La exitosa actriz bogotana, pero de raíces caribeñas, afirma que nació para la actuación y por eso se preparó.

Por el acento y natural desparpajo cuando encarna personajes costeños, muchos creían que Mabel Moreno era del Caribe. Hasta la enciclopedia libre Wikipedia registra que es barranquillera. Pero no, nació en Bogotá. Eso sí, por sus venas corre sangre costeña. Su mamá, tías y abuelos nacieron y vivieron por mucho tiempo en Barranquilla, ciudad que ella siempre ha frecuentado para compartir con sus familiares, disfrutar del sol, la playa, el ambiente festivo, pero sobre todo los platos típicos del Caribe. Con razón  dice que “todo de la Costa me gusta, desde el calor, el baile hasta la comida”.

Mabel también es muy afinada en el canto, le gusta la literatura, tiene el swing de mujer caribeña en el baile que muchas veces ha demostrado en los videos que monta en Instagram, se ha desempeñado como modelo para importantes marcas; y estudió diseño de modas, profesión que nunca ejerció porque siempre quiso ser actriz.

Por su porte, atractivo físico y escultural figura   la tentaron en una ocasión para que participara en un concurso de belleza pero “eso nunca estuvo entre mis preferencias. Siendo más joven lo hice estando en el colegio, más que todo porque me dejé convencer, pero ya estando allí, me di cuenta que no había vuelta, que yo de reina no tenía nada. Además, me gustaba andar con jeans rotos y la cabellera alborotada. Nunca he sido acartonada. La verdad, ese personaje sí no lo pude interpretar nunca. Soy la reina de mi casa. La única, es Reina Carolina”, apunta con una carcajada.

“Desde que me metí en este camino de la actuación no me he querido salir, ni me saldré jamás”, asegura. Para ello se preparó guiada de la mano de la actriz, dramaturga y productora Laura García, estudió en Nueva York, ha hecho muchos talleres y durante 5 años aumento sus conocimientos con grupos teatrales.

Ha transitado de manera exitosa por seriados, telenovelas y obras de teatro. Gracias a su potencial histriónico ha desempeñado muchos papeles que han dejado huella en producciones como ‘Chepe Fortuna’  en la que hizo de Reina Carolina o Care bagre sacándole más de una carcajada a la teleaudiencia; también en ‘Narcos’ de Netflix, ‘La reina del Flow’ (que le valió el premio India Catalina como mejor actriz antagónica), ‘Diomedes’, La Ley del corazón en la que encarnó a una abogada  y en la nueva versión producida por Telemundo ‘Café con aroma de mujer’.

“Para encarnar a  Reina Carolina me tocaba usar siempre una caja de dientes y hacer muchas muecas, pero me lo gocé muchísimo. Es que el actor debe divertirse también porque uno se mete en el personaje”, apunta Mabel, quien reconoce que arrancarle una risa al público o hacerlo llorar no es fácil. “Generar cualquier emoción es difícil, todo está en que uno lo haga bien”.  

Explica que le gusta tanto la comedia como lo dramático porque “los actores cómicos pueden hacer tragedia, o al revés. En mi caso, trabajando en los dos me lo disfruto”.

Interpretar a Lucrecia Valencia en la telenovela ‘Café’, una mujer sumisa y muy sufrida, le tocó hacer todo lo contrario por lo dramático. “El hecho de pasar de un personaje divertido a uno más conmovedor no quiere decir que a uno le cueste más trabajo desempeñarlo; pienso que para todos uno tiene que hacer su trabajo”.

“Soy muy disciplinada, si  no, no estaría donde estoy. Pienso que el actor que no se toma en serio su trabajo no llega muy lejos. Por mi parte, respeto mucho lo que hago”.

Dice que no tiene definido si le gustan los antagónicos o protagónicos. “Lo mío son papeles, algunos me gustan más que otros, según el argumento de cada uno. Para mí, más allá de que sea antagónico o protagónico es más importante e interesante la historia que estoy contando”.

Gracias a la reapertura de los escenarios, tras la pandemia, por estos días no se cambia por nadie, porque por fin volvió a las tablas para recibir los aplausos del público que tanta falta les hacía a los actores. Se trata de la comedia negra ‘Malas Hierbas’, una producción del Teatro Nacional bajo la dirección de Victoria Hernández, que cuenta también con la actuación de Julio César Herrera y Paula castaño.

Durante el obligado encerramiento Mabel trató mantenerse siempre ocupada. Como amante de la literatura devoró libros, como terapia cogía la guitarra para acompañarse en sus canciones, aunque afirma que lo de la música es simplemente un hobby y que en caso que se decida a grabar algún día tendría que preparase. “¡Es que soy muy impaciente! Quiero que todo sea rápido, al instante”, dice entre risas. Esa falta de paciencia e intranquilidad  la considera como su peor defecto.

“Me gusta estar siempre activa. Si no estoy  ensayando, en casting o respondiendo entrevistas, entonces estoy haciendo contenidos en las redes sociales para las marcas publicitarias que me solicitan. Es decir, nunca estoy de brazos cruzados, me impaciento cuando paso mucho tiempo sin hacer nada”, comenta esta actriz de espesa cabellera rubia. Además de su talento, a Mabel Moreno le elogian mucho su escultural cuerpo que mantiene a punta de largas caminatas diarias y haciendo pilates;  su compañera es una gata, por la que muere de amor, que se encontró en una calle bogotana y adoptó hace 5 años