El locutor, presentador Osvaldo Sampayo Covo.
El reconocido hombre del periodismo radial y televisivo, que ha estado frente a un micrófono desde los siete años de edad, cuenta cómo fueron sus inicios, los retos a los que se enfrentó y los reconocimientos que ha recibido durante su trayectoria, entre ellos el Premio Simón Bolívar.
Llegar a ser uno de los nombres más reconocidos del periodismo de radio en nuestro medio, y contar hoy con una marca propia, no son cosas que suceden de la noche a la mañana o que llegan a la vida de alguien por un golpe de suerte.
La historia de Osvaldo de Sampayo Covo, que bien podría enmarcarse en lo que es un verdadero hombre y nombre de radio, se remonta a más de 50 años de historias, anécdotas, personajes reconocidos, batallas, frustraciones y el empeño de quien está dispuesto a ir a la par de los avances tecnológicos, pero sobre de entender que no todo en la vida es fácil ni se consigue solo.
Con premios de periodismo de la talla del Simón Bolívar y el Mario Ceballos, recientemente fue galardonado con el reconocimiento a la ‘Vida y Obra’, en el marco de la entrega de premios Ernesto Mc. Ausland.
Su universidad ha sido la vida práctica que le permitió desarrollar todas las facetas del oficio radial: locutor, lector de noticias, reportero de noticias y espectáculos, grabador de cuñas, lector de promociones, presentador de eventos y hasta profesor de estudiantes de periodismo.
Osvaldo fue un enamorado de la radio casi desde la cuna, pues sus primeros recuerdos son de cuando niño ya enamorado y soñando con ese mundo, imaginándose cómo era la radio por dentro.
Era un estudiante de primeros grados de primaria, cuando escuchaba las estaciones radiales de Sincelejo, como Transmisores Sucre, la Voz de Sincelejo y La Voz de la Sabana.
“Para bien mío el vecino de la casa escuchaba las cadenas radiales y las transmisiones de la vuelta a Colombia, y yo era pendiente de cómo narraban, cómo transmitían, como se hacían los programas de la época, y me aprendí los nombre de los narradores de ese entonces. Y todo eso lo aprendí escuchando la radio de la casa vecina, porque en mi casa no había radio”, apunta Osvaldo.
SUS INICIOS RADIALES
Comenzó a hacer radio desde que estaba en primero de bachillerato, cuando dirigía y conducía su propio programa, en el colegio en Magangué, pero desde los siete años ya participaba en programas infantiles.
Era tal el amor y las ganas de hacer parte de la radio, que llegó a incursionar en campos como la declamación y el canto, pero solo para tener ese contacto de cercanía con el medio que despertaba su pasión.
De hecho, el aval para que una persona trabajara en ese medio con licencia del Ministerio de Comunicaciones no lo daba haber pasado por una facultad de comunicaciones, sino un examen de conocimientos al que él se sometió siendo apenas un estudiante de quinto año de bachillerato, el cual aprobó sin mayor dificultad por tener el conocimiento que dan los años en el medio.
“Recuerdo que fueron unas pruebas de conocimiento y cultura general, como música, compositores nacionales e internacionales, geografía, nombres de países, capitales, monedas, palabras en otros idiomas etc. Yo pasé ese examen sin haber estudiado comunicación, pero sí escuchando radio en todo momento”.
Con su familia dejan Magangué y se instalan en Barranquilla desplazados por la necesidad de abrirse camino en la vida, de estudiar y mejorar su calidad de vida.
Asegura que cuando llega a Barranquilla, a culminar los grados quinto y sexto de bachillerato, en el Instituto Pestalozzi, comenzó a trabajar en una emisora, con contrato de trabajo. Y trabajó por varios años aún teniendo tarjeta de identidad, pues la mayoría de edad se cumplía a los 21 años.
Al culminar sus estudios de bachillerato pudo haber estudiado una carrera relacionada con las comunicaciones, pues ya estaba encaminado en ello. Pero la comunicación social apenas se iniciaba en la región, y el acceso a ella era muy costoso.
“Yo trabajaba en la radio, y con mi sueldo era que se sostenía mi familia, que eran mi mamá y mi hermano que ya estudiaba en la universidad. Y por muchas ganas de estudiar que tuviera, no alcanzaba el dinero. Era demasiado costoso. Entonces entendí que la radio y las comunicaciones eran una vocación, pero la necesidad de estudiar una carrera eran eso, una necesidad”.
Al culminar su primer trabajo en una emisora radial llega a la desaparecida Radio Sutatenza, cuyo director era el también reconocido Jorge Humberto Klee, quien además era el decano de la facultad de Comunicación Social de la Universidad Autónoma del Caribe, a quien le pide ayuda para ingresar a esa carrera.
Ya Osvaldo había ingresado a estudiar licenciatura en Biología y Química, en la Universidad del Atlántico, la más cercana a Medicina, la carrera de sus sueños.
Cuando le comenta a Jorge Humberto Klee su deseo de ingresar a la carrera de Comunicaciones, el decano le manifiesta que la facultad no tiene nada de lo que él ve en su trabajo diario, es decir, una cabina de radio con todas las condiciones, programación radial, locutores, micrófonos, consolas y todo lo que había en la sede de Radio Sutantenza, quizás la mejor en ese momento en la ciudad.
“De hecho los estudiantes de comunicación del profesor Klee, en medio de sus clases iban a la emisora a vernos a nosotros hacer un programa radial. A ver cómo se hacía un libreto para un programa. Y yo, sin ser comunicador, era una especie de referencia para ellos”.
LA VOZ DE LOS COMERCIALES
Asegura Osvaldo Sampayo que Radio Sutatenza fue su universidad pues allí aprendió lo fundamental para su vida en adelante, al menos en el ámbito profesional y laboral.
Recuerda que los programas eran grabados, que antes de ser emitidos al aire pasaban por el visto bueno y crítica del profesor Klee, y aunque había locutores que ya improvisaban y hablaban ante el micrófono lo que ellos creían, en Sutatenza no se les permitía hacer programas sin libretos.
Al llegar la realización de unos Juegos Centroamericanos y del Caribe, en la década de los 70, el profesor Klee escribió una promociones para lo que buscó a Sampayo para que fuera la voz de los mismos, es cuando se inicia en esta etapa de la comunicación radial, cual es la de la promoción comercial.
Pero además fue el encargado de hacer las notas del evento para la cadena radial, lo que le permitió hacer par con reconocidos hombres de la radio del Caribe colombiano reconocidos también a nivel nacional, entre quienes recuerda a Edgar Perea, Roger Araújo, Efraín Peñate y el mismo profesor Klee.
Después de eso se le presentaron todas las oportunidades en el medio radial cuando había que cubrir un evento en la región o animar la presentación de algún reconocido artista de moda que se presentaba en uno de esos eventos.
Fue así como la cadena Sutatenza lo enviaba a festivales de la Cumbia, del Porro y otros de la región que representaron para él más y más aprendizaje, esos que muy probablemente no habría recibido si se hubiera enfilado en las aulas de la facultad de periodismo de la Uniautónoma.
En esos ires, venires y devenires se llegaron las series del béisbol profesional a la radio, y Osvaldo es escogido para que hiciera la voz comercial de las transmisiones, algo más a su carpeta de aprendizaje y experiencia en la radio, que le permitieron estar cerca de la jugada, y aunque estuvo a las puertas de incursionar en las transmisiones como tal, sintió temor de cometer errores al momento de analizar y describir una jugada.
COMO PRESENTADOR
Sutatenza y el sindicato de músicos crean un festival musical en vivo, los domingos al medio día, evento a los que pocos locutores le llamaba la atención asistir, pero por ser el juvenil del grupo, quien estaba en proceso de aprendizaje, era el escogido.
“Y en ese evento tuve la oportunidad de presentar estrellas de la talla de Leo Marini, Bienvenido Granda y Nelson Pinedo, entre otros. Y toda orquesta que venía a la ciudad, debía presentarse en un espectáculo público, y ese era el escenario escogido”.
También fue director de RCN radio a nivel local, que le dio la oportunidad de ser voz comercial de las transmisiones nacionales de la cadena, gracias al impulso que le diera José Cervantes Angulo, otro apoyo que se encontró en el camino.
Se llegó la época en la que el rector de la Universidad Autónoma del Caribe, Mario Ceballos, lo llama para que fuera el profesor de radio en la facultad de Comunicación Social. Otro reto que le ponía la vida y al que no dudó en ponerle el alma para sacarlo adelante. Paralelo a ello era presentador del noticiero Teleheraldo, que nace con el Canal Regional de Televisión del Caribe, Telecaribe.
Recuerda que no tenía ni idea de cómo afrontaría este nuevo episodio de su vida profesional. Pero al estudiar el contenido del material que debía enseñarle a sus alumnos se dio cuenta que todo no era más que lo que había vivido y visto a lo largo de su vida en la radio.
Pero ser licenciado y haber sido profesor en la universidad del Atlántico, le sirvieron para combinar una cosa con otra y salir avante en esta nueva oportunidad. Hoy recuerda con agrado que muchos de sus alumnos de periodismo incursionaron en el periodismo radial, algunos fueron sus compañeros de cabina y muchos hoy son reconocidos por su trayectoria en la radio.
Al salir de RCN monta su propio espacio radial Noticias Ya! que más que un noticiero radial, llegó a convertirse en una escuela de periodismo por la que ha pasado grandes periodista de reconocimiento en el medio periodístico y una marca que se convirtió en empresa hasta el punto que hoy es la emisora Radio Ya! Una etapa en la que se encontró con unas personas que le enseñaron la importancia no solo de la experiencia de los años, sino el trabajo en equipo y los nuevos conocimientos.
Son personas de nuevas generaciones del periodismo radial que han hecho un importante aporte a todo ese conocimiento que según Osvaldo Sampayo no acaba y que se hacen más grandes con el pasar de los días y del avance las nuevas tecnologías.
Entre esas personas cuenta a su actual esposa Jenny Ramírez, experimentada periodista radial que le ha enseñado el rigor del trabajo periodístico y el conocimiento de las nuevas formas de hacer periodismo.
Paralelo al reconocimiento a su vida y obra, la Universidad del Atlántico le hizo el reconocimiento por sus 40 años como catedrático de esa Alma Máter. Los que considera de suma importancia porque son el reconocimiento a sus dos grandes pasiones: la radio y la docencia.
Es consciente de que la radio no es la misma de cuando él se inició en el oficio, que ahora esta tiene unos grandes aliados como son las redes sociales, las nuevas tecnologías y nuevos formatos, pero siempre está en disposición de aprender y capacitarse para estar a la par de dichos acontecimientos.