Nuestra Gente / 24 de abril de 2021

El show de Juan Pablo Gómez, entre vinos y risas

El samario Juan Pablo Gómez, en plena clase virtual. «Lo disfruto al máximo», dice. Foto: Cortesía-

Miredvista.co

Educador de vinos, bartender internacional y comunicador social, este joven samario dice que su pasión es enseñar a degustar las bebidas del mundo en un lenguaje fácil y un ambiente ameno. La pandemia lo fortaleció en la virtualidad.

Juan Pablo Gómez, educador de vinos y bartender internacional. Foto Cortesia.

La pandemia de la covid-19 retó a la humanidad para derribar esquemas y en medio de la adversidad resurgir entre las cenizas como el Ave Fénix.

Eso fue lo que le ocurrió hace exactamente un año a Juan Pablo Gómez Silva, educador de vinos y bartender internacional en medio de la emergencia por la covid-19.

Por su profesión, a este samario, que además es comunicador social especializado en marketing digital, le tocaba viajar por todo el país haciendo su “show”, como él mismo lo llama, para enseñarle a los aficionados a desarrollar su criterio y aprender a disfrutar las bebidas del mundo.

Cuando llegó el aislamiento obligatorio, sintió que el mundo se le derrumbaba.

Lloró toda una noche porque “no veía futuro”, pero reflexionó y echó para adelante.

¿Y por qué no virtual? Ahí comenzó un nuevo proyecto con el que ha traspasado fronteras y que tiende a crecer cada día más.

En mayo del año pasado, un laboratorio médico le propuso una cata de vinos para 700 personas.

¡Dios, cómo se hace eso! Pero tampoco se amilanó y se lanzó.

Con la ventaja que tiene sobre sus otros colegas por ser comunicador social, empezó el montaje de la parte audiovisual, con el “plus” que maneja en la parte discursiva y la entonación.

Mi show –asegura- es lo más chévere que puede haber en el mercado porque es un producto de calidad, con iluminación, sonido y transmisión de alta calidad.

Con la webinar –añade- se rompieron las barreras físicas porque trabajo para diferentes empresas, pero también hago catas privadas. Así fui traspasando fronteras hasta llegar a varios países de América Latina.

Antes de la pandemia, Juan Pablo Gómez en una de sus clases sobre cata de vinos.

Para Gómez Silva, nacido y criado en el barrio Taminaca de Santa Marta, y con certificación WSET Advanced Certificate / Bartender internacional de EBS – Madrid, su objetivo es enseñar con un lenguaje simple.

Mi misión –asegura en cada presentación- es compartir el conocimiento del mundo de los vinos y las bebidas, de manera fácil y divertida. A través de las risas y unas copas, comparto mis experiencias y ayudo a los aficionados a desarrollar el criterio, eliminando las rigideces innecesarias.

Para este amante de los vinos californianos y españoles, los últimos diez años de su historia de vida han sido una secuencia de milagros y bendiciones desinteresadas de parte de personas que se ha encontrado en el camino.

Así ocurrió cuando por  problemas económicos que afrontaban sus papás, Idalba Silva y Adolfo Gómez, tuvo que regresarse a Medellín desde Argentina en donde se especializaba en fotografía.

Aterrizó directo a la Avenida Nutibara en donde su familia y otros socios abrieron el restaurante Credenza Gastronomía Creativa.

«Para afrontar cualquier reto se necesita tenacidad, disciplina, enfoque y dedicación para salir a flote, pero también, una gran porción de fe y creer que todo se puede» dice Juan Pablo.

Allí conoció una noche a Carlos Cano, un vendedor de Dislicores, que sembró en él la semilla de la pasión por los vinos.

Cano le dio la oportunidad de hacer un curso de vinos en Dislicores en el que ocupó el primer lugar.

Allí entendió que si la industria del vino quería llegar a los aficionados, debía normalizar el discurso y hacerlo más ligero y fácil de entender.

Juan Pablo empezó a hacer catas “alternativas” patrocinadas, y luego, con ayuda de sus hermanas Marcela y Karina, que siempre lo ha motivado, se fue a estudiar a Napa Valley Wine Academy., otro de sus grandes sueños.

Los esposos Ricardo Castaño y Martha Acevedo lo acogieron durante dos años sin cobrarle un peso.

Terminó con una certificación WSET Avanzada y trabajando como educador de vinos en Inglenook, uno de los viñedos del director de cine Francis Ford Coppola, en Rutherford Napa Valley.

A su regreso a Medellín se dedicó a dictar cursos de vinos para aficionados, con el apoyo de Juan Pablo Castaño, de Dislicores. Ahí fue su despegue por diferentes ciudades donde ha llegado a más de 1000 personas.

En el 2014 creó Tasters Colombia (@tasters.co) , una escuela de aficionados al mundo de las bebidas, que ofrece cursos, catas, capacitaciones y programación alternativa, enfocada en el disfrute y el desarrollo del criterio, explica.

Reconoce que la cultura del vino está creciendo en Colombia, sobre todo durante la pandemia.

“Ya sabemos un poco más de lo que estamos estamos consumiendo,  de cepas, temperaturas, cómo se sirven, cómo se toman y como se combinan”.

Quienes han tenido la oportunidad de participar en sus clases aseguran que es muy dedicado, perfeccionista, relevante como relacionista con amplio conocimiento y con capacidad para que los demás lo entiendan.

Y como buen samario, Juan Pablo regresa dos o tres veces al año para disfrutar del Parque Tayrona y todos los atractivos de su ciudad, eso sí, mientras disfruta de sus amigos de siempre  y por supuesto, de un buen vino.

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