Los artistas Carla Celia y Joaquín Botero hacen una pausa luego del montaje de su muestra ‘Volare’ que es presentada virtualmente desde la galería la Aduana .
Carla Celia y Joaquín Botero presentan 14 esculturas aladas en la Galería de la Aduana.
Después del éxito de la muestra Deidades y Leyendas presentada el año pasado y en la que rendían tributo a la mujer, a esa figura femenina que inspiró a grandes juglares del Magdalena Grande, la arquitecta Carla Celia y escultor Joaquín Botero empezaron a cranear lo que sería su próximo trabajo escultórico. Habían pensado en la libertad y que la mejor forma de expresarla era incluyéndole alas a sus esculturas. Tal como sucedió.
Cuando estaban terminando la primera escultura, que iba a ser parte de las 14 que conformarían la exposición que lanzarían con coctel e invitados, ya el coronavirus había empezado a revolotear. Al comienzo, los dos artistas miraron con escepticismo la llegada del virus por estas latitudes, pero después lo tomaron como una coincidencia, como algo premonitorio, de buen augurio para su trabajo. Porque “las alas significan libertad, son para volar y es el sentir del alma que se libera”.
Fue así como empezó la historia de la exposición Volare como así también se llama la recordada canción grabada en la voz del inolvidable italiano Domenico Modugno, cuya primera estrofa en español dice así:
Creo que un sueño como este nunca vuelve/ me pinté las manos y la cara de azul/ entonces, de repente, vine del viento secuestrado/ y comencé a volar en el cielo infinito…
La muestra virtual de figuras aladas, que ya fue presentada vía Youtube en el Museo Bolivariano de Santa Marta, ha dado mucho de qué hablar y que estará en la galería de la Plaza de la Aduana de Barranquilla hasta el próximo mes.
Las obras, que fueron hechas con resinas intervenidas y técnicas mixtas, evocan rostros con sutiles miradas, que intenta hablar, es un tributo a la expresión muda.