Una imagen en familia captada por el fotógrafo barranquillero Andrés Ortega.
Lo que empezó con fotos para Apollo, un pug que llegó a su vida hace dos, se convirtió en un arte para este administrador de empresas barranquillero.
Después de una sesión fotográfica con un perro o un gato, Andrés Ortega Sierra regresa a su apartamento lleno de babas y pelos en su ropa y todo su cuerpo. Luego se baña y se dedica a jugar conApollo, su pug que en octubre cumplirá dos años de haber llegado a su vida y quien le hizo aflorar una de sus aficiones: la fotografía.
Recuerda que con su celular captaba los movimientos del nuevo integrante de la familia y los compartía en sus redes sociales.
Allí fue el momento en que a este administrador de empresas vinculado a una firma local empezaron a recomendarle que le dedicara más tiempo a la fotografía de animales, pero solo fueron unos meses después cuando decidió comprar una cámara Cannon M-50 y ahí despegó.
Con @andresortegaph ha captado momentos inovidables de perros y gatos, pero es una pasión que requiere de tiempo, y sobre todo, de mucha paciencia.
Explica que cada sesión puede durar hasta hora y media, por lo primero que hace es ganarse la confianza de su modelo peludo para que se sienta cómodo en un mundo que apenas empieza a explorar.
Por eso los llama por sus nombres, jueguetea con ellos y les ofrece los snacks que traen sus propietarios.
“A mí me encantan los animales porque si no fuera así no disfrutara este otro oficio que heredé de mi papá. No me importa ensuciarme de tierra, cuando son fotos en exteriores, o que me llenen de babas. Al que le de asco está en el lugar equivocado”, dice sonriente.
Para cada trabajo Andrés, con apoyo de su esposa Heidy Serna, ingeniera mecánica, visita la casa de los peludos, o si el cliente lo prefiere, van a su apartamento o se citan en un parque.
En ese momento prepara el set, las luces, el trípode y listo, a fotografiar a los amigos de cuatro patas.
Cuando no son cumpleaños, son fechas especiales como Amor y Amistad, Halloween, Navidad y Carnaval, para cada uno de los cuales prepara un escenario distinto, explica este administrador egresado de la Universidad del Norte.
Explica que teniendo en cuenta que se trata de animales, hay que trabajar con paciencia y que el perro o el gato se sientan a gusto, no presionados.
Andrés cuenta además que si bien las imágenes casuales son una de las que más gustan, cuando sus clientes aparecen en las fotos, sus seguidores aplauden que haya captado esa conexión especial.
Recuerda que desde muy niño veía a su papá Jaime Ortega armado de su cámara Cannon A-1 con la que le tomaba fotos a los paisajes, pero sobre todo a su mamá.
Hace algunas semanas don Jaime decidió regalarle esta misma cámara a Andrés quien promete guardarla como una reliquia porque además de su calidad, captó momentos valiosos de su familia cuando vivían en La Guajira.
A Andrés también lo buscan para trabajos fotográficos comerciales con marcas que venden ropa, disfraces, snaks y otos artículos para mascotas.
Por eso en los cumpleaños de mascotas tiene un set básico, según lo que quiera el cliente, pero si quiwre algo más elaborado y grande, entonces llama a emprendedores aliados para trabajar con ellos.
A mediano plazo quiere tener su propio estudio fotográfico para seguir captando instantes inolvidables aunque se llene de pelos y babas. «Esto es lo que m apasiona», confiesa.