El títere Aurelio Cheveroni con los otros jueces César Escola, Amparo Grisales y Rey Ruiz, en una de las emisiones de ‘Yo me llamo mini’.
Aquí revelamos detalles de cómo el famoso lobo rojo, que se robó los corazones de los colombianos con sus ocurrencias, logra los ingeniosos movimientos y el esfuerzo físico que implica darle vida al títere.
Aunque la aparición de Aurelio Cheveroni no es nueva en la televisión colombiana, logrando popularidad desde que hizo su debut en 1998 en el programa infantil Club 10, en calidad de uno de los jueces en ‘Yo me llamo mini’ se volvió más famoso. Tanto, que se robó el show todas las noches despertando emociones y risas entre grandes y chicos.
Los 77 capítulos de esta pausa que hizo Caracol Tv dentro del programa de adultos imitadores de ‘Yo me llamo’, cautivaron a la teleaudiencia con el impresionante talento de los 21 niños (escogidos tras un exigente casting), para que demostraran en su actuación interpretando temas de sus artistas preferidos más que todo de leyendas del pop, balada, salsa, rancheras y vallenato.
Pero si hubo un personaje que en la mesa el jurado (integrado por César Escola, Amparo Grisales y Rey Ruiz) logró protagonismo en el programa, con sus ocurrencias y buen sentido del humor, ese fue Aurelio. Hizo las delicias del público con sus oportunos y graciosos apuntes, (aunque a veces se conmovía) lo mismo que sus inquietos movimientos que solo lo lograba paralizar el grandote y temible ‘Búfalo’, cada vez que éste aparecía en el escenario del ‘Templo de la imitación’.
Detrás del famoso lobo rojo está el actor, músico y titiritero Fernando Rojas, quien tuvo que dedicar meses a una meticulosa observación de los movimientos, hábitos, gestos y hasta los aullidos de los lobos antes de darle vida al personaje cuando debutó. Era una mezcla que llamara la atención, que impactara, tanto a niños como adultos. Y así se metió en el corazón de los colombianos.
Dentro de su amplio abanico artístico, Rojas se inventó una ropa distinta para el lobo en cada emisión, los accesorios y hasta sus ‘juguetes’, que sacaba a flote para molestar a Amparo Grisales, a quien además de adularla, muchas veces, no resistiendo la tentación, le metía un mordisco a una de sus piernas cuando las levantaba en plena erizada.
Lo que muy pocos saben es cómo el famoso personaje se movía detrás de la larga mesa, donde ocupó su lugar como cuarto jurado, sin que se le viera el resto del cuerpo.
Con su mano derecha, Rojas manipula el marioneta y con la otra una de las garras; por eso, la otra sigue estática. Para que Aurelio puediera sentirse cómodo y medio moverse de su sitio, debía permanecer metido durante la duración del programa, en un carrito cubierto con un material parecido a la espuma que rueda con balineras.
Pero todo no lo hacía solo, el hermano de Rojas, su asistente, es quien hace que el lobo mueva la cola y logre, en cuestión de segundos, cada vez que se esconde detrás de la mesa, cambiar de accesorios.
Definitivamente es todo un esfuerzo físico que implica darle vida a este icónico personaje; porque no solo es sostener a un títere que pesa e implica mantener con fuerza la muñeca, sino cambiar el tono de su voz y lanzar sus apuntes graciosos que hacían soltar más de una carcajada tanto a los concursantes que pasan por el ‘Templo de la imitación’ como el jurado.
De fuentes cercanas a la producción televisiva, se supo que el canal ya está planeando utilizar el formato de ‘Yo me llamo mini’, que concluyó el martes, para un programa completo.