Empresariales / 12 de agosto de 2023

De vendedora de fritos a tener su propio negocio de comidas

El clan de la familia Espitia: Ediluz y sus hijos Andrés y Daniela, quienes lideran el negocio de comidas que le ha dado trabajo a muchas mujeres.

Miguel Utria

Ediluz Espitia, oriunda del valle del Sinú, cuenta cómo ha sido la aventura de iniciar un emprendimiento familiar que le ha dado para sacar adelante a sus dos hijos.

El mote de queso y los sancochos caseros son la especialidad del comedor de Ediluz Espitia, una mujer oriunda del valle del Sinú (Córdoba) que viene de una familia de emprendedores a los que nada les ha quedado grande.

Junto a sus hijos Andrés y Daniela, comanda el ejército de 10 trabajadores de la idea surgida en 2013, cuando decidió emprender un negocio de venta de almuerzos caseros con el que buscaba satisfacer las necesidades de una familia cuya cabeza era precisamente ella.

Ediluz con algunos de sus empleados de la cocina.

“Yo era madre soltera y tenía una venta de fritos los fines de semana, pero con el tiempo los pelaos fueron creciendo y con ellos crecieron las necesidades, los gastos de la casa, el colegio, los útiles, etc, y casi ya no daba abasto con todo”, cuenta Ediluz.

Pertenece a una familia de 12 hermanos, todos con emprendimientos propios, quienes se dan la mano entre sí. El primero de los negocios de varios de los hermanos Espitia, una vez llegaron a Barranquilla, fue una tienda, a la que le colocaron el nombre de El Sinuano, en honor a la tierra que habían dejado atrás.

Con el pasar del tiempo cada uno de los hermanos se fue abriendo a su propio emprendimiento, y en la actualidad existen alrededor de cinco negocios, de sendos miembros de la familia, que llevan el nombre El Sinuano o La Sinuana.

 El sitio de venta de fritos de Ediluz, estaba ubicado en Villa Estadio, de Soledad, donde iniciaron también sus hermanos. Allí estuvo por varios años, hasta que una de sus hermanas, quien había iniciado un negocio en la 21, en el barrio San José de Barranquilla, le habló de un local disponible justo al lado de donde ella tiene su tienda.

Sin pensarlo dos veces decidió aceptar el reto de emprender un negocio que le diera la oportunidad de trabajar a diario y generar más ingresos para hacerle frente a sus obligaciones, en especial la educación de sus dos hijos,

“Así empezamos esta aventura que lleva 10 años, que me ha dado la satisfacción de educar a mis hijos. Andrés ya se graduó como ingeniero civil, y Daniela ya va en sexto semestre de arquitectura. Así que te podrás imaginar lo que esto ha sido para mí”, comenta Ediluz Espitia.

La dueña de casa también se encarga de recibir los pedidos que le hace su clientela y entregarlos a los domiciliarios.

Por el negocio de Ediluz han pasado, sobrinos, hermanos y primos suyos, y ahora también su actual esposo, quienes meten el hombro para que el negocio cumpla a satisfacción las exigencias de los comensales que llegan a diario a su comedor, así como de quienes solicitan el servicio en sus domicilios.

Su hijo Andrés está ahora encargado de llevar los almuerzos a los domicilios, labor que en ocasiones era reforzada por su sobrina Lisa cuando él estaba haciendo otra entrega o estaba ocupado en otro quehacer. Su hija Daniela cuando está libre de la universidad, recibe los pedidos y ordena que se sirvan los platos, y el resto del personal se encarga de preparar las comidas, servir, llevar a las mesas y organizar los utensilios del comedor.

Andrés dice que a diario hace entrega de entre 15 y 20 almuerzos a domicilios, eso entre lunes y viernes, porque los sábados, y en especial los domingos, los pedidos de comida para llevar se multiplican, y a veces hasta se duplican.

“Otra de las satisfacciones que me ha dejado este emprendimiento es que además de mis hijos, varios de los empleados que tuve pagaban sus estudios con este trabajo. Actualmente tengo empleadas que son madres cabeza de hogar a las que el trabajo les sirve para sacar a su familia adelante tal como lo hice yo”, puntualiza Ediluz.

El día de trabajo de Ediluz inicia a las 5:00 de la mañana, porque en su local también venden fritos en la mañana. Las empleadas llegan al sitio a las 7:00 de la mañana cuando se ordenan los ingredientes para los platos de la carta del día. Así inicia la labor de preparación de los almuerzos, desde las once comienza el servicio del comedor y domicilios hasta pasadas las 3:00 de la tarde cuando aún hay pedidos, los cuales se despacha si aún hay insumos.

A las 4:00 de la tarde culmina la labor del comedor de Ediluz, pero los fines de semana, a esa hora, inicia la preparación para la venta de comidas rápidas, emprendimiento iniciado hace meses por su hijo Andrés, la cual se extiende hasta la madrugada, pues justo al lado del comedor está negocio de Nandys, la hermana de Ediluz, el cual es tienda en el día y estadero en las noches de los fines de semana.

Dice que la sazón de sus platos es netamente cordobesa, tal como le enseñaron sus abuelas y su madre en su natal San Bernardo del Viento, municipio cordobés ubicado en plena desembocadura del Río Sinú, lo que además ha garantizado el gusto de su clientela.

“Aquí el mote de queso, que nosotros lo hacemos con suero costeño y sumo de coco, y el mondongo, platos que no faltan los domingos, son con sazón del Sinú, es muy diferente a cómo lo preparan en otras partes de la Costa, así solo lo hacemos en Cordoba”,  puntualiza Ediluz.

El negocio de Ediluz, está abierto de lunes a lunes, cada día hay una carta diferente, y los fines de semana le adicionan al menú asados a carbón, así como el exclusivo mote de queso. Todo el personal sale a vacaciones desde el 31 de diciembre la segunda semana del mes de enero.

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