Nuestra Gente / 27 de febrero de 2021

Luis Alejandro Dávila y su visión del turismo sostenible

Luis Alejandro Dávila Chávez, de 32 años, magister en Economía y en Desarrollo sostenible de turismo internacional.

Patricia Escobar

Este profesional samario que a los 17 años fue botones de un hotel, luego mesero en un restaurante y que después se formó en Francia, dirige en su ciudad una escuela que promueve el turismo sostenible a partir del desarrollo comunitario.

Estudiantes de la Escuela Internacional de Turismo.

“Somos unos convencidos de que en materia de turismo lo que hay que hacer en Colombia es sensibilizar a nuestros habitantes de que el turismo existe y que a través de él se pueden cambiar, se pueden mejorar condiciones de vida de las comunidades. El tema pasa por la educación que debe ser desde la infancia y entendiendo que no se trata solo de llenar las ciudades de extranjeros.”

Así se expresa una de las personas que más sabe del tema en Colombia y que desde hace varios años viene trabajando en este sentido en su Escuela Internacional de Turismo con sede en Santa Marta.

Luis Alejandro Dávila Chávez, samario de 32 años de edad que desde niño se enamoró del tema, indirectamente influenciado por su mamá, Rosana Chávez, profesional del hotelería, destacada empresaria del sector, experta en abrir y operar hoteles exitosos que han generado utilidades en su primer año de operaciones.

Estudió en Francia, en la Universidad de Nantes de donde es profesional en Hotelería y Turismo. Luego hizo una especialización como jefe de Proyectos Turísticos en el Conservatorio de Artes y Oficios de París y tiene dos maestrías en la Universidad de la Sorbona-París I en Economía y en Desarrollo Sostenible de Turismo Internacional.

Luis Alejandro conoce el sector como el que más. No solo porque ha estudiado en prestigiosas universidades, sino porque ha trabajado en distintos campos, comenzando por oficios que parecen insignificantes pero que le han dado una visión real de este maravilloso mundo en el que se mueve.

La Escuela forma a las comunidades de las zonas turísticas.

Comenzó a los 17 años como botones en un hotel de lujo en Bogotá y allí hizo carrera pasando por recepción y otras áreas. Posteriormente estuvo en el reconocido restaurante Andrés Carne de Res, que considera que, en el 2006 fue una de las empresas más formadoras del sector. Allí fue mesero y trabajaba casi 40 horas en tres días Y allí dice que aprendió todo lo que es servicio y experiencias.

Estando estudiando en París creó la Escuela Internacional de Turismo, con el propósito de sensibilizar, orientar y aterrizar sobre el tema. Fue ganador de un concurso promovido por la Alcaldía de esa ciudad con la propuesta Turismo y Reducción de la Pobreza, con la que buscaba valorizar las competencias de la población vulnerable de Colombia, “porque siempre hemos creído que, por ejemplo, nadie puede tener más conocimiento de la Sierra Nevada que las personas que han vivido siempre en la Sierra. ¿Quién puede tener más conocimiento del Parque Tayrona que todos los campesinos y personas que siempre han vivido allá?”

La idea era entonces darles a víctimas del conflicto las herramientas a través del turismo para que ellas pudieran tener reinserción laboral inmediata y participar del desarrollo turístico que tuvo Santa Marta en 2017. Ganaron con el proyecto y consiguieron los apoyos necesarios de la Universidad de la Sorbona y la Alcaldía de París. Un año después abrieron la escuela y el proyecto comenzó a dar frutos.

En año y medio de ejercicio, y con pandemia en el medio, han logrado que 65 personas se hayan graduado y estén trabajando en hoteles, restaurantes, agencias de viaje, y otras áreas relacionadas.

Para Luis Alejandro lo importantes es “que irrumpimos con una manera de formar y educar en turismo distinta a cualquier otra que exista en el mundo. Somos cero ortodoxos, cero tradicionales. Lo que buscamos es valorizar las competencias humanas, las habilidades blandas, la inteligencia emocional, financiera, social. Lo primero que hacemos es trabajar el ser y después iniciamos con los temas de turismo en sí, y el aprendizaje de idiomas extranjeros que es básico.”

Un grupo de estudiantes.

Por la escuela han pasado más de una docena de practicantes de maestría en Turismo de Francia y un grupo de expertos más humanistas que técnicos. Ahora en pandemia, desde las posibilidades del internet, ofrecen cursos virtuales a bajo costo que financian a población vulnerable de Magdalena con vocación turística.

La lucha de Luis Alejandro y de quienes lo acompañan en su titánico sueño no es solo formar personas con vocación de servicio turístico. Le toca convencer a la sociedad en que el turismo socialmente sostenible también es negocio. ”El turista de hoy está buscando viajar pero con la intención de que su viaje genere un impacto positivo. Nosotros podemos ofrecer planes, paquetes y programas que generan experiencias positivas para el turista y valorizar y darles beneficios a las poblaciones y a sus habitantes.”, asegura.

“Si seguimos haciendo turismo sin desarrollo comunitario no estamos haciendo nada. Cada turista que llegue deje beneficios y esos beneficios no pueden ser para unos pocos”, sentencia.

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