Dolce vita / 13 de enero de 2024

Del año bisiesto, los agüeros y la astrología

Año bisiesto es una expresión que deriva del latín «bis sextus dies ante calendas martii», que correspondía a un día extra intercalado entre el 23 y el 24 de febrero por el emperador Julio César.

Miguel Utria

¿Pueden el momento y el lugar donde nacemos determinar lo que seremos en nuestra vida? Un astrólogo y un representante de la iglesia católica analizan el tema.

Desde los albores de la humanidad, el hombre ha mirado hacia arriba y contemplado el firmamento como queriendo encontrar respuestas a preguntas que no ha hallado mirando hacia abajo donde solo hay arena. Aún hoy seguimos mirando las estrellas como si ellas pudieran decirnos algo: ¿quizás que de allá venimos?

Desde que tenemos uso de razón hemos escuchado a muchas personas hablar de que los astros se alinean para unos, que las estrellas demarcan un rumbo o que orientan nuestro caminar por la vida. Es así que muchas personas siguen o consulta con frecuencia lo que los astros dicen para ellos, a través de la lectura de los horóscopos o carta astral.

Comienza un nuevo año que a diferencia de los tres anteriores, trae 366 días en el calendario, uno más que los otros, es decir 2024 es año bisiesto, de los que existen muchos mitos, creencias, prevención si se quiere, pero para otros estos son años de perfección, de cosas agradables y cambios positivos para  la vida.

Algunas personas mayores dicen que anteriormente había creencias de que el año bisiesto no era bueno para contraer matrimonio, viajar o hacer inversiones porque los resultados eran funestos, y que eran años de desastres y malas noticias.

Lo anterior tiene fundamento en la ocurrencia de ciertos acontecimientos como las muertes trágicas de personajes de gran reconocimiento y estima a nivel mundial, y eventos catastróficos como el hundimiento del Titanic, las masacre en medio de guerras o la mortandad dejada por pestes o pandemias, todo ello ocurrido en años bisiestos.

Pero para muchos, otros estos años son todo lo contrario; tal como dice la letra de la canción de Ana Cirré, que menciona los signos zodiacales, la afinidad de las personas y los años bisiestos para referirse a las bondades que hay en el hombre de sus sueños, un hombre casi perfecto quien seguramente habría nacido en año bisiesto.

En un año bisiesto las personas creyentes en los astros, y lo que estos (supuestamente) les tienen deparado para la vida, se preparan desde los primeros días para recibir la buena fortuna. Para los que profesan la fe cristiana es el tiempo apropiado para dar gracias a Dios por la creación y la existencia de él.

Jair Benavides, astrólogo.
Padre Edward Utria, sacerdote y psicólogo.

Dialogamos con Jair Benavides, astrólogo desde hace más de 20 años, y Edward Utria, sacerdote católico y psicólogo, para que nos adentraran en los conceptos necesarios que nos ayudaran a entender todos esos mitos, creencias y agüeros que se han tejido alrededor de los años bisiestos y el leguaje de los astros.

NO CREER EN AGÜEROS

Jair Benavides explica que no es que un año bisiesto dure más que los demás, sino que cada año dura 365 días más seis horas, y cada cuatro años, esas horas suman 24, que es lo que equivale a un día más.

Explica que el año bisiesto es igual a los demás en temas de vueltas al sol, y que para nivelar el calendario se le agrega un día más cada cuatro años. Y en ello coincide el sacerdote Edward Utria

“Cuando una persona nace, el sol está alineado al sistema solar en determinado grado, y los días de cumpleaños son la misma fecha a la misma hora del nacimiento, pero cuando el año es bisiesto es muy probable que en esa fecha y a esa hora el sol esté alineado al sistema unas horas antes o después, y en esa ocasión el cumpleaños será a una hora diferente a la del día de nacimiento”, argumenta Benavides.

La princesa Margarita, inspiradora del primer hosroscopo escrito en Ia primera mitad del Siglo XX.

El padre Edward afirma que los años bisiestos son un regalo de Dios, y por tanto una bendición, pues fue el Papa Gregorio XIII quién instauró el calendario que nos rige actualmente, tras  una variación al calendario Juliano que estaba vigente hasta ese momento (año 1582), y que permite una organización exacta de los días y meses del año y determinar las fases de la luna y sus equinoccios.

“Si no existieran los años bisiestos, cada cien años esto sería un caos porque no sabríamos como actuar frente al desfase de tantos días en el calendario y perderíamos el ritmo de las fases de la luna”.

Para el sacerdote el tema de las fases de la luna y año bisiesto no tienen que ver con los movimientos de nueva era, astrología y demás que en muchas ocasiones incurren en improvisaciones y errores, según sus palabras.

Respecto a los agüeros de la gente con relación a los años bisiestos y otras situaciones Jair Benavides asegura que todo ello está marcado por la fe y la creencia de las personas.

El sacerdote Utria asegura que creer en agüeros es poner la confianza en todo lo que no es de Dios, y que en muchas ocasiones esas tendencias pueden generar trastornos mentales como comportamientos obsesivo-compulsivos.

“Una persona cristiana católica no debe creer o tener agüeros, las criaturas no son más poderosas que el amor de Dios. El Creador está por encima de todo, y un verdadero creyente lo sabe y se aparta de eso”, apunta el sacerdote y psicólogo.

Para la mayoría de los autores la astrología es el estudio de la posición y del movimiento de los astros como medio para predecir hechos futuros y conocer el carácter de las personas.

El astrologo Benavides la define como el libreto que nos permite saber para qué vinimos a este mundo. Es la astrología, asegura, la que nos permite entender ese libreto que cada uno tiene de su vida, o sea entender el propósito de cada uno.

Ese libreto del que nos habla Jair está construido por una serie de elementos como la fecha, hora y lugar del nacimiento de una persona. Ese día del nacimiento, explica, dice cómo estaban los planetas en ese momento, y eso permite identificar de qué manera los planetas van a influir en la persona durante toda su vida.

De acuerdo con el astrólogo no toda ello ejerce la misma influencia para todas las personas aunque hayan nacido en la misma fecha o en el mismo espacio de tiempo. “La alineación de los planteas es cuando estos ejercen una influencia en ciertas etapas de nuestras vidas”, afirma.

La astrología nació en el año 500 antes de Cristo en Babilonia cuando los babilonios tuvieron que ver la posición y el movimiento de los astros y planetas para reconocer  sus patrones y las orbita de los planetas y las estrellas.

De ahí nace una construcción matemática que divide el firmamento en  12 partes iguales, de 30 grados cada uno, y a la que le asignaron el nombre de zodíaco: la constelación más prominente de la misma.

TODO ES LA FE

Para nuestro astrólogo invitado en el mes de enero, sin importar si es o no año bisiesto, los astros nos indican de qué manera podemos organizar y planificar nuestro año, es decir establecer qué momento es oportuno para cambiar de casa, hacerse estudios médicos, cambiar estrategias de ventas, contraer nupcias, hacer inversiones, realizar un viaje, etc.

Y agrega que ello aplica para nuestra preparación mental, espiritual y psicológica, en las que nuevamente entran en escena las creencias y la fe, es decir que juegan papeles tanto lo material como lo espiritual. “Yo tengo fe que a mi relación le va a ir bien porque energética o astralmente tal o cual fecha son susceptibles de que me vaya mejor”, agrega.

Entre es preparación que hace la gente, cabe, inclusive, escoger en qué fecha es mejor cortarse el cabello teniendo en cuenta las fases de la luna, porque dependiendo de ello su fibra capilar le crecerá más o menos.

 “De la misma manera ocurre que las personas que tienen en su organismo tornillos y platinas sienten dolor cuando hay luna llena. Eso quiere decir que hay una influencia de los astros en todas esas cosas, es más la luna es la que mueve la marea porque tiene energía y magnetismo”, apunta Benavides.

En cuanto a los horóscopos que sugieren la predicción de eventos y agrupar el temperamento de las personas por su temporada de nacimiento es una tradición que ya cumple 100 años.

Durante la primera mitad del Siglo XX (agosto de 1930), en Inglaterra, aparece la primera publicación del horóscopo en un medio impreso. Se dice el director de Sunday Express buscó a un astrólogo para que predijera el futuro de la recién nacida princesa Margarita (hermana menor de la reina Isabel II).

La tarea recayó en el astrologo Richard Harold Naylor, quien escribió un artículo titulado «Lo que las estrellas predicen para la nueva princesa», que se imprimió en el Express el domingo siguiente, cuatro días después del nacimiento de Margarita, quien dijo en su columna algo que era obvio y predecible dada la prominencia del personaje.

La columna fue de tal éxito que se decide que la misma fuera semanal por lo que el autor para no escribir 365 horóscopos cada semana, acude a lo que se conocía como ‘signo solar’, que es el período del año en el que el sol pasa por una de las 12 zonas celestes de 30 grados visibles desde la tierra y que reciben el nombre de constelaciones cercanas.

Las personas tienden a creer en los signos del zodiaco por fines de autoayuda, como una manera de justificar momentos dolorosos y alcanzar así la resiliencia.

Aunque la astrología ha sido popular desde la antigüedad, muchos estudios han demostrado que no hay evidencia científica que respalde la idea de que los planetas y las estrellas influyen en la vida de las personas.

En la Biblia dice que leer el horóscopo y otras prácticas similares son detestables a los ojos de Dios. Además, cuando alguien hace caso omiso a esta advertencia, está rechazando a su Creador (”No se vuelvan a los adivinos ni a los espiritistas, ni los busquen para ser contaminados por ellos. Yo soy el Señor su Dios”: Levítico 19:31).

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