Lo último / 6 de julio de 2024

Viejo hotel del centro de Barranquilla en el que vivió Gabo, lo honra en su decoración

Desde la recepción del hotel visitantes y huéspedes pueden observar la influencia de García Márquez en el lugar.

Miguel Utria

Al igual que otros establecimientos, el Hotel San Nicolás Colonial respira un nuevo aire que lo proyecta como un espacio para la cultura, la historia y el turismo.

Quizás muchas veces hemos caminado por el callejón de la 33 con 42, en pleno Centro de Barranquilla, y hemos notado que de un tiempo para acá está cambiado, pues cada vez son más ventas estacionarias que se han reubicado esa callecita por lo que muchos transeúntes pasan por ahí a toda hora mientras hay actividad comercial.

Esto podría no ser algo de extraordinario. Sin embargo hace unos años, y durante mucho tiempo ese pasadizo era un caos en cuanto a ocupación de espacios, no había mucha actividad y parecía más un tugurio que un sector comercial de la ciudad.

La fotografía del Nobel es enmarcada con las famosas mariposas amarillas de su obra.

Tras varias intervenciones de las administraciones de la ciudad y con el concurso de los comerciantes líderes del sector, se han recuperado espacios para reubicar las ventas, darle orden y abrir nuevas opciones a visitantes del distrito central.

Una de las cosas que ha traído esta recuperación del Distrito de la ciudad es la restauración de fachadas de edificios y locales comerciales que por muchos años estuvieron ‘borrados’ debido a ese desorden que ahí abundaba.

Hoy la visibilidad de esas fachadas constituye un atractivo y le dan una nueva imagen al sector, que lo hacen digno de visitar y preciar.

El San Nicolás Colonial conserva el estilo colonial del inmueble es uno de los principales atractivos del mismo.

Uno de esos sitios es el actual Hotel San Nicolás Colonial, antigua Residencias Nueva York, que encierra historias, muchas de ellas plasmadas en la obra literaria de Gabriel García Márquez.

Justamente el Nobel hace parte de las historias que encierran esas paredes, pues en su época de periodista joven, en la década de los 50, mientras laboraba en El Heraldo, que se ubicaba cerca de allí, ese era su sitio de descanso por las noches.

LA RUTA DE GABO

De hecho una de las apuestas de los actuales propietarios del inmueble es convertir el sitio en un lugar de encuentros para recordar anécdotas, revivir la historia y recorrer la ruta del autor de ‘Cien años de soledad’ en la ciudad de Barranquilla, de la que quisieran que ese sitio hiciera parte, de manera oficial, pues en la actualidad algunas entidades así lo registran, mas no el sector público liderado por el Fondo Nacional del Turismo (Fontur).

Ingresar al hotel es encontrarse con una verdadera galería de pinturas y fotos que evocan los momentos vividos por el Nobel desde sus inicios en el periodismo, encuentros con sus amigos, la intimidad con su labor como escritor y el momento en que le fue entregado el galardón como nobel de literatura en el año 1982, en Estocolmo.

Murales que cuentan los pasos de García Márquez en uno de los pasillos del hotel.

La administradora del San Nicolás Colonial es Rosse Mary Navarro, una joven que se ha dado a la tarea de estudiar la historia de García Márquez, en especial en su paso por el Hotel, para contarle a cuantos llegan a sus instalaciones atraídos por ese hecho o tras notar la cantidad de elementos que contienen sus paredes relacionadas con el escritor.

Esa cualidad de la joven administradora la comparten además de otros empleados del hotel su gerente general, Javier Eduardo Tatis, quien asegura que el deseo de ellos es lograr que todo el centro de Barranquilla sea un destino turístico, y en eso se han empeñado líderes de comerciantes de la mano de la Administración Distrital.

“Esto más que hotel era un hostal, y como García Márquez, era un hombre humilde se quedaba aquí, pagaba un centavo por noche, y cuando no tenía con qué pagar, le dejaba al portero parte de sus escritos como prenda de garantía de que al llegarle el pago de su trabajo cancelaría la deuda que se acumulara hasta esa fecha”, cuenta la joven administradora.

Así de colorido luce hoy uno de los callejones del sector aledaño a la plaza San Nicolás.

Los archivos periodísticos de la ciudad conservan las noticias de un incendio registrado en el Hostal Nueva York, en el año 2014, que lo dejó devastado, solo sus fuertes paredes y el piso de mosaico resistieron el embate del fuego que destruyó el otrora ‘rascacielos’ de la ciudad como  era conocido por ser en ese entonces el edificio más alto de Barranquilla conformado por tres pisos.

ÍCONO DEL CENTRO

Javier Eduardo, quien es el heredero de la propiedad adquirida por sus padres, asegura que tras analizar la situación que entonces tenían frente a sus ojos, decidieron invertir en la recuperación de su negocio familiar, pero conservando la estructura original que es de estilo colonial.

“Cuando se le apuesta a su recuperación se decide cambiarle el nombre por el de Hotel San Nicolás Colonial, conservar la parte de la estructura física que sobrevivió al incendio,  e imprimirle ese sello característico que hoy tiene, relacionado con el nobel y darle una nueva dinámica a nuestra actividad comercial.

En ese sentido se piensa en la promoción del sitio como atractivo de tipo cultural y académico, para lo que se invita a que estudiantes con sus profesores visiten el lugar y escuchen la historia que encierran esas paredes.

“La idea que esto se convierta en un hotel-museo, y en eso esperamos la colaboración de la alcaldía. Queremos que este sea un espacio de experiencias donde los estudiantes vengan, que cuenten con salones interactivos con la vida y obra de Gabo, y que lleguen muchos turistas. La idea es darle un vuelco total al centro que se convierta en un sitio atractivo para todos, tanto turistas como habitantes de Barranquilla”, afirma Javier Tatis.

Por ser en su momento un hostal en pleno centro, gran parte de los huéspedes eran comerciantes y prostitutas que trabajaban cerca de allí, con estas últimas el nobel llegó a tener mucha empatía que le permitieron conocer historias posteriormente plasmadas en una de sus obras: ‘Memoria de mis putas tristes’.

Además de los murales con fotos y pinturas de Gabo, las habitaciones del hotel tienen nombres, los cuales hacen referencia al inventario de las obras del autor.

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