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Su principal compuesto es el ácido acético, famoso por sus propiedades antisépticas y desinfectantes, pues funciona como un detergente que ayuda a despegar y disolver la suciedad.
Las investigaciones revelan que el popular vinagre que hoy hace parte de nuestra canasta básica fue descubierto de manera accidental hace unos 10 mil años, durante la producción artesanal de las primeras bebidas alcohólicas en el Imperio Romano, cuando se presume que se hizo evidente el poder de conservación.
Casi cualquier cosa que tenga azúcar o almidón y que se fermente puede llegar a producir vinagre, que en esencia es ácido acético diluido. Tradicionalmente se ha extraído de los toneles de la producción del vino que, en el proceso de almacenamiento, se ponía malo o se agriaba. De allí el origen etimológico de la palabra: vinum acre (vino agrio). Con el tiempo se fueron desarrollando diversos tipos:
Vinagre blanco: Se hace de la fermentación de la caña de azúcar y es el que tiene más sabor y fuerte aroma, por lo que es el más diluido. Aunque se usa en gastronomía, es parte de la materia prima de numerosos para el asesor del hogar. Se puede usar para lavar la ropa de color y devolverle la intensidad a los tonos. También sirve para limpiar los muebles del baño, y combinado con agua caliente puede quitar restos de pegamento. Los objetos oxidados cobran vida si se sumergen en este compuesto.
Vinagre de manzana o de sidra: Es muy popular en la cocina europea, en la elaboración de vinagretas. En el hogar es útil para limpiar superficies de baños y quitar el mal olor en las alfombras, y en belleza se usa para reducir el acné y en el cuidado del cabello, al que le aporta brillo y sedosidad.
Vinagre de vino: Es el más popular y es ideal para marinar carnes y el de vino blanco en ensaladas. En el hogar, se puede usar en el cuidado de su jardín, pues si se rocía sobre las platas evita plagas. También se usa como sellador antes de pintar paredes.
Vinagre balsámico: Este se hace a partir de la uva azucarada. Tiene un color oscuro y sabor fuerte y es el favorito en la cocina italiana. Es el más costoso pues su maduración va de los 12 a los 25 años. Su uso se centra en la gastronomía.
Vinagre de arroz. Este es el más suave y es el favorito de la cocina tradicional japonesa, especialmente en la preparación de sushi y verduras al vapor. Su consumo regular mejora el sistema inmunológico, ayuda a disminuir el envejecimiento prematuro, mejora la capacidad de absorción de nutrientes y cuida de la flora bacteriana.
Vinagre de Jerez: Se labora a partir de los vinos de Jerez, en Cádiz, España, y es el que tiene el sabor más fuerte y es de color oscuro. Se usa de forma común en la gastronomía, especialmente en la cocina española
Para que el vinagre sea más efectivo como desinfectante se le puede combinar con productos como el limón, el romero y el bicarbonato. Estos son los ingredientes que hay que mezclar, y luego distribuir con un trapero o mopa: