Andreína Solórzano en el set de Caracol Noticias. Siempre ha tenido claro que lo suyo es el periodismo que estudió en su natal Venezuela.
La periodista colombo-venezolana cuenta cómo llegó a la Tv nacional, su trayectoria y retos en el oficio.*También cómo conoció a su esposo en el Carnaval de Barranquilla cuando ella bailaba en una comparsa en plena Batalla de Flores.
Andreína Solórzano nació para ser reportera; siempre le ha gustado estar en la calle, hablar con la gente, buscando sus propias fuentes de información y verificarlas sobre el terreno mismo de los acontecimientos. Aunque ha tenido la oportunidad de desempeñarse en esa rama periodística, dice que es una bendición llegar a ser presentadora de noticias que hoy ejerce en Caracol Tv.
Para la colombo-venezolana, una de las caras más reconocidas de la televisión colombiana como así fue distinguida el año pasado con el Premio India Catalina, “la esencia del periodista es ser reportero. En estos momentos no lo realizo porque estoy en la sección internacional del noticiero que se hace desde un escritorio, pero a mí el set me infunde un gran respeto y agradezco que me hayan confiado ser parte del equipo de presentadores. Sin embargo, lo que más extraño de mi oficio es la reportería que sin duda es el corazón del periodismo”.
Es comunicadora social de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas con especializada en periodismo impreso. En Venezuela empezó su carrera en la radio cumpliendo con las pasantías, luego lo hizo profesionalmente y su debut televisivo como conductora fue en un programa de concursos intercolegiales en su natal Caracas.
Cuenta que como en su país ella se desenvolvía en un periodismo distinto a la política, nunca sufrió intimidación alguna. Pero sí fue testigo de primera línea, desde que era estudiante, de cómo poco a poco se iban cerrando los espacios para la prensa.
“Cuando cancelaron Radio Caracas Televisión, por ejemplo, para mí fue un campanazo terrible, y poco a poco le fueron quitando emisoras al circuito radial donde yo trabajaba”.
Eso hizo que abandonara Venezuela buscando nuevas oportunidades para ejercer el periodismo, aunque allá, por su atractivo físico, no faltaron quienes le propusieran ser reina de belleza, lo que nunca estuvo en sus planes por lo exigente, porque “las reinas me llevan tres cabezas por lo altas, y mi estatura es normal”, comenta entre risas.
Tenía claro que lo suyo fue y serán siempre las comunicaciones. Hace 12 años llegó a Bogotá, donde ha desarrollado una carrera exitosa.
La vez que la entrevistamos para MiREDvista, estaba incapacitada porque se había contagiado de Covid, que superó rápido porque estaba vacunada.
SU LLEGADA A LA TV
Sus pinitos en Colombia fue como presentadora de eventos corporativos. En uno de esos, recuerda, conoció a la maquilladora Silvia Sanabria, quien trabajaba en esa época para el Noticiero CM&.
“Como yo estaba buscando trabajo, ella me comentó que le pasara mi hoja de vida porque sabía que en el informativo estaban buscando una periodista. Casualmente, para ese tiempo la productora de CM& necesitaba una persona que viajara por varias ciudades para entregar los premios de un reality show y hacer entrevistas. Y yo lo hice”.
“Fue así como me enrolé con el noticiero. Todo sucedió la vez que una de las presentadoras de repente se enfermó. Entonces viendo a Yamid Amat en medio del desespero, uno de los señores de la productora me recomendó porque ya me había visto con lo del reality. Recuerdo que estando en el gimnasio me llamaron para decirme: en media hora Yamid quiere hablar contigo”.
Andreina voló a dicha cita; luego de ver su hoja de vida y lo que había hecho en Venezuela, no dudó del talento de la bonita joven. Le comentó: ¡hoy mismo te presentas! Y como le encantó el nombre, porque es poco común, le dijo: “Andreina fascina” es la franja de entretenimiento la que vas a presentar. Y así empezó su entrada a la televisión.
“En mi vida he sentido discriminación en Colombia por ser extranjera, no tanto como venezolana. A este país le debo mucho”.
ÉTICA Y CREDIBILIDAD ANTE TODO
A la pregunta si cree que una cara bonita cuenta mucho para ejercer como presentadora, opina: “ pienso que cada vez es menos. Y eso me gusta mucho. Un periodista debe saber transmitir, que tenga credibilidad. En el noticiero, por lo menos, me siento orgullosa ver que son los mismos reporteros o corresponsales que salen ante las cámaras y dan la noticia”.
Sobre la profesión argumenta que “no debe ser ni para el servicio de nosotros mismos, ni para servirle a ningún poder. No es ético juzgar y ser juzgado al tiempo. La ética debe primar”.
Reconoce que le duele mucho cuando le toca dar malas noticias de Venezuela. «A mí se me agua el ojo, me ha pasado varias veces al aire. Me ha afectado mucho el tema de los caminantes, de gente que viene a buscar oportunidades. Generalizar eso de que los venezolanos vienen a robar, es muy dañino para esos caminantes. Obviamente los que estamos aquí en Colombia somos los primeros en alzar la voz, que haya justicia y los metan en la cárcel para que paguen sus fechorías. Porque les está siendo daño no solo a Colombia, sino a todos los venezolanos”.
En cuanto a su trabajo en el proyecto Migración Venezuela en el que es embajadora de la reconciliación, entidad asociada a las agencias Usaid/Colombia y la ONG norteamericana Acdi/Voca que promueve el crecimiento económico sostenible, promueve iniciativas que generan oportunidades y elevan la calidad de las comunidades, Andreína explica: “solo presto mi imagen y mi visibilidad como canal de información positiva para mis compatriotas. Procuro apoyarles en todo lo que tenga que ver con comunicación en temas importantes para las comunidades venezolanas; por ejemplo, lo que tenga que ver con la protección; darles información, para que les sea útil y ayuden para entrar en la institucionalidad”.
LOS OLÍMPICOS, SU GRAN RETO
Uno de los retos que le ha tocado enfrentar en el ejercicio fue su viaje a Tokio para cubrir “las notas de color” de los Juegos Olímpicos.
“Al comienzo fue frustrante. A mí me enviaron solamente para emitir notas más allá de los deportivos. Es decir, lo que decía la gente, curiosidades, cómo se movía todo en las calles, etc. Debido a la pandemia, mientras estaba encerrada entre el hotel, el centro de medios y los lugares donde nos daban permiso para trabajar, ¡yo me estaba enloqueciendo!”.
“Me fue difícil sacar las notas. Pero laboralmente fue un reto interesante, porque me tocaba ingeniármelas para buscar historias que fueran atractivas y de interés. Una vez terminados los 14 días de aislamiento obligatorio, fue para mí mucha felicidad. Después me recorrí las calles de sol a sol todo el día”.
Entre sus muchos viajes al exterior está el que hizo a Israel atiendiendo una invitación de la comunidad judía a un grupo de periodistas. “Fue uno de los viajes más increíbles que he hecho en vida. Quedé gratamente impresionada por su historia, cultura y construcciones. Siento que aprendí muchísimo, y me sirvió mucho para mi trabajo en la franja internacional del noticiero”.
EN CARNAVAL CONOCIÓ A SU ESPOSO
La presentadora viene de una familia musical. Además de bailar muy bien, es dueña de una bonita y afinada voz que solo pone de manifiesto cuando está con los suyos.
Hace tres años se casó con el empresario venezolano Jesús Márquez Presilla, a quien conoció en pleno Carnaval de Barranquilla (2018) , al cual ella había venido antes a disfrutarlo y con el tiempo se vinculó a ‘La puntica no má’, una comparsa alternativa integrada por artistas locales, bohemios y gente proveniente de diversos rincones del planeta.
Lo anecdótico es que estando viviendo en Cartagena haciendo una consultoría para un amigo español, éste invitó a Jesús para ir al Carnaval. Tuvo que inventarse un disfraz de indio para poder participar en dicha comparsa en la Batalla de Flores. “Yo estaba disfrazada de pájaro, nos presentaron y terminamos no solo bailando, sino que nos hicimos novios y hoy esposos. ¡El indio terminó cazando al pájaro!”, apunta con una carcajada Andreína.
Y tal como se conocieron, la boda fue muy alegre, con toque carnavalero. El lugar escogido fue la isla costera Tintipán (Golfo de Morrosquillo).
Su día a día comienza muy temprano. Lee los periódicos y escucha la radio para estar bien informada porque “es una forma de no desconectarme de mi trabajo. Esto se convertido en un estilo de vida”.
Su horario presencial en el noticiero comienza a las 4 p.m. hasta pasadas las 12 de la noche. En la emisión de las 7 p.m. es la cara de la sección internacional, y luego presenta el noticiero de la medianoche.
Tiene dos gatos y un perro adoptado que son su adoración, dice que en cuanto a la moda, le gusta la comodidad sin ser esclava y que cuida mucho su alimentación.
A Venezuela ha vuelto en varias ocasiones. Cuando murió el presidente Chávez y las veces que hay temas de interés sobre su país la ha enviado el noticiero. Esos viajes los aprovecha para visitar a su familia aunque Marisol, su mamá, y Andrea, su otra hermana, ya están felizmente radicadas en Bogotá.