Decoración / 12 de agosto de 2023

Consejos para que sus manteles y servilletas duren más

Rosario Borrero

Consejos prácticos para lavarlos, desmancharlos, plancharlos y guardarlos para que luzcan impecables con el paso de los años.

Manteles, caminos de mesa y servilletas hacen parte de la mantelería,  la ‘ropa’ con la que vestimos nuestra mesa y que la hace lucir más elegante o acogedora. Son accesorios que necesitan un cuidado especial, teniendo en cuenta que por lo general están hechos con materiales muy finos o delicados como linos, olanes, algodones, sedas y poliéster, entre otros, con encajes, bordados, pinturas a mano y tejidos, entre otras intervenciones textiles que ameritan nuestro esmero para que no se maltraten y perduren con el paso de los años. Sin embargo, por su uso, es muy fácil que se manchen y se laven muchas veces, ya que estos pueden estar puestos todo el tiempo aunque la mesa no esté en uso y tan sólo el polvo del ambiente los ensucia. No olvidemos además que las servilletas, por ser para limpiar boca y manos al momento de comer, es común que tengan manchas difíciles como grasa o vino, que con lavado adecuado se quitarán. Por esto, en esta edición MiREDvista te trae una lista de consejos prácticos para lavar, desmanchar, planchar y guardar tu mantelería para que esta luzca impecable con el paso de los años:

1. ¿Manchas en el mantel? ¡Corre a quitarlas!

Ante una mancha difícil hay que actuar con rapidez para que no se fije o solidifique en el tejido. Si se trata de manchas de grasa, procura limpiarla inmediatamente humedeciendo un trapo con detergente, ya con el lavado final se remueve por completo. Si ya es demasiado tarde, lo aconsejable es usar un producto quitamanchas antes de lavar.

2. Es mejor prelavar

En general, se recomienda prelavar las prendas para ayudar a “deshacer” las manchas. Se aconseja que el prelavado se realice en agua fría, y aplicando un producto quitamanchas en los lugares concretos en los que haya suciedad.

3. Cuidados del algodón y del poliéster

Depende. Si tenemos una mantelería es 100% algodón lo recomendable es lavarla a mano o en ciclo delicado en la lavadora, a una temperatura máxima de 30ºC, sin detergentes abrasivos o blanqueadores, sino empleando un jabón suave. Al momento de secarla procura hacerlo colgada a la sombra o en secadora, pero ciclo suave y el planchado, sólo si es muy necesario, en tibio y por el revés. También pueden ser telas en combinación como poliéster y algodón, a las que les puedes dar el mismo trato mencionado. Ahora, si hablamos de mantelería con telas de puro poliéster, también se deben lavar de preferencia a mano, no exprimir para nada y planchar a temperatura tibia por el revés. 

4. Mejor con agua tibia

El agua fría y el agua tibia son ideales para el prelavado, y para lavar prendas que no tengan manchas. En manteles con encaje o tiras bordadas, es preferible lavar siempre con agua fría. De este modo evitaremos que se estropeen los adornos textiles. Pero en sentido general prefiera el agua tibia al lavar su mantelería pues ayuda a desinfectar los tejidos e intensifica la acción del detergente. Pero, ojo, hablamos de agua tibia, no muy caliente porque si se pasa de temperatura puede causar desteñidos o que se encoja la tela. Además, si estamos ante una macha “vieja” o que lleva varios días sobre el tejido, se corre el riesgo de fijarla aún más.

5. ¿Qué detergente usar?

Lo primero que hay que tener claro es que usar más cantidad de detergente no es sinónimo de lavar mejor. De hecho puede ocurrir que ante un exceso de ese producto las prendas queden como sucias, a veces desteñidas y con algo de mal olor. Es muy recomendado usar detergente líquido, pues se disuelve mejor en el agua que en detergente en polvo, y es adecuado para prendas delicadas y de color. El detergente en polvo es más económico y eficaz contra las manchas, pero requiere de una temperatura superior a 30 grados para que pueda disolverse bien y mezclarse con el agua. Por este motivo, el detergente en polvo es conveniente para manteles de algodón y prendas blancas. Y en cuanto a las servilletas de tela, por higiene deben ser muy bien lavadas con jabón suave antibacterial.

6. Poco suavizante

El uso de suavizante no es bueno para el medio ambiente, pero sí es recomendable para que las prendas tengan un aroma agradable y facilitar el planchado. Procure usar la cantidad adecuada.

7. Seque mejor al aire libre

Aunque hoy en día los electrodomésticos están pensados para proteger los tejidos, es preferible secar los tejidos al aire libre. Ahora bien, secar la mantelería en la secadora tiene dos ventajas: salen menos arrugas y el planchado es más fácil. Sin embargo, si su mantel, servilletas y/o camino de mesa lleva bordados o encajes no se deben secar en secadora. Se recomienda que una vez lavadas, se escurran con cuidado para eliminar el exceso del agua, y luego se dejan secar al aire.

8. Cuidados del planchado

El algodón natural, como el que se utiliza preferiblemente en la ropa de cama, se plancha con facilidad a alta temperatura (nunca la máxima) y en pasadas rápidas y uniformes. Para hacer más rápida la tarea, se puede pulverizar el tejido con unas gotas de agua destilada o agua de planchado. Si se trata de manteles con bordados o encajes, lo ideal es regular la temperatura de la plancha y ponerla a pocos grados. El encaje se puede planchar del revés, deslizando con suavidad la plancha para evitar que el encaje se rasgue.

9. Guarde en un lugar cerrado y seco

La mantelería debe guardarse en un lugar seco, alejado del polvo y de la humedad. Si se trata de un mantel blanco, guárdalo en una tela o bolsa de color azul. De este modo la luz no traspasará al tejido: no saldrán manchas y no perderá su blancura. En el caso de los manteles de fiesta, que suelen permanecer almacenados durante mucho tiempo, lo ideal es guardarlos en un lugar cerrado, en el que no entre la luz.

10. Manteles sin dobleces

Un truco sencillo para mantener la mantelería en armarios y cajones sin que se hagan dobleces consiste en envolverlos en torno a un tubo largo de cartón. Puedes usar los tubos sobrantes del papel de aluminio o el papel absorbente de cocina. Solo tendrás que doblar el mantel por la mitad y, una vez tengas la tela plegada de manera alargada y estrecha, ir enrollando alrededor del tubo. Podrás guardarlo vertical u horizontalmente: ¡y listo!

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