El extracto de las hojas de esta planta medicinal es considerado un remedio natural para mejorar los trastornos circulatorios asociados al envejecimiento.
La medicina tradicional china le atribuye al árbol del ginkgo bilova una amplia variedad de propiedades medicinales, de las cuales la mayoría ha sido comprobada por estudios de la medicina occidental.
Se trata de un árbol milenario, último superviviente de su género, familia y orden, simboliza la resistencia de los japoneses –que lo llaman Nogal del Japón–, pues logró sobrevivir a la explosión de la bomba de Hiroshima y al año comenzó a brotar en una zona devastada a un kilómetro de la tragedia.
Las hojas de esta planta medicinal procedente de Asia se han utilizado desde hace más de 2.000 años frente a diversas dolencias, relacionadas sobre todo con el cerebro y el flujo sanguíneo.
El ginkgo se ha utilizado tradicionalmente, según expone Carmen Rubio, doctora en farmacia y profesora titular de toxicología de la Universidad de La Laguna (Tenerife), «para aumentar la vitalidad mental y favorecer el flujo sanguíneo, especialmente del sistema nervioso central». También tiene ciertos efectos sobre el sistema cardiovascular y propiedades antioxidantes.
Sus hojas tienen tres tipos de compuestos de interés medicinal: flavonides (que son antioxidantes), ginkgólidos y bilobálidos.
El ginkgo se puede encontrar en comprimidos, en extractos líquidos o en geles. Sus hojas desecadas se utilizan para hacer infusiones, que generalmente acompañan al té y a otras hojas.
Las hojas del ginkgo se han utilizado a lo largo de la frente a numerosas enfermedades. Se le atribuyen bondades para la prevención y el tratamiento del Alzheimer. Sin embargo, no existen evidencias científicas que lo demuestren.
Otros problemas y enfermedades en los que se ha usado son la ansiedad, problemas de memoria velocidad de pensamiento o de atención, problemas de visión en personas con diabetes, síndrome premenstrual, esquizofrenia, disfunción sexual, asma, hipertensión, esclerosis múltiple, enfermedades cardíacas y fibromialgias, entre otros.