Las ‘nonnas’ no solo diseñan el menú de Enoteca María, sino que enseñan a preparar sus platos favoritos.
Ni el restaurante más fino o afamado del mundo logra competir con la exquisita y entrañable cocina de la abuela, que nos marca a lo largo de la vida porque sabe a amor, a familia, a costumbres, a risas y anécdotas alrededor de la mesa, a domingos interminables en familia. A pechiche, a ternura, a complicidad…
A todo eso y mucho más sabe la herencia de los platos de la abuela, y es tan fuerte esa memoria gastronómica que en Nueva York, el inmigrante italiano Jody Scaravella decidió incursionar en el negocio de los restaurantes después de la muerte de su abuela María y la pérdida de su mamá, de tanto extrañar las comidas caseras que solía disfrutar con su familia.
Fue así como abrió ‘Enoteca María’ en el histórico barrio de St. George, en el distrito de Staten Island, como una forma de traer de vuelta esa sensación de hogar y comunidad frente al boom de la cocina moderna o vanguardista.
Para recuperar la cocina tradicional tomó la decisión de solo contratar abuelas para que cocinaran y armaran el menú. Pero no fue solo eso: decidió también contratar abuelas de distintos países para que sus comensales pudieran disfrutar de comidas tradicionales de otras culturas.
Y se anotó un hit, pues contrató a las mejores cocineras: abuelas reales de diferentes países, que acuden al restaurante para preparar sus platos estrellas, y que representan la gastronomía de su país de origen.
Las más de 30 mujeres ofrecen platos de países como Argelia, América, Argentina, Colombia, República Checa, República Dominicana, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Kazajistán, Corea, México, Filipinas, Polonia, Puerto Rico, Sri Lanka, Siria, Taiwán, Turquía o Venezuela.
Scaravella se dio cuenta de que igual que había hecho su abuela, muchas otras mujeres también dejaban como herencia su recetario personal: «En ‘Enoteca María’ celebramos la diversidad cultural sirviendo cocinas de todo el mundo, pero lo hacemos de la manera más singularmente auténtica posible», explica en la página web del restaurante.
Homenajear a las abuelas a través de la gastronomía no es lo único que pretende este proyecto: «Aspiramos a construir conexiones culturales a través del lenguaje universal de la cocina, y una forma en que podemos hacer eso además de comerlo, ¡es enseñándolo! Realizamos clases en las que los aspirantes a chefs pueden tener la oportunidad de aprender de las abuelas en la cocina», explica.
El objetivo de esa especie de ‘escuela’ llamada Nonnas in Training es mantener viva la transmisión de técnicas y conocimientos de una generación a otra, y de una cultura a otra. “Todos los días que estamos abiertos (viernes a domingo) tenemos una cocina internacional diferente de Nonna en Enoteca María. Enseñarán cómo hacen sus platos exclusivos en una clase de cocina diaria gratuita uno a uno. El único inconveniente es que no puedes elegir la nacionalidad del chef con el que estudiarás», aclara el fundador.
La idea de Jody Scaravella fue todo un éxito, que al día de hoy sigue en marcha, y prueba de ello son sus publicaciones en redes sociales donde presentan a las mujeres que se acercan a demostrar sus dotes culinarias, y a sus ayudantes: «Con 14 nietos, nuestra Nonna de Puerto Rico, Irene, encontró el tiempo para cocinar para nosotros hoy, con su maravillosa estudiante Grace, preparó con amor su plato insignia, Pastelón, qué afortunados somos de estar rodeados de la ¡Nonas del Mundo!», puede leerse en su última publicación.
Por un precio de 24 euros se pueden comer platos muy variados, desde comida tradicional italiana (durante todos los días), así como platos tradicionales de diferentes países (de miércoles a domingo).
Por otro lado, como muchas no tienen experiencia cocinando para grandes multitudes, estas reciben un entrenamiento previo para así poder garantizar el mejor servicio.
Además de dar un espacio a las mujeres y de conseguir que sus platos pasen, ya no de generación en generación, sino que sean conocidos por los aspirantes a chef, el fundador del restaurante tuvo otra idea: crear un libro virtual de recetas, Nonnas of the World, donde cualquier persona de todo el mundo puede subir la breve biografía de su abuela, tres fotos y una receta (escrita en su idioma nativo).
«Mi visión es que este libro se convierta en la colección más extensa de recetas de abuelas, su dialecto y recuerdos particulares, un testimonio de la cultura culinaria de la gente común de todo el mundo», señalaba su creador, Jody Scaravella.
Gracias a la idea de Scaravella las mujeres mayores han encontrado un lugar donde compartir tiempo, experiencias y conocimientos con otras personas que saben lo privilegiados que son por conocer de primera mano el recetario de otras abuelas.