En el mundo, el más repetido es el chino ‘Wang’, y el más largo, el hawaiano ‘Keihanaikukauakahihuliheekahaunaele’, de 35 caracteres. ‘Rodríguez’, el más común en Colombia, lo llevan más de 9,2 millones de personas a nivel internacional.
Si no lleváramos los apellidos de papá y mamá –o de al menos uno de ellos—, ¿cómo nos distinguiríamos los unos de los otros? ¿cómo sabríamos de qué familia venimos y quiénes fueron nuestros antepasados? ¿cómo nos reconoceríamos dentro de una esfera social?
Cada apellido encierra una historia, una tradición, una identidad. Saque cuentas: si intenta armar el relato de su árbol genealógico siguiendo la ruta de sus apellidos estará abarcando un periodo de 100 años. Están su papá y su mamá, sus cuatro abuelos, bisabuelos y dieciséis tatarabuelos. Y aunque no hable de ellos, ni los haya conocido a todos, ellos encierran su historia o su memoria familiar.
Los apellidos nacen de la necesidad de identificar a una persona no sólo por su «nombre», sino por su «pertenencia», es decir, su vínculo a una familia y a un lugar. Al principio lo que se hacía era añadir algo más que simplemente ayudara a distinguir a una persona de otra.
En realidad la primera aparición de los apellidos se dio en China, cerca del año 2850 antes de Cristo, pero fue en Europa donde se oficializó su uso. Durante la Edad Media, surgió la necesidad de identificar a los dueños de los inmuebles que comenzaban a comercializarse.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX los apellidos tenían peso, le daban contenido y sentido al rol de una persona en la colectividad. Había desde títulos de nobleza e hidalguía hasta esclavos que, cuando se dieron las leyes de libertad en Colombia, por ejemplo, adoptaron los apellidos españoles de sus amos.
Por eso, en esta oportunidad MiREDvista hace un recuento de algunas curiosidades en torno a esta parte hereditaria en el nombre de toda persona y que indica a qué familia pertenece:
LOS MÁS REPETIDOS
En el ranking de los más repetidos a nivel mundial, los tres primeros lugares los ocupan apellidos chinos, lo cual tiene sentido, si se tiene en cuenta que ese es un país con más de 1.300 millones de habitantes. El primer lugar es para el apellido Wang, que significa “rey”, pues más de 94 millones de chinos que provienen de esta estirpe familiar(7,25% de la población total). Este apellido desbancó a Li, que pasó a al segundo lugar con un 7,19% de ciudadanos chinos que lo llevan (93 millones), y Zhang, en tercer lugar, con una cuota del 6,83% (más de 88 millones de personas). Para resaltar: China es considerada la primera civilización que comenzó a usar apellidos hace 5.000 años; igualmente, que en mandarín el apellido siempre se ponen antes del nombre, al revés que en la mayoría de países occidentales.
LOS MÁS LARGOS
Actualmente, el apellido más largo del mundo lo tiene la ciudadana neoyorkina Janice Keihanaikukauakahihuliheekahaunaele, de 53 letras, y que ella adoptó de su difunto marido. «Amo la cultura polinesia con la que me casé y amo mi apellido hawaiano. Es un honor y ha sido un desafío tener el nombre que tengo», dijo la mujer, cuyo apellido de soltera era Worth. Pero ella no es la única con un nombre largo. La lista se completa con otros apellidos con también un gran número de caracteres, entre los que sobresalen los vascos:
EN COLOMBIA
En Colombia el más usado es “Rodríguez”, pues siete de cada mil colombianos llevan ese apellido que a nivel mundial ocupa el puesto 57, al tener aproximadamente 9.213.157 de personas que lo poseen. Efectivamente, la Registraduría Nacional del Estado Civil, en un informe publicado en 2019, detalló así el listado de los más comunes: