Se trata del octavo libro de la autoría del escritor, periodista y docente Carlos Polo, el cual gira en torno a la huella de los sacerdotes educadores en Colombia y su llegada al Caribe colombiano.
El eudista y el antihéroe: crónica de un viaje que no termina se convierte en el octavo libro que publica el autor barranquillero Carlos Polo. Esta vez el cronista, poeta, cuentista y novelista, se adentra en un género y un formato poco conocido para él, la obra investigativa y académica.
Carlos Polo ejerce hoy como docente del programa de Comunicación Social de Uniminuto, rectoría Caribe, y del programa de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma del Caribe.
Contada en clave de crónica histórica y periodística, esta obra está narrada desde la estructura clásica conocida como El viaje del héroe, ideal para una relato que se inicia con un largo viaje y que tiene como hilo conductor, como espina dorsal, el camino emprendido por un misionero desde el continente europeo hasta la en ese entonces naciente república de Colombia. Un sacerdote que luego volvió a casa revestido con el aura de héroe por lo vivido y hecho en tierras lejanas, en yuxtaposición, o como un juego de espejos y paralelismos demarcados con un antihéroe postmoderno encargado de contar la historia.
Este libro consta de 94 páginas en las que se aborda de manera literaria y poética la llegada de los sacerdotes educadores pertenecientes a la congregación de Jesús y María a Colombia, el 1 de diciembre de 1883.
Se trata de una crónica histórica que consta de 4 capítulos, 22 intertítulos, 5 perfiles biográficos de célebres Eudistas, una entrevista con el padre Diego Jaramillo, actual presidente de la Organización Minuto de Dios, definitivamente no es una obra convencional.
El autor se vale de la autoficción, de los datos históricos e investigativos, para crear un artefacto estético único y original, que no es más que un profundo viaje a bordo de sí mismo, una reflexión acerca del duelo, la muerte, el dolor, en consonancia sincrónica con la historia central de los sacerdotes Eudistas que pisaron por primera vez tierras colombianas, sobre sus innumerables logros sociales, al fin de cuentas, esta obra no es más que la historia de un viaje que no termina.
Esta obra no es más que una mirada particular, subjetiva y no canónica, de este hecho histórico. Se centra en los hechos cronológicos desde una perspectiva disruptiva. El autor echa mano de la estructura dramática clásica del Viaje del héroe, en este caso, un héroe espiritual, pedagógico, histórico, el sacerdote Teodoro Hamón y un antihéroe postmoderno que realiza su propio viaje personal e introspectivo mientras sana un dolorosísimo duelo.
El texto es un juego de espejos, de paralelismo entre la historia del padre Hamón y el hablante narrativo del relato. El viaje del héroe está representado en la partida desde Francia del padre Hamón para enfrentar innumerables pruebas en la naciente república y su regreso a casa después de este camino transformador. Héroe y antihéroe posmoderno se tocan en esta trama, se miran a través de esta cronotopía disruptiva, el antihéroe-profesor encuentra en el desarrollo de esta investigación su propio camino de vuelta a casa, su propia transformación después del dolor, su propia sanación del duelo, en el ejercicio investigativo, en el ejercicio pedagógico.
La obra es una crónica histórica, para también es un reportaje personal, un ejercicio periodístico mezclado con una autoficción comedida, que le da un matiz novelístico, la obra en sí no es más que un puzzle, un cubo Rubik, un juego de formatos transgresor y lúdico, que invita a la experiencia de la transformación, al conocimiento de la historia de una congregación religiosa responsable de toda la arquitectura inicial de la educación en Colombia y de una profunda transformación social.
La chispa que encendió esta hoguera fue la acertada orientación del sacerdote Germán Gándara, rector Caribe, y el director de Investigación de la Rectoría Caribe, Pablo Palencia, quienes sembraron la simiente que daría pie a una conflagración controlada. Y entregaría un merecido reconocimiento a los investigadores Javier Saltarín y Carlos Polo, quienes se sumieron en la búsqueda de claridad y de respuestas sobre el importante viaje de los sacerdotes Eudistas que se emprendió en los años 1800 desde Francia.
La investigación Las huellas de los sacerdotes educadores en Colombia y su llegada al Caribe colombiano resultó ganadora de la convocatoria de Investigación del PCIS de Pastoral e Identidad MisionaL de Uniminuto, además dejó como resultado dos interesantes proyectos creativos: el libro y un documental en el que se cuenta la historia del camino de los sacerdotes que le dieron forma y crearon la arquitectura de la educación colombiana, además de innumerables obras sociales. Esta es la historia de un viaje que no termina.
Este, más que un libro, es un viaje, una experiencia transmedial, una declaración de intenciones, una crónica histórica, un relato de autoficción, un reportaje personal, un ejercicio investigativo y periodístico abordado desde una perspectiva original y disruptiva, que toma una enorme distancia de las formas tradicionales como se ha venido contado esta historia.
Esta obra ofrece nuevas posibilidades estéticas y sensoriales desde otra orilla del pensamiento. Porque no solo se trata de un nuevo manejo estructural y estético, también se trata de otras herramientas sensitivas como formato documental que va en sincronía total con esta obra, la experiencia transmedia que ofrece variedad en la experiencia. En el libro hay un código QR que ayuda a potenciar la experiencia lectora unificando sonido, imágenes en movimiento, ilustraciones, canciones, entrevistas para acercarse a una experiencia de realidad aumentada, entre otras posibilidades que se pueden explorar gracias a las nuevas tecnologías disponibles