Así luce hoy el maestro Eddie Palmieri a sus 86 años.
Aunque sufre los achaques propios de la edad, a sus 86 años, 60 de los cuales los ha dedicado a su carrera artística, el pianista y compositor nacido en Harlem, Nueva York, y criado en Puerto Rico, está lúcido y sigue metido de lleno en la música.
Es una leyenda viviente de la música, ha creado, dirigido y recibido múltiples premios a lo largo de su carrera. Eddie Palmieri, considerado como uno de los pioneros de la salsa, nació en el barrio de Spanish Harlem, situado en el alto Manhattan de Nueva York; y creció en una familia proveniente de Puerto Rico, de ahí su ‘spanglish’ (mezcla del español e inglés) que no ha perdido con el paso de los años.
Estudió música en The Juilliard School, empezó como percusionista, sobre todo tocando los timbales que dice le enseñó un tío, pero se cansó de acarrear ese instrumento y se dedicó al piano. Eran los años 50, época de oro para la música latina en Nueva York.
Fue cantante y timbalero del grupo que dirigía su hermano Charlie Palmieri, a quien considera fue su gran influencia musical porque gracias a él aprendió a tocar piano para dejar a un lado los timbales.
En una entrevista concedida en diciembre del año pasado en el programa ‘Cara a cara’ de CNN, confesó que “mi hermano fue un gran pianista, yo fui un simple tocador de piano, él me recomendaba a otros grupos.”
Eddie comenzó a conformar su propio sonido de la mano de ‘La Perfecta’, (en 1961) agrupación que tomó la charanga y la hizo audaz al sustituirla con trombones. Allí tuvo como cantantes a Ismael Quintana, antes de que éste se fuera para la Fania All Star.
“Resulta que yo vi a Ismael cantando en el Bronx, me gustó tanto que le dije vente pa’ cá”, y me lo traje para mi orquesta”.
A mediados de los 70 Palmieri reemplazó a Quintana, con un puertorriqueño que en ese entonces tenía solo 16 años: Lalo Rodríguez.
En ‘La Perfecta’, el maestro innovó un sonido mezclando el jazz con ritmos afrocaribeños para sorpresa de muchos. Presentaba una primera línea poco convencional de trombones en lugar de las trompetas habituales en las orquestas latinas.
Fueron muchísimos los éxitos que cosechó ‘La Perfecta’, entre esos hits figuran ‘Azúcar pa’ ti” grabado en un disco de vinilo y ‘Óyelo que te conviene’ en la voz de Ismael Quintana.
Entre los temas que siguen siendo uno de los más emblemáticos de la salsa a cargo de Palmieri está ‘Vámonos pa´l monte”.
Dijo que canciones con mensajes sociales como ‘Vámonos pa´l monte´, figuran ‘Justicia’ y ‘La libertad’. En ese cambio de temática y ritmo también le dio paso al jazz en 1975.
Fue sin duda, una de sus osadías armónicas utilizando disonantes en el piano de manera magistral.
“Estudiar el jazz fue muy importante. Utilicé los patrones nuestros con la armonía del jazz, poniéndole la bomba y plena a las armonías”, anotó el maestro para agregar con algo de sorna: “decían que los solos míos en el piano eran como un como un solo de percusionista”.
Por algo Palmieri se ganó el remoquete de ‘el rompeteclas’ y elogiado como el virtuoso de ‘las blancas y negras’.
Recordó con impresionante lucidez que “cuando ‘La Perfecta’ se disolvió en 1968, porque muchos de los instrumentistas se fueron para otras agrupaciones, empecé a conformar otra orquesta con ‘Los diablitos’, en el que hacían parte Niky Marrero (timbalero), Eladio Pérez (conguero), Chucky López (bongoncero) y el cubano Alfredo Chocolate Armenteros, el trompetista más folclórico que ha dado Cuba”.
“Al disolverse ‘La Perfecta’ me dediqué a diferentes proyectos musicales, como el jazz latino, aunque volví a la música de mi banda en la década de 2000”.
En 2013 recibió el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación, mientras que en 2012 sus raíces jazzeras fueron reconocidas a través del prestigioso NEA Jazz Masters Award. Hoy cuenta con 10 premios Grammy, siendo el primero con la disquera Coco, en 1976.
Según él, “el disco más importante de mi carrera es ‘Mi Luz mayor’, no solo por las colaboraciones con Gilberto Santa Rosa y Carlos Santana, sino porque fue dedicado a Iraida”, su esposa y con quien tuvo 5 hijos.
Con Iradia recorrió el mundo. “En mis últimos 40 años de carrera hice alrededor de 1.500 conciertos por todos los continentes en los que siempre ella me acompañó”, anotó Palmieri.
Aunque todo no ha sido color rosa en la vida de este virtuoso, ni el haber estado hospitalizado varias veces por cuestiones de salud han logrado que desaparezca su buen sentido del humor. Confesó entre risas que el secreto de su vitalidad a sus 86 años recién cumplidos se lo debe más que todo “al mojo de ajo con perejil y el aceite oliva, porque limpia las venas”.
Por otro lado, no dejó de criticar a los salseros de hoy. Para él los artistas del género deben prepararse más, “no estudian” como lo hizo él. Con razón afirma: “me gusta escuchar progreso, no lo que se oye en la actualidad. Yo cada día sigo estudiando y aprendiendo. Por eso quiero que me recuerden como un gran estudiante de la música”.