En la Nota / 18 de noviembre de 2023

“En todo niño hay un artista”, dice Margarita Campo Vives, pedagoga musical

Miguel Utria

La hija del maestro Rafael Campo Miranda habla de la trayectoria de la Academia fundada por su padre hace 58 años, y que ella y sus hermanos han sabido sostener en el tiempo. Igualmente, destaca las bondades de formar musicalmente a un niño.

La herencia musical de Margarita y sus hermanos Marta y Rafael viene de su padre, el legendario maestro Rafael Campo Miranda, querido y reconocido compositor soledeño que ya cumplió 105 años de edad y que ha dejado un importante número de composiciones que hacen parte de la historia musical de Colombia.

El maestro Rafael Campo Miranda con sus hijos Margarita, Rafael y Marta Campo Vives. (Cortesía El Heraldo)

El maestro Campo Miranda fundó la Academia Artes Musicales en 1965, cuando, siendo sus hijos unos niños, abrió en su casa un espacio para dar clases de guitarra a adultos, la cual funcionaba en las noches. “Mi casa parecía un club con esa cantidad de personas que iban cada noche a clases de 7 a 10 de la noche”, afirma Margarita.

Recuerda que en un comienzo la escuela de música que fundó en su casa era tan grande que había hasta 120 alumnos, corrían los años 80 y 90, y fue hasta después de pandemia, cuando las clases duraron suspendidas por un año, que el número de aprendices se redujo hasta el punto que hasta la estructura física de la casa debió remodelarse.

“En esa época los colegios no incluían la actividad selectiva y los niños salían más temprano y los papás se motivaban más a que sus hijos a que estudiaran algo adicional, generalmente un arte, y la música y la danza eran lo que más demanda tenían”.

Pese a ello la academia ha seguido, aunque ya no hay profesores contratados ni personal de oficina, sino que es ella quien se encarga de todo. La situación era tan diferente a la actual que se daban becas para los niños ganadores y finalistas de programas como la Voz Kids y otros musicales de la televisión.

La academia se reabre por petición de los padres que solicitaron que las clases se reabrieran porque necesitaban que sus hijos tuvieran una actividad extracurricular. En la escuela se dictan clases batería, canto, guitarra, piano, teclado y violín. Además de danza, moldeado y pintura.

“Lo más bonito de todo esto es que las personas que vienen quieren que sea yo misma quien les dicte los cursos. Esto lo regocija a uno, primero porque esa es mi profesión, yo soy pedagoga musical, pero además es el reconocimiento al trabajo de uno”, apunta la  maestra.

BENEFICIO DE LA FORMACIÓN MUSICAL

Asegura, como experta en el tema musical, que en todo niño hay un artista y que el estudio de la música es una actividad netamente intelectual, en que la parte cognitiva tienen un gran desarrollo por el tema de la asociación.

A los niños que estudian las artes musicales les va muy bien en el colegio porque desarrollan mucho la capacidad de la concentración por la asociación. Y ese es el sentido de la música: la asociación con el pentagrama.

“Los músicos trabajamos con las cinco líneas y los cuatro espacios y cada uno de ellos tiene una ubicación, y en eso trabaja el cerebro”, apunta la pedagoga, música y cantante.

Actualmente la academia tiene alrededor de 40 estudiantes entre niños y adultos. Pero adicional existen los cursos preuniversitarios en los que se atiende a jóvenes de 15 a 19 o 20 años que aspiran a estudiar la música como carrera profesional en una universidad.

Explica que en las universidades donde se estudia música a nivel profesional se les exige como requisito a los aspirantes que sepan tocar, al menos, un instrumento musical y tener ciertas habilidades y conocimientos que se le imparten en dicha academia, y si el instrumento es la voz, debe saber cantar y conocer las diferentes técnicas para el canto.

El encargado de impartir el conocimiento a los aspirantes a las diferentes facultades de música es su hermano Rafael, quien es guitarrista concertista, y quien ha preparado a estudiantes para universidades como la Javeriana y los Andes, en Bogotá, y de ciudades de Alemania, porque hay muchos jóvenes que se va a estudiar fuera del país.

“EL MÚSICO NACE”

“Nosotros respetamos mucho este trabajo y arte, y por eso enseñamos como debe ser. Además la música es un lenguaje universal, si tú pones a un niño a leer una partitura en lenguaje alemán, francés o chino va a leer lo mismo porque es el mismo lenguaje. Y todos van a leer y tocar lo mismo”, afirma Margarita Campo.

La directora de la escuela hace hincapié en que su enseñanza es no formal, que lo que ellos hacen es preparar para el ingreso a una universidad o cumplir un hobbie, y en ese sentido a ellos no les está permitido certificar o entregar diploma, simplemente expiden una carta de asistencia al curso.

El concepto de la pedagogía musical no es colectivo sino individual, y en ese sentido a cada aspirante se le evalúa previamente sus condiciones aptitudes para el estudio que quiere realizar.

“Si alguien quiere estudiar Administración de Empresas, se presenta a una universidad y con el resultado de las pruebas del Icfes ingresa, pero si quiere estudiar música debe demostrar que está apto para ingresar a esa facultad. Además el músico nace, el cantante nace, hay cosas que no pueden enseñarse como el ritmo o como la afinación del oído para la música”.

Por eso es indispensable el gusto y la habilidad para el arte musical, y por ello el oído debe desarrollarse desde temprana edad. “El cerebro del niño es como una esponja, que desde los primeros cinco años absorbe todos los conocimientos, y la música en los niños motiva la concentración y la capacidad para desenvolverse y asociarse con los demás”.

Pero además del gusto y las habilidades los niños necesitan de la motivación de los padres y maestros porque ellos no están en capacidad de proyectarse sino que van a clases porque les gusta tocar los instrumentos o porque los sonidos de los instrumentos les causan una agradable sensación. Sin embargo si los padres no los motivan con la puntualidad y la constancia, ellos pierden el interés.

PARA FORMAR A LOS ‘BABY MOZART’

Justamente entre las diferentes modalidades de enseñanza musical que tiene la academia, está el programa ‘Baby Mozart’, en la que se recibe a niños desde 3 años de edad, para enseñarlos a tener un oído selectivo a través de los sonidos de los diferentes instrumentos, la manipulación de dichos instrumentos y el desarrollo de habilidades que los lleve a tener un oído musical.

“Al cumplir los niños los cuatro años de edad pasan a clases de piano, es una metodología que yo misma creé basada en mis conocimientos como especialista en metodologías musicales”.

La metodología de la profesora Margarita consiste en una especie de juegos en los que los niños asocian los sonidos con los colores hasta que ellos se familiarizan con lo estrictamente musical.

Aunque son muchos los niños que acuden a una academia de música, ellos lo hacen más por la motivación de los padres, pero llega un momento en que dejan de asistir a las clases y se inclinan por otras actividades, como los deportes o la danza. La profesora asegura que ello tiene que ver con lo cultural, y en eso es poco lo que se está haciendo para motivar el estudio de las artes musicales.

“A las niñas las prefieren bailarinas porque aspiran a que hagan parte de una comparsa de un club o para que participen en el carnaval. Además aquí no hay conciertos de música, de guitarra o piano. Pero esas cosas están en el gusto de los papás. Desafortunadamente eso es parte de nuestra cultura. A diferencia de otras ciudades”.

Después que los niños y  jóvenes cumplen su ciclo en la academia son muchos de los que no se vuelve a saber nada. Sin embargo hay quienes siempre recuerdan que fueron su paso por allí los que le dieron pie para llegar muchos pasos más allá en el campo de la música.

“Tenemos una ex alumna en Miami, que es maestra de música. Siempre tenemos contacto con ella. Pero en muchos casos uno está en sus mentes. Cuando un alumno nuestro se dedica a la música eso es satisfactorio porque uno puso un granito de arena en su formación”, puntualiza Margarita Campo.

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