Raùl Pacheco, es uno de los chef invitados para dictar talleres durante la feria gastronòmica Sabor Barranquilla.
El barranquillero Raúl Pacheco hace parte del equipo de formadores de una institución que utiliza un modelo especial de capacitación a bebés desde los primeros meses de nacido. Es uno de los talleristas invitados a Sabor Barranquilla.
Cuando Raúl Pacheco estudió cocina nacional e internacional en el Centro Inca nunca pensó que su vida profesional tomaría un giro tal que lo llevaría a ‘especializarse’ en un modelo de educación dirigido a bebés desde los seis meses de nacidos.
Cuenta el joven chef, que antes de esta experiencia ni se le pasaba por la mente vivir rodeado de pequeños, entre otras cosas, porque no es que el tema de los niños le atrajera mucho. Hoy día no solo vive encantado con ellos sino que asegura que ha aprendido a ser niño nuevamente.
Pacheco Moreno es barranquillero, tiene 31 años de edad, es casado, y tras culminar sus estudios se dedicó a la docencia, precisamente enseñando cocina, tema que no solo le gusta sino que le apasiona, y ese camino lo llevó a impartir sus conocimientos en un área que no vislumbraba, pero que le fue gustando y que hoy no duda en hablar de ello y de compartir sus experiencias.
EXPERIENCIA CON NIÑOS
Es profesor de cocina para adultos de la Fundación Empresarial del Caribe y dicta talleres en la Institución Educativa Baby Gym, que atiende a niños de entre los seis meses y cuatro años de edad bajo el modelo educativo ‘Reggio Emilia’, que consiste en explotar en los menores las capacidades y potencialidades para llevarlos a que construyan su propio conocimiento en relación con su entorno, cuidado del mismo y la distribución del espacio.
Explica el docente que el modelo educativo alternativo con el que trabaja se basa en la motivación sensorial de los pequeños a través de lenguajes creativos como la música y las artes en general, los sonidos, el movimiento, la cocina, la luz y medios digitales.
“A través de estos elementos se comienzan a estimular los pensamientos lógico-matemáticos, la graficación, el pensamiento crítico, las prácticas manuales, el desarrollo cognitivo, desarrollo sensorial, las propiedades organolépticas, lenguaje creativo, color, olor, textura y propiedades visuales”, explica.
Los niños de brazos asisten con sus padres o cuidadoras, a quienes van dirigidas las charlas. Los niños independientes, que pueden desplazarse solos, que agarran objetos por sí solos y que hablan, asisten solos a los talleres.
Agrega que todos estos conceptos así como la conexión de la cocina con el alimento llevan una transversalidad que es vivir en comunidad, y es lo que hace en su taller de cocina con los niños, los cuales se adaptan a la edad y a la capacidad que ellos tengan de captar las cosas.
Aunque durante su etapa de formación no aprendió nada relacionado con su actual trabajo, Raúl comparte labores con un grupo de profesionales especializados en el tratamiento de los niños, sus comportamientos, su manera de adaptarse al medio que los rodea, la capacidad de identificar dicho medio, etc. Y estos profesionales se han encargado de capacitarlo para adaptar sus conocimientos de cocina a la formación que imparte a sus niños.
“El estar en Baby gym despertó mi lado más humano y paterno, debido a que en mi cotidianidad compartía con más de 170 niños, de los que aprendí mucho, y eso despertó en mí el querer tener hijos. Sigo esperando en Dios que él me los permita tener junto con mi amada esposa”, aseguró Raúl, quien lleva tres meses de casado con Yuli Hernández.
Raúl es uno de los talleristas invitados a la versión 2024 de la feria gastronómica Sabor Barranquilla, en la que compartirá con los asistentes sus experiencias como docente de este método de enseñanza.
NUEVAS HABILIDADES
Explica Raúl que si bien con sus talleres los niños no aprenderán a cocinar, sí serán capaces de entender de dónde provienen los alimentos, el origen de las cosas, el papel de la tierra en lo relacionado con la producción y a identificar herramientas necesarias para esta producción, pero también a palparlos, reconocer sus formas y textura, que le permitirán tener habilidad para otras cosas como la escritura.
“En un taller de cocina se crea una experiencia, y la experiencia tiene una provocación. Entonces yo pongo, de manera provocativa un display que contenga frutas y alimentos de diferentes colores y tamaños, dimensiones y formas que llaman la atención del niño y les permita participar en la dinámica que le estamos proponiendo”, explica.
Agrega que es una experiencia guiada cuyos conceptos van dirigidos a los padres o nanas de los bebés, pero la parte práctica y aplicativa va con dirección a los menores.
“Entonces, según su lenguaje y la etapa en la que se encuentre, los niños con su sensorialidad querrá llevarse todo a la boca, y es cuando nosotros comenzamos a trabajar el desarrollo de la memoria gustativa, a través de los sabores, con diferentes alimentos”.
A parte de sus labores como docente, tallerista y asesor, Raúl también presta sus servicios de alimentación a personas que lo requieran, ya sea en cocina nacional o internacional, para eventos como bodas, cumpleaños, asados y demás.
“Mi especialidad en la cocina se basa en la enseñanza de la misma (cocina nacional e internacional), en el catering (servicio de alimentación institucional o alimentación colectiva), eventos, chef en casa y asesorías a restaurantes”.