Vida Cultural / 27 de junio de 2020

Una luz en el camino para eventos culturales

Jean Carlos Centeno fue el primer artista en Colombia en hacer un concierto virtual pago.

Patricia Escobar

En el fin de semana del Día del Padre se ofrecieron una serie de conciertos en vivo, pero virtuales, que iban desde los gratuitos hasta los pagos, y en esta modalidad, desde los muy económico hasta los costosos.

Y es que, con un panorama oscuro y sobre todo incierto para los artistas de la música, buscar nuevas formas de estar presentes, y de alguna manera, ganar algo de dinero se ha convertido con la pandemia, en otra de sus necesidades vitales en el medio.

Monetizar los conciertos que ya los artistas han venido haciendo en sus plataformas personales se ha convertido en una alternativa para sacar de la crisis el mundo del entretenimiento.

La idea de emitir conciertos por internet y ganar dinero, aunque lo parezca, no es nueva. Hace siete años, por ejemplo, se promocionaba con bombos y platillos Stageit.com como una plataforma perfectamente diseñada para no sólo para emitir conciertos con tu propio portátil sino todo tipo de acontecimientos que surgieran alrededor de tu grupo o producto. Dicho de otra manera, estábamos ante la mejor “sala de conciertos online” que te iba a permitir interactuar en línea con tus fans a través de espectáculos en vivo y monetizarlos para ganar dinero con ellos”.

Hoy en el universo hay una serie de posibilidades. Hay plataformas de streamings que permiten realizar eventos gratuitos de ver, como Twitch, YouNow, Mixer, Caffeine, Periscope y Youtube Live, y hay plataformas que ofrecen una experiencia más cercana a shows en vivo, en términos de capacidad de cobrar a los visitantes para tener acceso al streaming. Entre ellas, Crowdcast, Run The World, Moment House, y Stageit. Estas son plataformas de video.

Rolando Ochoa en otro concierto virtual al que se accedió pagando.

Pero hay que tener claro que para monetizar un concierto se necesitan dos plataformas más: una que podría llamarse la plataforma madre, que es la de gestión del evento y que va conectada con la segunda plataforma, la transaccional. Digamos que la primera de estas garantiza tu puesto y exclusividad, y la segunda recauda el pago de tu boleta.  

Los artistas han comenzado a incursionar seriamente en el tema. El sábado 9 de mayo del año de la pandemia, será la fecha que los españoles recordarán como el día en que se celebró el primer concierto online a puerta cerrada de pago, en el que los espectadores consignaron 7 euros por ver a Stead el Violinista Rebelde, proyecto liderado por Jorge Guillén.

El artista, poco conocido, fue el primer conejillo de indias de esta adaptación forzosa al streaming. Y en principio, hubo éxito. Casi demasiado, incluso: el sistema del portal Vuvuzela colapsó por el aluvión de espectadores, y hubo que derivar a parte de ellos al canal de la plataforma en YouTube. Lo mismo sucedió con el concierto de Paola Jara y Jessi Uribe.

En Colombia, el primero en medírsele al asunto fue Jean Carlos Centeno, artista vallenato por el que los espectadores han llegado a pagar hasta un millón de pesos para verlo en tarima, y en este experimento que, resultó exitoso, sólo pagaron 15 mil pesos.

Equipo de producción y técnica de La Caja de Música.

Quien posibilitó esto fue un trío de jóvenes empresarios de Valledupar: Camilo Daza Quintero, de La Caja de Música; Carlos Mario Barranco, ingeniero de sonido de Silvestre Dangond, y Brayan Cuadrado, productor audiovisual. Los tres han tenido que adaptarse a las nuevas exigencias de hacer un excelente show para televisión que conecte al artista con una masa que no ve, y a los espectadores con unos artistas en vivo. A ellos se unión el Mono Montero para la comercialización.

Ya llevan cuatro exitosas experiencias y tienen artistas para presentar cada quince días hasta que finalice este año. Han sido número uno en tendencias los días de los conciertos exclusivos de artistas vallenatos y la oportunidad para mantener vigentes a nuestros artistas, y para que los mismos alivien las necesidades económicas en tiempos donde no se permiten eventos con más de 30 personas.

“Estamos creando una conexión entre el artista y el público y hemos tenido que dejar en nuestras bodegas muchos de los equipos que tenemos porque aquí no es mejor el que más luces o video coloque, si no quién los coloque adecuadamente según el formato. Igual ha sucedido con las cámaras. No estamos haciendo un circuito cerrado, estamos llevando una experiencia. También evolucionamos en el audio, porque las mezclas para televisión son distintas”, asegura Daza Quintero.

Para él, el reto de esta nueva forma de llevar conciertos al público está en la plataforma madre o plataforma de gestión, porque las transaccionales y de video funcionan muy bien, tienen historia, hay experiencias previas.

En Barranquilla Book Media, con cuatro de años en el mercado de la Costa y transmisiones audiovisuales tan exitosas como el Festival de Orquestas 2020, y Mérito Empresarial, por solicitud de varias empresas que querían monetizar sus eventos a raíz de la pandemia, abrió una unidad de negocios denominada Connecta Eventos en Líneas que desarrolló una plataforma propia que permite, no solo transmitir el evento, sino que también tiene una “pasarela” de pago que garantiza la exclusividad para quienes pagaron por estar en el auditorio virtual. Su primera experiencia en este sentido fue con el concierto de La Charanga del Sur.

Cualquier persona o entidad que en el país reúna las condiciones técnicas para transmitir un evento puede hacerlo puesto que esta empresa barranquillera genera streaming y en la actualidad tiene la plataforma para garantizar la monetización.

Con estas nuevas plataformas se abre una luz de esperanza para el mundo de la cultura que va más allá de los conciertos, y aunque el mundo se “abra a la normalidad”, van a seguir activas y creciendo porque por mucho tiempo más los eventos culturales se resistirán a las grandes aglomeraciones.

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