Pegar, coser, cambiar de color y la zuela hasta ponerlos como nuevos es el trabajo de los zapateros.
Fueron populares en los sectores residenciales de la Barranquilla de antaño, pero hoy muchos que realizan ese trabajo se resisten a dejarlo, más aún cuando el Sena tiene entre sus programas un curso de zapatero.
Uno de los oficios que poco vemos en Barranquilla y que constituyeron un aspecto importante en la vida de las personas en las décadas los 60 y 70, es sin lugar a dudas el del zapatero que, aunque muchos no lo crean, sigue vigente y presente en nuestro medio.
Quizás no exista un zapatero en cada barrio de Barranquilla como lo fue en épocas pasadas, pero sí es posible encontrarnos con la misma disposición y entrega para el trabajo como entonces, en las llamadas ‘remontadoras de calzado’. De hecho el Sena ha impulsado la capacitación de confección de calzados que le permite al aprendiz, emprender igualmente en la reparación de los mismos.
Los zapateros eran personajes tan importantes del pasado como lo era la modista, la enfermera, el barbero o la partera, en especial en los barrios populares de Barranquilla y otras ciudades del Caribe colombiano.
Pero al igual como pasó con otros personajes u oficios, estos fueron desapareciendo o desplazándose por cuenta de los avances de la vida moderna.
Dialogamos con uno de estos personajes, de muy grata recordación, quien ha llevado su oficio al conocimiento de los demás miembros de su familia, que nos hablaron de su trabajo.
Se trata de Miguel Salomón, quien desde hace muchos años tiene un puesto en una de las aceras de la carrera La Paz, en el Centro de Barranquilla.
Hasta donde Miguel llegan transeúntes a los que los zapatos ‘lo dejaron en la calle’ como se dice popularmente cuando uno de los calzados se despega o se rompe.
Miguel tiene una experiencia en el oficio de toda la vida, según dice, y el oficio lo aprendieron su esposa y sus tres hijos, uno de ellos ya fallecido.
Pero además de transeúntes, llegan personas que trabajan cerca del sitio, y que ya lo conocen, y otras personas que lo han visto en alguna de sus visitas al centro.
“Yo atiendo aquí en el puesto, hay personas que me dejan los zapatos porque los traen de sus casas, y regresan por ellos cuando yo los digo que pasen. Si no los arreglamos aquí mismo”, asegura.
Su esposa Saida trabajó con él algún tiempo, pero ahora se ocupa en otra actividad cerca del lugar. Su hijo Elkin trabaja haciendo domicilios en las calles de la ciudad por donde transita cada día pregonando su oficio. En ocasiones llega en la tarde al puesto y ayuda a su papá.
Su hija Mary, quien es madre soltera, llega al puesto de su padre y trabaja con él después de llevar a su pequeño hijo a la escuela. Ella se queda con Miguel todo el día, inclusive, cuando el niño sale de la escuela se queda con ellos en el local.
La imagen como trabajadores, de Miguel y su familia es positiva entre clientes pues hacen un buen trabajo, no en vano es el oficio al que se han dedicado siempre, lo que les ha dado para vivir.
“Yo le he mandado a arreglar zapatos muchas veces a Migue y pa´ qué trabaja muy bien, de hecho a varios de mis clientes los he recomendado cuando tienen un percance con sus zapatos”, asegura Edwin Ruiz, quien administra un negocio cerca del local de Miguel.
Pero los zapateros además de calzados, reparan otros artículos de cuero como maletas, bolsos y cinturones, y es frecuente ver estos artículos en sus puestos de trabajo.
Y aunque el zapatero que se conoce como ese personaje familiar de antaño de los barrios populares se dedica especialmente a reparar estos artículos, muchos de ellos están capacitados para, no solo arreglarlos, sino para fabricar zapatos y plantillas.
Por eso cuando se indaga por una definición de lo que es un zapatero, los buscadores nos los describen como la persona cuyo oficio es la fabricación y reparación de calzado.
El Sena en Barranquilla ha incluido en su carpeta de cursos para la creación de empresas por parte de sus aprendices, el curso de confección de calzado, que de acuerdo con su presentación, capacita al estudiante para diseñar y fabricar zapatos.
Los zapateros fueron y son de gran ayuda para mantener los zapatos útiles con el paso del tiempo, muchas veces esos zapatos que ya uno cree cumplieron su ciclo de vida útil, vuelven a estar relucientes y servibles, por mucho más tiempo, después de pasar por las manos de un buen zapatero.
Martillos, tachuelas, cuchillo, goma tipo bóxer, agujas, hilo especial para cocer calzados, lija y otros utensilios hacen parte de los elementos que se encuentran en el sitio de trabajo de un zapatero, que este usa de manera magistral para darle el mejor acabado a su trabajo.
¿Cuáles son las herramientas que debe usar un zapatero? El clicker: Es utilizado para cortar las piezas que son en cuero y siguen un patrón, modelo y talla del mismo. En el caso de las suelas fuertes o tacones se emplean las cuchillas y cuando se trata de pieles o empeines, se usa un fleje con cuerdas de acero.