo que sucedía. Era un señor muy especial, y siempre que tengo la oportunidad de recordarlo lo hago con mucho cariño, admiración y agradecimiento”.
EL ASCENSO
En 2008 la Dirección Nacional de Bomberos le concedió el grado de capitán, máxima dignidad de un bombero según las normas del sector, ello tras haber superado los 20 años en el grado de teniente que el ostentó por 23.
El grado de las personas después del curso y las pruebas de aprobación es la de bombero, luego sigue el de cabo, que por lo general son los motoristas, es decir quienes conducen las máquinas. Posteriormente se asciende a sargento, teniente y capitán. Él llegó al grado de capitán en reconocimiento a su largo recorrido como teniente. Aunque su vinculación con el Cuerpo Oficial de Bomberos de Barranquilla termina con su retiro, su grado y experiencia le da la oportunidad de ser asesor en cualquier estación de bomberos voluntarios del país.
El capitán asegura que cuando se vinculó al organismo de socorro en Barranquilla solo había dos estaciones, La Loma, ubicada en el sector de Barranquillita y la estación central conocida como Once de Noviembre. Había unos 30 hombres, mismos con los que se trabajó hasta 2011 cuando se comenzaron a construir nuevas estaciones y se abrieron nuevas plazas para más personal.
En la actualidad existen las estaciones de La Loma, Once de Noviembre, Las Flores, El Edén, Ciudadela 20 de Julio y La 17, ubicadas en cada una de las localidades. Todas bien dotadas con alta tecnología y las máquinas adecuadas. En el caso de Las Flores la misma cuenta con comedor, cocina, sala de conferencias, y alojamiento privado para hombre y para mujeres. En la estación central u Once de Noviembre funcionan las oficinas administrativas del organismo de socorro.
Afirmó que el alcalde Alejandro Char, quien administraba la ciudad entonces abrió el espacio para que hijos de los bomberos se capacitaran para que a futuro heredaran los cargos de sus padres. De hecho, entre los 178 miembros que hoy conforman la institución, la gran mayoría son hijos de antiguos bomberos. Entre los socorristas hay 14 mujeres, según el capitán Pérez.
A lo largo de sus años de servicio, el capitán Jaime Pérez, estuvo como bombero delegado en el departamento del Atlántico en dos oportunidades. En estas ocasiones trabajó como fundador de los cuerpos bomberos de Campo de la Cruz y Sabanalarga, llegando a ser el primer comandante de este último.
“Siendo delegado se presentó un incendio en un estadero de Sabanalarga y como allá no había bomberos fuimos con una máquina de Barranquilla, pero al llegar ya todo estaba consumido. Al día siguiente en la Asamblea departamental de la mano del gobernador de entonces, Ventura Díaz, dialogábamos con los diputados para tramitar recursos que permitieran invertir en cuerpos de bomberos para los municipios, y comenzamos las reuniones y discusiones”.
EN ATLÁNTICO
En ese entonces existían estaciones en Soledad, Malambo y Puerto Colombia, posteriormente se construyeron cuerpo de bomberos en Sabanagrande, Juan de Acosta, Polonuevo, Tubará y Usiacurí.
De los sucesos que le tocó atender hay algunos que lo llenaron de satisfacción, otros le dejaron marcado en los recuerdo y algunos le generan tristeza por lo dramático del momento.
“Aunque en un comienzo fueron tiempos difíciles, esos años los trabajamos con amor por la institución y agradecidos con Dios por habernos hecho realidad un sueño. Soy un hombre creyente y agradecido con Dios. Por fortuna ahora todo es diferente y las condiciones salariales para el personal son más dignas, pues el organismo depende de la Alcaldía. A los socorristas se les paga puntual y los sueldos son muy buenos, muchos tienen carro, y los que menos tienen, cuentan con una motocicleta como vehículo para movilizarse”.
Según datos históricos el Día Nacional del Bombero se instituyó en Colombia según la resolución 0661 de 2014, y la fecha del 11 de noviembre tiene su origen por la actuación del primer grupo de ciudadanos organizados para combatir los incendios en Cartagena de Indias durante la gesta de su independencia.
Tras 16 años como comandante, haber sido de los pocos en salir pensionado en ese cargo y recordar con amor el 11 de noviembre como el Día Nacional del Bombero, el capitán Jaime Pérez dice desconocer quién lo reemplazará en la comandancia, pero espera que sea alguien entregado, humilde, abierto a la gente, amable con los periodistas y defensor de los derechos de hombres y mujeres que dedican su vida a arriesgarse para salvar a los demás.