El alcalde Jaime Pumarejo y la secretaria de Educación, Bibiana Rincón, durante una visita de inspección que hicieron en el segundo semestre de 2021, para ver cómo avanzaba en ese momento el plan piloto del regreso a clases presenciales.
Con el regreso al colegio de niños y jóvenes se presentan varias inquietudes: ¿estamos listos para atender a esta población corriendo el mínimo de riesgo?, ¿hay algún control para el alto costos de útiles y materiales escolares?, ¿la presencialidad mejorará la salud mental de niños y jóvenes?
La vuelta a las aulas de clase después de dos años de no pisar las escuelas o colegios ha sido la más grande de las alegrías que han recibido los niños, el dolor de cabeza intenso de los padres, y la preocupación de los maestros o educadores.
Los primeros no ven la hora de reencontrarse con sus amiguitos, corretear por los patios y corredores de sus escuelas y colegios, abrazar a sus maestros, compartir experiencias y respirar otros aires a si sea con tapabocas permanente.
Los padres sorprendidos y aterrados con lo que se les vino encima con los altos costos de los libros y útiles escolares. Una lista para un alumno de sexto, antes primero de bachillerato, está por el orden de los 800 mil pesos. Y las matrículas en un colegio de rango medio superan los 600 mil pesos. “Educar hoy a un hijo es una carga económica que desborda las posibilidades. Y hay que ser claros, no todos los niños pueden acceder a un buen colegio público, y entonces a los papás nos toca hacer de todo para darles la educación que requieren”, expresó un padre de familia a la entrada de un colegio privado, mientras esperaba el turno para ser atendido.
Por su parte los docentes han manifestado su preocupación porque, según la mayoría de ellos, no están dadas las condiciones de salud necesarias para minimizar los impactos del Covid: no todos los niños están vacunados, tampoco todos los padres tienen el esquema completo, en muchas aulas mantener los distanciamientos sugeridos es imposible de cumplir, no hay suficientes lavamanos y algunas escuelas no cuentan con el servicio de agua permanente.
Entre tanto, el Gobierno Nacional desde finales del año anterior, y antes de que se conociera el impacto de la nueva variante del Covid, ha asegurado que el retorno a la presencialidad es su prioridad para poder garantizar el derecho a la educación.
TODOS DE ACUERDO
Ese retorno a las aulas en estos momentos ha generado distintas posiciones. Hay quienes están de acuerdo en que se dé ya, a pesar de la nueva variante del virus, y hay quienes creen que es necesario esperar un tiempo, para que el mismo se dé al 100%.
A pesar de ello, unos y otros coinciden en qué de seguir en la virtualidad y con el aprendizaje remoto, se seguirá el rezago de nuestros niños y jóvenes, se aumentará la brecha entre la ciudad y el campo, y entre las mismas clases sociales de la ciudad, y los problemas psicológicos de los jóvenes y niños seguirán en aumento.
“La falta de ejercicio físico, de juego libre, no estar en contacto con los compañeros del colegio como están habituados puede provocar estrés y tener repercusión sobre su estado de ánimo de niños y jóvenes”, afirma María Martín Santacreu, psicóloga, terapeuta de familia y profesora colaboradora del Máster de Psicología Infantil y Juvenil de la UOC, citada en un informe de Portal Educación 3.0.
“Las reacciones que más usualmente nos podemos encontrar son irritabilidad, incremento de las peleas con los hermanos, nerviosismo, cambios de humor, expresión de miedos (pueden expresarnos su miedo respecto al virus), dificultad en mantener una pauta de sueño”, explica la experta.
Los niños y jóvenes han acumulado un estrés nunca antes visto que se ha visto reflejado en cambios abruptos de comportamiento y en el incremento de suicidios.
Adicional a esos daños mentales, es innegable que, hemos retrocedido más de 10 años en la calidad de la educación. “Ni nuestros hijos, ni nosotros, ni el país, estamos preparados para la virtualidad”, es de los comentarios más frecuentes entre padres y cuidadores que han visto que sus pequeños poco o nada aprendieron en estos meses alejados de las aulas.
APRENDIENDO A VIVIR
Si lo que pregonan los estudios a cerca de la protección que brinda la vacuna y el adecuado uso del tapabocas, es cierto, en Barranquilla un rebrote masivo por contagio en los colegios se ve remoto.
Primero porque un alto número de niños y jóvenes de nuestra ciudad han sido vacunados, y segundo porque los niños se han acostumbrado a llevar el tapabocas, y algunos lo hacen con la rigurosidad que el tema exige.
Está en manos de las autoridades escolares y de los gobiernos tratar de mantener los espacios ventilados y amplios, con las condiciones sanitarias e higiénicas mínimas requeridas para convivir.
Porque otra cosa también es cierta, debemos aprender a vivir con las actuales condiciones de salud, protegiéndonos como recomiendan los expertos y haciendo que los demás también cumplan con las disposiciones.
La actitud positiva de padres y educadores permitirá que el regreso a las aulas sea beneficioso y poco arriesgado para los chicos. Todos deben comenzar a crear nuevamente rutinas como levantarse a tiempo, ingerir los alimentos a la hora indicada, organizar horarios para hacer tareas, practicar una actividad física y descansar.
La Ministra de Educación María Victoria Angulo ha dicho que “El retorno a la presencialidad en el sistema educativo, más allá de ser una orientación y decisión del Gobierno Nacional, es una causa que nos une como colombianos en coherencia con el principio constitucional de la prevalencia de los derechos de los niños y requiere del concurso y concurrencia de todos los actores involucrados de alguna manera en este gran propósito nacional”.