A propósito del premio Oscar como Mejor Película Animada a la cinta Disney inspirada en la historia, la geografía y la cultura colombiana, MiREDVista hace un recorrido por la trayectoria del reconocido dramaturgo, actor, letrista y compositor neoyorquino de raíces puertorriqueñas.
Diez obras teatrales –en su mayoría exitosos musicales de Broadway—; 15 películas y 31 series de televisión en las que ha participado como libretista, guionista, productor, director, editor, cantante y/o compositor, hacen parte de la huella que ya ha marcado, a sus 42 años, Lin-Manuel Miranda, el creador de la hermosa banda sonora de Encanto, la obra animada de Disney que acaba de ganar el Premio Oscar como mejor cinta animada.
Esta película animada de Disney, que como casi todas las de su género sostiene gran parte de su atractivo en canciones cantadas por los protagonistas, echa mano del realismo mágico para mostrar aspectos de la historia, la geografía y la cultura colombiana.
En esta cinta Miranda compuso ocho canciones que recibieron elogios de la crítica especializada por su maestría musical, complejas polifonías y vibrantes ritmos de música latina, volviendo a poner una canción original de una película de Disney en los Billboard Top 100 después de mucho tiempo.
Dos de esas canciones fueron interpretadas conmovedoramente durante la ceremonia de los Oscar: Dos oruguitas, a cargo de Sebastián Yatra, y No se habla de Bruno, cantada por un colectivo artístico en el que estuvieron otros dos colombianos, Carolina Gaitán y Mauro Castillo.
El nombre de Lin-Manuel Mirada, neoyorquino hijo de puertorriqueños, es sinónimo de éxitos que no le caen del cielo, sino que por lo que se observa en su hoja de vida son fruto de su talento, disciplina, preparación académica y trayectoria. De allí el sinnúmero de reconocimientos que ha recibido, como los premios Pulitzer, tres Tony, tres Grammy y un Emmy; la beca MacArthur, el premio Kennedy Center Honor, un título honorario de la Universidad Yeshiva –siendo el más joven en recibir una distinción así en esa institución de New York—, y un doctorado honorario de la Universidad Wesleyana, en Connecticut.
Nacido en enero de 1980 en el barrio neoyorquino de Washington Heights, en Manhattan, Lin-Manuel se formó como dramaturgo, actor y compositor en la Universidad Wesleyana, donde se graduó en 2002.
Siendo un estudiante universitario, cofundó el grupo Freestyle Love Supreme, que actuaba y mezclaba esto con el hip hop y, en 1999, cuando estaba en segundo año, escribió el primer borrador de In the Heights, que se convirtió en un exitoso musical de Broadway. Después de que el espectáculo fuera aceptado por Second Stage, la compañía de teatro estudiantil de su universidad, le agregó números de freestyle rap y de salsa. En 2008 llegó a Broadway y el éxito no se hizo esperar: ganó un Tony a la mejor banda sonora original y al mejor musical, y un Grammy al mejor álbum de teatro musical.
Miranda es también el autor del libreto, música y letra de Hamilton, considerado un fenómeno de la cultura pop desde su estreno en Broadway, en 2015. El espectáculo obtuvo el premio Pulitzer de Drama y un Grammy al mejor álbum de teatro musical, y ostenta el récord de nominaciones a los premios Tony: fue nominado en dieciséis ocasiones y resultó ganador en once de ellas, como Mejor musical, Mejor banda sonora original y Mejor guion, entre otras categorías.
En televisión este versátil artista fue presentador de Saturday Night Live en 2016, lo que le valió su primera nominación como actor a un Emmy. Además compuso música para Stars Wars: The force awakens (2015), escribió la banda sonora de Moana (2016), para la que compuso 14 canciones de las cuales siete fueron seleccionadas para la versión final del film, y de la película animada Vivo, en la que abundan el son, el bolero, la salsa y elementos de la cultura cubana.
Miranda, casado con una exitosa abogada y padre de dos hijos, reconoce que de niño era un fanático de Disney y que películas como La sirenita, La bella y la bestia, Aladdino y el Rey León le cambiaron la vida. Y hablando de cambios, admite que sus éxitos recientes sí que se la han cambiado, tanto en Nueva York como en Puerto Rico, adonde va con frecuencia a visitar su familia.
«Hoy me reconocen un poco más en la calle. No puedo ir a La Bombonera en San Juan sin que me vean. Pero a la vez en mi vida diaria nada ha cambiado. Tengo los mismos amigos, una familia que es súper humilde. Para ellos no soy una estrella del cine o del teatro. Me dicen “córtate las uñas”, jajaja. Tengo una familia latina; eso te mantiene humilde. Lo que trato de manejar es la privacidad de mis hijos, porque ellos no se apuntaron a todo esto, a la fama. Mi responsabilidad es que tengan una vida lo más privada y normal posible», dice al final.
