Daniela Lara, estudiante de diseño gráfico que se lanzó a la venta de ropa usada por Instagram.
La necesidad económica y más consciencia con el medio ambiente son algunos de los factores que han impulsado este negocio que atrae en su mayoría a menores de 24 años.
Reducir, reciclar, reparar y reusar son algunos de los términos que salieron a relucir aún más durante esta pandemia de covid-19.
En medio de la incertidumbre la humanidad tuvo que empezar a adaptarse a la nueva realidad haciendo cambios muchas veces drásticos para no decaer.
Factores como el encierro, la crisis económica y la consciencia por el planeta hizo que tomara más auge una actividad comercial que cada vez gana más clientela: el mercado de ropa usada a través de internet.
El negocio ha tenido tanta demanda que un informe reciente de ThredUp (tienda de segunda mano online) y GlobalData proyectan que en el 2024 las ventas superarán los 52.600 millones de euros.
Para los analistas de la compra de piezas pre-owned (semi-nuevo), este negocio empezó hace muchos años en Europa y Estados Unidos, pero en Colombia, apenas empezó a repuntar en los tres últimos años.
Basta echar un vistazo por Mercado Libre, OXL y renuevatucloset.com.co, entre otros, para chequear la actividad permanente de oferta y demanda de prendas, a lo que ahora se suman redes sociales como Instagram.
A través de las diferentes cuentas los internautas pueden conseguir vestidos de baño desde 12.000 pesos, bolsos de Michael Kors en 100.000 pesos, hasta vestidos de reconocidas diseñadoras como Silvia Tcherassi en 300.000.
La estudiante de diseño gráfico de la Universidad del Norte, Daniela Lara Núñez, fue una de las emprendedoras que se lanzó al también llamado “mercado de segundas oportunidades” con amplia acogida.
Esta magangueleña que se define como amante de la moda y el planeta, decidió lanzarse a esta actividad comercial un día que decidió desechar lo que ya no usaba.
Comenzó las ventas entre sus amigas que a su vez le recomendaron nuevas clientas, hasta lograr abrir una cuenta @micloset.garage a través de la que ofrece vestidos, blusas, zapatos, faldas y bolsos, entre otros.
Daniela cuenta que el negocio lo empezó en noviembre, pero que fue en diciembre cuando las ventas empezaron a repuntar.
Dice que la ropa que ofrece es relativamente nueva, por lo que está en perfecto estado.
“No me esperaba esa acogida. Fue un proyecto que siempre quise hacer, pero no me arriesgaba por miedo”, confiesa.
Ha sido tanto el éxito que muchos conocidos le han propuesto ofrecerle sus prendas de ropa para que las venda y repartir las ganancias.
Cuenta además que tiene la ventaja de vivir en un edificio de varias torres, lo que resulta una gran ventaja entre quienes empiezan el negocio para ir ganando clientela.
A la fecha ha logrado vender prendas para personas, en su mayoría mujeres menores de 24 años, que residen en Barranquilla, Cartagena, Bogotá y en su natal Magangué. “Son jóvenes que me piden ropa elegante porque no ofrezco ropa básica o muy usada”.
Lo curioso, pero al mismo tiempo satisfactorio, es que una vez le compran le envían la foto luciendo la prenda que le compraron.
Para los entendidos en la materia, en esta línea de ropa sostenible jugó papel fundamental el efecto Greta Thunberg quien despertó consciencia sobre la economía para el bolsillo y el enorme beneficio para nuestro planeta.
“Es moda sostenible que tiene un enorme futuro, de tal manera que hay que empezar a hacer cambios reales para no seguir contaminando nuestro medio ambiente”, añade.